| 13 noviembre, 2024
El ruinoso episcopado argentino, uno de los más decadentes del mundo, acaba de elegir como nuevo presidente al arzobispo de Mendoza, Monseñor Marcelo Colombo. Será secundado, como vicepresidente, por el ultrabergoglista jesuita, Cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba. Como vicepresidente segundo fue elegido el obispo de Jujuy, Monseñor Daniel Fernández; otro oficialista, pero de más bajo perfil. Y, como secretario general se eligió al obispo auxiliar de San Isidro, monseñor Raúl Pizarro; quien procede de la misma diócesis del saliente titular del episcopado, Monseñor Oscar Ojea.
Con estas designaciones, la obsecuente cúpula eclesial argentina profundiza su bergogliato puro y duro. Colombo fue obispo de la diócesis de Orán, y de La Rioja; y, en esta última, para agradar al Jefe, y crecer en su carrera episcopal, fue el gran impulsor de la causa de beatificación (por martirio jamás demostrado) de Monseñor Enrique Angelelli; muerto en un accidente de tránsito. Ello hizo que Colombo fuera promovido como Arzobispo de Mendoza, y vicepresidente del episcopado.
El Cardenal Rossi, jesuita, es íntimo de Bergoglio, desde hace más de 40 años.
El gran perdedor de las votaciones fue el arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Jorge García Cuerva; quien cayó en desgracia en la corte papal por su «autonomía, manejo discrecional en cambios de párrocos y traslados, y un ejercicio arrogante del poder», según afirmó un veterano obispo, a punto de ser jubilado. «En Roma -agregó este prelado- ven claramente que está haciendo su propio juego, de cara al futuro, y pensando en las próximas décadas»
Otro perdedor es el actual administrador apostólico de La Plata, Monseñor Alberto Bochatey; quien no fue reelegido como secretario general, pese a estar en condiciones de repetir su mandato. «Le dieron, como premio consuelo – dijo la misma fuente – la comisión de Fe y Cultura».
Estos nombramientos eran previsibles, en una Iglesia como la Argentina, que ha perdido toda influencia en la cultura del país. Y que ha renunciado a dar la tan necesaria batalla por la fe y, por lo tanto, por la cultura. Y, como ocurre a nivel universal, con la tan cacareada «cultura del encuentro», que deja de anunciar a Jesucristo, y llamar a la conversión. Tristísimo en un país otrora más creyente, que ya es tierra de misión. Pero, por supuesto, a esta semoviente cúpula clerical, ni se les ocurrirá llamar, por ejemplo, al argentino Instituto del Verbo Encarnado, para misionar. ¡Pobre Iglesia! ¡Pobre Argentina!
Una pregunta dejara Francisco a García Cuerva como Arzobispo de Buenos Aires por los próximos 19 años hasta que cumpla los 75 años de edad jubilatoria de los obispos o lo obligue renunciar Bergoglio como lo hizo con en la diócesis de Tyler y Arecibo.
¡Excelente información Pacopepe! Más exacta imposible. Lamentablemente. Espero que los «interesados» se enteren y se pongan el sayo hecho a medida… Gracias
De mal en peor. De la nueva nómina solo se salva el obispo de Jujuy a quien conocí en Paraná y de quien tengo buena opinión. Por otra parte me alegro de la derrota del cuervo, el tanguero de «Cuesta Abajo en la rodada» y del trepador Bochatey.