Necrológica de Domingo Fal-Conde

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Hace unos días os comuniqué el fallecimiento de Domingo Fal, muy querido amigo y ejemplar católico.

Veo con agrado que ABC de Sevilla ha recogido en la edición del pasado 16 de este mes, anteayer, una sentida necrológica que recoge las varias facetas de una persona por la que das gracias a Dios que te las haya puesto en tu camino. En eso le soy inmensamente deudor porque han sido muchísimas. Domingo una de ellas.

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Resalta cosas evidentes para todos los que tuvimos la dicha de conocerle. Y todas ellas impregnadas en un profundo sentido religioso que era consustancial en él. Incluso las que podrían parecer más ajenas a lo eclesial. Su militancia política en el carlismo le venía de su padre y de su fe. Fe que también estaba presente en su ejercicio profesional como en todos los aspectos de su vida. Su devoción eucarística destacaba mucho pero se equivocaría enormemente quien sólo considerara al Domingo Fal adorador. Sin duda entre los más beneméritos de España. Como Eduardo Moreno, ambos fallecidos con muy pocos días de distancia. Porque Domingo fue un católico total. En todo. Ese fue el distintivo de su vida. Y por eso era bueno, amable, entregado, amigo, generoso, educado, pulcro… Todo en él relucía, animaba, exigía… Pero con la exigencia amable de ser como era. Sin la menor imposición, con admirable sencillez.

Matrimonio ejemplar. La última vez que le di un abrazo fue en un acto eucarístico en Toledo al que había acudido con su también encantadora mujer. Ya estaban mayores ambos. Pero tratándose de Jesús Sacramentado allí se fueron. No conozco a todos sus hijos pero de las que conozco sólo puedo decir aquello de que bendita sea la rama que al tronco sale. Católicas como él, buenas como él, simpáticas como él, entregadas como él, carlistas como él… Y además muy guapas.

Lo del carlismo puede parecer un añadido político y discutible. En Domingo, y en otros muchos carlistas que he conocido, y he conocido a muchos sin ser yo carlista, su ideología política era sobre todo religiosa, consecuencia de su arraigada fe. Por Dios, por la Patria y el Rey. Pero lo primero era Dios.

Me alegra mucho que mi opinión sobre Domingo Fal la compartan otros y la manifiesten en medios tan importantes como ABC de Sevilla.

Os dejo su necrológica:

DOMINGO FAL, UN EJEMPLO

Con profundo dolor por la pérdida de un ser excepcional y muy querido por quien suscribe, procedo a contar en unas letras algunas cosas sobre él, que la muerte, sibilina y artera, no podrá quitarme jamás de la memoria.    Presumo (no hay otro verbo que exprese mejor la suerte de haberlo tratado) de conocer a Domingo como cristiano, como político, como abogado, como padre, como, esposo y hermano. En consecuencia, creo que tengo la obligación moral de declararlo.

Que está en el cielo es la mayor certeza que tengo, Domingo de ninguna manera está en eso que ahora denominan “donde quiera que esté”; Domingo está en presencia de Dios, por cuanto su obra, su actuar y sus resultados en este mundo, impiden toda clase de conjetura o incerteza. Hombre de profunda formación cristiana, fue impulsor de la Adoración Nocturna en España, la cual llegó a presidir y cuya bandera, portándola al cuadril, sacó muchos años en el Corpus de Sevilla; fue un intenso adorador empedernido de Jesús Sacramentado, ejerciendo en muchos lugares, y no me refiero solo a San Onofre y San Hermenegildo de los que, por supuesto, fue asiduo, sino en pueblos poco propicios a prácticas religiosas a juzgar por los extremismos políticos de los resultados electorales; fue cofrade de dos de los crucificados de más unción de nuestra Semana Santa, el del Calvario de la Magdalena (donde de penitente llegó a portar la mismísima cruz donde estuvo clavada la efigie al cambiarse por otra para el paso) y el de la Vera Cruz, donde su hermano Javier trabajó intensamente como miembro comprometido y capataz; fue, para no cansar, un hombre de Fe y de acción, un hombre de valores y de una devoción sacramental inconmensurable.  Como político fue lo que debe entenderse como un “leal” (¡que virtud mas escasita, la de la lealtad!), sirviendo a la causa carlista tradicionalista (que abrazada por contagio de su padre –D. Manuel José Fal Conde- desde niño, mantuvo permanentemente con plena intensidad), robando, por dedicación y servicio a ella, mucho tiempo, a la gran familia que conformó junto con Encarna y sus siete hijos, y a su bufete de abogados (que sin duda ninguna hubiera sido bastante mas próspero si la Política no  le hubiera hurtado tanto tiempo al Derecho). Domingo amó  enormemente a su patria, España, que, junto con su mujer, la maravillosa y bella Encarna Sánchez Guardamino Senante, (nieta de D. Manuel Senante –director del periódico “El Siglo Futuro”-) fueron los verdaderos y auténticos amores de su vida.  Lo recuerdo en Quintillo, interviniendo muchos años, recuerdo uno en concreto que, delante de su padre y hermanos Pepe, Alfonso y Javier, habló ante D. Carlos Hugo y Dª. Irene de Holanda; en Estella (subiendo a la campa de Irache haciendo el viacrucis para celebrar un acto político en la cumbre); en el franciscano Santuario del Loreto (en un arroz por la boda de D. Carlos con Dª Irene); en Bocairent –Valencia-, (donde compartimos cuarto en la pensión “Chimo” y nos tomamos una botella de coñac Montejurra para calentarnos) interviniendo a los postres de un almuerzo con carlistas valencianos; en Morón de la Frontera, participando en un mitin electoral para una convocatoria nacional sobre el año 1980; en la calle Imagen, domicilio político del tradicionalismo en los 60 con su padre en el balcón de su vivienda que estaba en frente; en Julio Cesar, otro domicilio tradicionalista, dando conferencias e instruyendo a la juventud.
Como Abogado, formado en el prestigioso bufete de su padre, compartiendo conocimiento y experiencia con Acedo Castilla, García Leo y otros juristas importantes. Fue un hombre honrado y justo, haciéndose cargo de los derechos e intereses, tanto de clientes significativos (empresarios, compañías de seguros, bancos, etc.), como de gente desprotegida y sin recursos a los que atendía desinteresadamente sin cobrarles nada. Tuve hasta la suerte de que fuera mi padrino de jura hace treinta y tantos años.  Como cabeza de familia, fue igualmente ejemplar, del mismo modo que su madre, la sanluqueña (del Aljarafe), Dª. María Macías Aguilar, no pudo resistir su viudez, falleciendo a los pocos meses de su esposo (éste el 20 de mayo del 75 y aquélla el siguiente 14 de julio), Domingo, la verdad, no estaba fabricado para vivir sin “su” Encarna, apagándose poco a poco desde entonces, falleciendo este pasado 1 de febrero.  Inculcó a sus hijos: Manuel, José Antonio, María, Rocío, Ana, Jaime y Carlos (Dominguito falleció poco después de nacer), su Fe y sus ideales, y –esto es lo difícil- dando ejemplo y practicando con obras todo lo que sentía; por eso, esperemos que con la muerte del último hijo de D. Manuel Fal Conde, (sus tres hermanas, Mari Pepa, Tere y Pili, gracias a Dios las tenemos), no se termine la labor de una familia tan querida y tan buena y que tanto ha hecho por la Fe y el Ideal.

José María Font Ortiz

Comentarios
2 comentarios en “Necrológica de Domingo Fal-Conde
  1. No tengo mas que palabras de agradecimiento para este gran y fiel amigo, que suscribe este articulo post morten, pero que en vida manifestó su admiración y cariño, no solo por mi Padre, si no tambien por tio Javier y por su gran y mejor amigo tio Alfonso…. y estoy segura que no fué menos con tio Pepe. Y a mis Abuelos siempre les tubo gran respeto y estima. Jose M@ hasta hoy no pude leer este articulo donde hacesjusticia a la memoria de mi Padre, y yo no alcanzaré nunca a hacerte justicia a ti. Un sincero abrazo a ti y a tu maravillosa mujer Mercedes y a los tuyos.

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