NAPOLITANO, FRANCISCO Y EL RESPETO HUMANO
El 22 de septiembre pasado murió el ex presidente de Italia, Giorgio Napolitano, casi centenario. Fue masón, comunista y ateo. Su funeral laico tuvo lugar el 26 de septiembre; dos días antes el papa Francisco le rindió público homenaje en la cámara funeraria de Senado a la cual concurrió, manifestando que el finado fue “un gran hombre, servidor de su país”.
Veamos lo que un antecesor, León XII I escribe acerca de la masonería: “una secta tenebrosa, que la sociedad arrastra a su lado desde hace muchos años como una enfermedad mortal que contamina la salud, la fecundidad y la vida de la sociedad. Personificación permanente de la revolución… cuya razón de ser consiste en la guerra a Dios y a su Iglesia” (Annum Ingressi, 26).
Ahora, observemos lo que escribe otro antecesor, Pío XI, acerca del comunismo en su encíclica Divini Redemptoris: “un sistema lleno de errores y sofismas, contrario a la razón y a la revelación divina; un sistema subversivo del orden social… desconocedor del verdadero origen, de la verdadera naturaleza y del verdadero fin del Estado; un sistema que niega los derechos, la dignidad y la libertad de la persona humana” (14).
El actual papa estuvo un rato frente al ataúd. No se persignó ni hizo la señal de la cruz. ¿Habrá obrado así por el llamado “respeto humano? ¿Tal vez elevó su plegaria a Dios su interior. No lo puedo saber.
Sin embargo, recuerdo la promesa de Jesús:
“Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, yo lo reconoceré ante mi Padre está en el cielo” (Mateo, 10, 32).
Ahora bien, ¿puede ser un gran hombre un ateo o tal vez idólatra que ignora el culto debido como criatura al Creador? ¿puede ser un gran gobernante un hombre que profesa una filosofía materialista y pretende instaurar un sistema opresor, totalitario, ignorante de la espiritualidad humana?
El silencio de Francisco, que habla hasta en los aviones, dice más que muchas palabras. Lamento discrepar con mi compatriota, una vez más.
Bernardino Montejano
¿Por qué no habrá hecho caso a Kolvenbach el Papa Juan Pablo II…?
Y seguro que se está gestando por la inacción y la «misericorditis» alguien quizás peor.
Dios nos guarde.
Pues, la Iglesia cuerpo de Cristo, no puede menos que recibir el trato que recibió su cabeza, uno del círculo más íntimo lo traicionó, y quedó tan desfigurado que no parecía hombre, pues eso mismo es lo que le espera a la iglesia y como lo señala la escritura durará un tiempo, dos tiempos y medio tiempo, y si tiempo, fueran décadas o centurias, pues ya podemos ponernos a rezar, pasar la fe entre los nuestros, y unirnos con otros cristianos, porque el temporal puede ser terrible.
La actitud del pontífice revela su humillación ante los peores enemigos de la Iglesia y, probablemente, solo haya sido para salir en la foto. Está visto que desea que se hable de él como sea y si para ello tuviera que bailar un chotis, no tengo duda de que lo haría. No lo puede evitar: el espectáculo debe continuar; el precio que pague por ello la Iglesia es lo de menos.
Me alegro y muy mucho de no ser compatriota del señor vestido de blanco