Nuevo artículo del arzobispo Aguer

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Argentina: Así salió Arzobispo Aguer de Arquidiócesis de La Plata | ACI  Prensa

La pobreza argentina y

el peronismo del Papa.

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Leo en “La Prensa” un dato impresionante sobre la amplitud de la pobreza en la sociedad argentina. El título reza: “Crudo panorama: un millón de niños se va a dormir con el estómago vacío”. El periódico recoge cifras de un informe internacional, que precisa que diez millones de niños en nuestro país “comen menos carne y lácteos por falta de dinero”.

El gobierno liberal – libertario se jacta de un logro macroeconómico: haber alcanzado el equilibrio fiscal y el descenso de la inflación. Pero no advierte el costo de una erosión sistemática de las capas medias, sometidas a un ritmo de pobreza creciente que explica que el 55% de la población argentina es pobre, y el once por ciento ha caído en la indigencia. A simple vista se notan episodios insólitos –es decir, nunca registrados en tiempos que fueron mejores-, de gente revolviendo las pilas de basura, con la esperanza de hallar restos de comida. No es ningún misterio. Esas son las condiciones reales de la microeconomía: los precios suben incesantemente; el comerciante no tiene más remedio que remarcar. Él depende del mayorista, éste del fabricante, y éste de las condiciones que razonable o irrazonablemente manda la marcha de la economía, lo cual es un problema político, nacional e internacional. El capitalismo impone, por su parte, un régimen de endeudamiento determinado por el valor del dinero, un dios implacable.

La situación incluye una problemática religiosa. Es probable que la mayoría de la población sea todavía de bautizados en la Iglesia Católica. Un problema argentino ancestral es la ausencia de la Eucaristía: los argentinos no van a Misa. Esta carencia puede explicarse, entre otras cuestiones, por una crónica escasez de sacerdotes. El episcopado argentino ha pronunciado juicios sobre la actualidad nacional –incluyendo, de soslayo, una visión crítica del orden político vigente-, especialmente con ocasión de las asambleas plenarias; tales juicios atraen la atención periodística por dos o tres días. Pero, en mi opinión, no ejercen un influjo real sobre la situación del país. Además, los obispos profesan una especie de “extremismo de centro”: detestan a lo que consideran “de derecha” y sonríen a “la izquierda”. Éste es su comportamiento con el clero, lo es desde los tristes años setenta y, de ese modo, dejaron actuar a los Sacerdotes para el Tercer Mundo (así se llamaban). Los curas normales, que trabajaban de curas, no dejaron de advertirlo y de padecerlo. He leído recientemente comentarios que hablan de la “hipocresía de la Iglesia argentina”; deberían decir, más bien, la “hipocresía del episcopado”, y no de toda la comunidad eclesial. Esta confusión es corriente en los periodistas.

Una nueva circunstancia se destaca ahora en la relación del Papa Francisco, no con la Argentina –que hasta el presente no se ha dignado visitar-, sino con el peronismo en sus diversas variantes. El Pontífice es, implícitamente, reconocido como el líder del peronismo. Un acontecimiento reciente así lo da a entender: el gobernador de La Rioja, que aspira a suceder como presidente del Partido Justicialista a Alberto Fernández -quien debió renunciar a la presidencia de dicho partido, a causa del escándalo en su vida privada-, fue a reunirse con Francisco. No hace falta ser mal pensado para reconocer que fue a plantearle la cuestión de la presidencia del partido. El peronismo del Papa se manifiesta en su inclinación populista y su descuido de la Tradición. Es verdad que esta tendencia por sí sola no explica la posición del Papa ante los principales problemas de la Iglesia, que debe afrontar; su condición de jesuita pesa con la historia de esa tradición teológica y espiritual. Una noticia recentísima registra que el 16 de septiembre, el Sumo Pontífice recibirá a la cúpula de la Confederación General del Trabajo, la mítica CGT, por años manejada de un modo u otro por el peronismo. Al igual que en el caso del encuentro con el gobernador de La Rioja, la CGT va a presentar su crítica al gobierno de Milei, a quien considera el máximo dirigente peronista, Jorge Bergoglio. Obviamente, la CGT llevará a Roma sus quejas contra la orientación económica del gobierno de Milei, a la que considera -con razón- causa importante de la pobreza en la sociedad argentina.

Volviendo al asunto de la pobreza de más de la mitad de la población, se debe reconocer la gravedad de la paulatina desaparición de las capas medias, cuya existencia distinguía a la Argentina en Iberoamérica. Hoy día se verifica un fenómeno al revés de lo que constituía la originalidad de nuestro país: los argentinos emigran, no por cierto a Bolivia o a Perú, sino a España, y otros países europeos.

Una cuestión histórica. En la tradición argentina del siglo XIX ha pesado mucho, en cuanto a la configuración de la identidad nacional el principio alberdiano (de Juan Bautista Alberdi), “gobernar es poblar”. Fue referido a una inmigración que no fue de “rubios, de ojos celestes”, sino de italianos del sur y españoles; en su momento, esta corriente alcanzó una importancia extraordinaria, determinando con su existencia a la población del país y la institución de las capas medias. Simbólicamente dos obras literarias y su oposición recíprocas ilustraron, también, el curso posterior de la relación entre el campo y la ciudad, el arraigo en la tradición hispano – criolla o la apertura implícita y el influjo incesante del Reino Unido.

En el siglo XX se pueden señalar dos visiones de la Argentina: una liberal, que obtuvo una réplica en el fenómeno destacado del peronismo, a partir de 1945 –el mítico 17 de octubre-. El peronismo tuvo y tiene el propósito de cambiar, de metamorfosear un contenido invariable. Se ha dicho que esa realidad es un sentimiento. Si es verdaderamente un sentimiento el peronismo, se puede explicar que ahora reine en Roma.

+ Héctor Aguer

Arzobispo Emérito de La Plata.

Buenos Aires, viernes 30 de agosto de 2024.

Fiesta de Santa Rosa de Lima, virgen, Patrona de América y Filipinas. –

 

Comentarios
1 comentarios en “Nuevo artículo del arzobispo Aguer
  1. Monseñor Aguer roza la santidad en vida, pero es IMPOSIBLE arreglar la microeconomía si no se arregla antes la macroeconomía, es decir, una nación con déficit, deuda excesiva, subvenciones y altos impuestos no tiene ni tendrá futuro. No fue Mi Ley quien empobreció Argentina sino los criminales que la llevan gobernando desde que el canalla don Juan Domingo Perón llegó al poder.

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