| 19 noviembre, 2024
Acostumbrados a los rollos de Blázquez y Omella este realmente era otra cosa.
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“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
Yo ni me los miro ni les leo.Los veo blanditos y babositos .Parece que no pisan la calle.No espero que nos apacienten como buenos pastores que deberían ser.
Le faltó una cosa: criticar la feroz deriva anticristiana de los políticos españoles, que eliminan cruces, persiguen a los que rezan en público, desacreditan a nuestro Dios y, a la vez, cambian festivos cristianos por festivos musulmanes (como en Melilla). En cuanto a sus críticas al capitalismo, que abra los ojos: Mi Ley está aplicando capitalismo puro y duro y, en menos de un año, ha hecho por Argentina más que lo realizado por sus predecesores en cincuenta años; ¿no le gusta el capitalismo al señor Argüello? Pues que espere a julio y vea las cifras macro y microeconómicas que tendrá Argentina y que vea cómo su inmensa tarea se refleja en encuestas que prevén darle diputados y senadores a punta pala en las legislativas del año 2025. Va a tener que tragar capitalismo por un tubo, pero del bueno.
No hace falta irse a Argentina para darse cuenta de los efectos del capitalismo. Los tenemos aquí en España y padecemos problemas que allí se darán más temprano que tarde. Están en otra fase y venían de un pozo tan hondo que la mejora es casi impepinable (y ya veremos hasta dónde y qué costes tiene). Se han hartado los papas de advertir los problemas que ese sistema económico presenta, porque suele ir aparejado a una ideología donde el lucro personal, el interés propio y el beneficio a costa de cualquier cosa son lo único que importa. Hay alternativas bastante mejores que son capaces de conjugar el bien común con un legítimo afán de provisión para las empresas y las familias.