| 26 junio, 2022
Los que han llegado, los que se van, los que llegarán parece que pronto.
“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
“No hay nada oculto que no se descubra algún día, ni nada secreto que no deba ser conocido y divulgado.” (Lucas 8, 17)
Los que han llegado, los que se van, los que llegarán parece que pronto.
Frente a los secularizados Cataluña, País Vasco y Valencia, Castilla y León presenta una religiosidad bastante destacable, y en el panorama episcopal, teniendo en cuenta la media española, sale muy bien parada:
1. Muy buenos: Gil Tamayo (Ávila), Iceta (Burgos) y Argüello (Valladolid).
2. Buenos: Retama (Salamanca-Ciudad Rodrigo) y Valera (Zamora).
3. Correctos: Franco (Segovia) y Astorga.
4. Pobres: de las Heras (León) y Herrero (Palencia).
Teniendo en cuenta que Herrero ya ha presentado la renuncia y que de las Heras parece que aspira a otros puestos, el nivel medio es alto. No sé si Gil Tamayo será nombrado en breve para una Diócesis más grande, aunque en Ávila está haciendo muy buen trabajo.
Las diócesis castellanas necesitan un replanteamiento. No pueden seguir así. Su falta de natalidad es ya insostenible. Sufren lo que el resto de España sufrirá a medio plazo. Además, la escasez de vocaciones y su número de pueblos desorbitado, hace que los curas tengan que atender a un número imposible de ellos, veinte o treinta, con un esfuerzo pastoral ingente, pero con unas posibilidades de futuro nulas. Despoblación. No hay niños, sólo unos sufridos ancianos, cada vez menos y solos. Un patrimonio inmenso con un valor increíble: iglesias románicas, góticas… Pero sin culto apenas.
Si eres cura de esos pueblos, lo poco que puedes hacer es celebrar el finde todas las misas que puedas, para llegar al mayor número posible de pueblos (5-10 feligreses por pueblo). Y poco más: no hay catequesis ni demás sacramentos, ni actividad pastoral alguna. Simplemente no hay gente. Y como entre semana nada de nada, pues esos curas ocupan el tiempo en cargos diocesanos, curiales, etc.
Y ahora está de moda eso de las unidades pastorales rurales. Que no arregla nada. Pues consiste en que, en vez de que un cura se encargue de veinte pueblos, dos curas se encargan de cuarenta. O sea, nada de nada.
Y para que estás diócesis reciban su parte del pastel de la X, pues los obispos no reducen el número de parroquias, que es lo que cuenta a la hora del reparto.
Lo dicho: estas diócesis habría que replantearlas, cambiarlas radicalmente. No se les ve futuro por una mera cuestión demográfica ni vocacional. Se mueren.
Compare en porcentaje en Castilla el número de bautizos, comuniones y matrimonios con el País Vasco, Cataluña, etc… La Iglesia tiene algo de hist´órico, me parece bien conservar la estructura diocesana tradicional que ha tenido Castilla y León. Lo que quizás no tiene sentido es abrir diócesis nuevas a 30 km de distancia -San Feliù, Terrasa, Getafe, etc…- creando catedrales en templos modernos y aumentando curias y canongías cuando son figuras puramente históricas. Incluso este argumento serviría para las diócesis vascas creadas a mediados del siglo XX, que si de algo han servido ha sido para crear clero nacionalista que tantos problemas ha dado. ¿Para qué queremos una catedral construida en el siglo XX, o una simple parroquia elevada a catedral? ¿De verdad así se atiende mejor al pueblo de Dios? Lo que evidentemente no podemos hacer es cerrar catedrales de 800 años de historia, no porque se perjudique al pueblo de Dios, sino porque se perjudica el PATRIMONIO, pero me dirán ustedes si tiene alguna utilidad las catedrales de Getafe, San Feliùe, Terrasa…
Y como de costumbre, nos eligen obispos:
1. sin ninguna sinodalidad, sin consultar al Pueblo de Dios
2. sin hacer un juicio de residencia al obispo saliente para que responda de sus actos deficientes o excelentes
3. sin dar información veraz y transparente sobre la situación económica, personal, material y organizativa de la diócesis
4. eso sí, nos dejan el panem et circenses inútil del marujeo de las quinielas sobre quién será el próximo obispo, que si Mn. Fulanillo o que si Mn. Menganete o que si Mn. Zutanuco..
¿Es que no se ve? Castilla no es reserva de sioux, sino consecuencia lógica de otros movimientos de obispos. En cristiano: de reserva nada, es el postre
Debo estar perdiendo facultades pero cada vez me importan menos estos análisis. El electrocardiograma del episcopado español es prácticamente plano. La diferencia entre el más conservador y el más progresista es algo así como la cen´tésima parte de la que existe entre el obispo más conservador de EEUU y el más progre de ese país. Aquí nadie destaca ni por lo bueno ni por lo malo. Y lo que es más, a la práctica totalidad de la población, lo que incluye a la inmensa mayoría de los fieles, le da absolutamente lo mismo. A mí ya también.
A Argüello le quedan sólo seis años en activo, mientras que el pontificado de Iceta en Bilbao no fue revolucionario, sino que tuvo visos de síndrome de Estocolmo.