OJOS MEJORES …

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OJOS MEJORES…

Leopoldo Lugones, pedía “ojos mejores para ver la Patria”; soy más amplio, porque pido “ojos mejores para ver las cosas”; ante todo, ojos sanos que no proyecten en las cosas nuestras porquerías, como sucedió en España cuando transformaron a don Quijote y a Sancho en una pareja de homosexuales, en la cual el escudero cumplía la función activa y el caballero, la pasiva y lo mismo se extendía a los animales, en cuyo ámbito el asno se la daba al pobre Rocinante.

Hoy, en la Misa de la Capilla, escuchamos el Evangelio según san Lucas, donde aparece una gran figura: el centurión de Cafarnaún que envía a unos ancianos a pedirle a Jesús por la salud de un siervo suyo enfermo de gravedad. Cuando Cristo se acercaba a la casa, envió el centurión a unos amigos a decirle: ‘no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo. Mándalo de palabra y quedará sano mi criado. Al oír esto Jesús quedó admirado de él y dijo a la muchedumbre que lo seguía: ‘Os digo que ni en Israel he encontrado una fe tan grande’. Cuando los enviados volvieron a la casa, hallaron al siervo sano” (7, 6/10). Por desgracia, los días de semana fray Pedro no predica.

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Luego, comentaré la interpretación publicada en la revista “Criterio”, oficialmente católica, del pasaje.

Pero antes, debo señalar las etapas de la misma. Fundada en 1928 en los ámbitos de los Cursos de Cultura Católica, fueron directores en 1929 Tomás Casares y en 1930/1, Enrique Osés. Desde 1932 a 1957, Gustavo Franceschi.  Desde 1957 a 1975, el  después cardenal Jorge Mejía. Desde allí hasta 1995 Rafael Braun y desde 1996 a la actualidad, José María Poirier.

Ortodoxa en los comienzos, fue democristiana en tiempos de Frnceschi y su liberalismo y heterodoxia se incrementaron con el paso del tiempo. Su posición en el debate acerca del divorcio dio lugar a una carta abierta de Carlos Marx al Pbro. Rafael Braun, su discípulo. 

Desde el círculo infernal en el cual se encuentra, reservado a los enemigos de Dios, seguidores del “odio a todos los dioses” de Prometeo, se enteró de un reportaje de una tal Magdalena, una mañana de octubre y las respuestas de Braun, alimentaron la soberbia de quien escribió “El Capital”, pero que “nunca se hizo un capital” según lo acusó su progenitora; y le confiesa: “He tenido y tengo discípulos clericales, pero en general han tenido dificultades con la Iglesia. Pero un discípulo como vos, director de la revista ‘Criterio’, y encargado de la pastoral universitaria, es un lujo para mí. No se trata de ovejas sin pastor, sino de ovejas encerradas junto con el lobo dentro del redil”.

El tema era el divorcio; algunos obispos recordaron a los diputados algo elemental: los católicos debían actuar como tales y no podían apoyar el divorcio vincular. “Pero ante el ¿por qué? de Magdalena, viene tu respuesta, magistral concreción de las categorías que yo delineara en “El Capital’. La Iglesia está dividida: por un lado, existen obispos pertenecientes a provincias pobres, a regiones atrasadas, a una Argentina tradicional; por otro, los obispos que se callaron la boca y los que se pronunciaron en contra de todo recordatorio, pertenecen a otra Argentina, más rica, dinámica y progresista”.

¡Bien Rafi! La infraestructura económica genera las superestructuras políticas, jurídicas y religiosas, el atraso y la pobreza, obispos con mentalidad feudal; ellos personifican la ideología que segrega una economía primitiva, en tanto, el muy atildado monseñor Laguna, es una marioneta generada por un capitalismo económico más desarrollado.

Sin que nada te preguntaran elogiaste a Juan Jacobo Rousseau, mi antecesor: todo es materia de sufragio. La verdad, el bien, la justicia, la familia, la patria… se votan.

Un retrógrado Bernanos exclamó un día: “seré fusilado por sacerdotes bolcheviques que llevarán el contrato social en el bolsillo”. Aunque vos no fusiles a nadie, más allá de tus modales burgueses, tienes el “Contrato social” y “El Capital” en el cerebro. Tu papel no es fusilar, no sos Camilo Torres, sino Rafi Braun.

“Para nuestros planes es muy útil que permanezcas en la Iglesia. En la tarea de autodemolición sos muy eficaz”. 

“Ya nos veremos. Me encuentro en el círculo de los enemigos de Dios. Si perseverás en el camino emprendido te espera un lugar en otro cercano, pero más próximo al abismo: el reservado a los traidores. Tuyo. Carlos Marx”.     

Pero la revista está todavía peor y se negó a publicar un comentario de Juan Carlos Jesús Cardinali, que finalmente salió en “Gladius” n° 108, sobre un libro canallesco de Sebrelli, uno de los fundadores del Frente de Liberación Homosexual, para protegerlo. 

Y ahora viene la interpretación del pasaje evangélico de hoy, acerca del Centurión y su criado, con quien el primero tendría una relación homosexual y por tal motivo le pide a Jesús: “No soy digno que entres en mi casa”.

Absurdas interpretaciones acerca de Sodoma y Gomorra y de su castigo, todo para justificar las relaciones que, por iniciativa del “Trucho” Fernández, consultor de “Criterio”, hoy  se intenta bendecir.

Las palabras de san Pablo siguen vigentes: “habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias, antes bien se ofuscaron en sus razonamientos y su insensato corazón se entenebreció: jactándose de sabios se volvieron estúpidos…”

“Por eso, Dios los entregó a pasiones infames; pues sus mujeres invirtieron sus relaciones naturales por otras contra la naturaleza; igualmente los hombres…” (Romanos, 1, 22, 26/7). 

Es bueno recordar la experiencia griega donde la sodomía estuvo tan extendida, que en “El banquete” de Platón todos eran homosexuales, menos Sócrates, con el cual durmió el hermoso y corrupto Alcibíades, quien, al levantarse a la mañana se quejó, porque el maestro de la política virtuosa, había rechazado su belleza.

Es bueno recordar la experiencia de la Esparta histórica, donde la homosexualidad generalizada logró que se extinguiera por falta de la renovación a través de nuevos espartanos. Como se ha dicho “Dios perdona, el hombre olvida, la naturaleza no perdona ni olvida”.

Buenos Aires, septiembre 16 de 2024            Bernardino Montejano

 

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