| 13 febrero, 2015
En su día publiqué una nota sobre esta excelente novela. Hoy me encuentro en Adelante le Fe con un artículo sobre la misma que coincide mucho con la impresión que me produjo el libro de Prada. Es un trabajo más extenso y elaborado que el mío, más literario también, y que suscribo plenamente. Os lo enlazo al tiempo que vuelvo a recomendar a mis lectores la lectura de la novela. http://www.adelantelafe.com/morir-bajo-tu-cielo-de-juan-manuel-de-prada/
Me ha gustado el libro, tanto como Me hallará la muerte, por cierto.Pero no me ha gustado el tratamiento que le da a mi paisano Martín Cerezo.Cruel diria yo.Habia que estar alli, abandonados, perdidos y dejados de la mano de Dios como estaban estos heroes.
Perdón por la intromisión, señor Fernández, pero pasaba por aquí y he visto ‘cigueña’ sin diéresis en el propio título del blog. Llevo un rato intentando convencerme de que es un juego de palabras que hace usted con ese término y su apellido, o que algún problema informático le impide escribirlo bien, pero no lo consigo.
esta es una de las pocas veces que no correspondo con el criterio del bloger; soy lector asiduo de Prada, si sigo comprando el ABC es por sus artículos de sábado, domingo y lunes, con lo que generalmente me identifico, sus novelas, las que he leído unas me han gustado mas y otras, como menos, las he leído con gusto, en especial «Hasta que me llegue la muerte» que me gusto mucho. Pero esta última no; sus planteamientos lógicos, religiosos y filosóficos los puedo suscribir, pero el tratamiento que da al entonces teniente, luego general laureado Don Saturnino Martin Cerezo no. En aquella guerra, contra el ejercito yanky filibustero como decían las esquelas de otro héroe hubo tres grandes héroes que los españoles debemos respeto y admiración que son el general de brigada de caballería Don Emilio Vara del Rey y Barrio, que junto con sus dos hijos, entonces capitanes, todos de Caballería, murió en el Caney (Cuba), tio abuelo de Don Carlos Martínez Vara e Rey, también héroe de Tablada en nuestra guerra de Liberación y también laureado; El teniente de Cazadores Don Saturnino Martin Cerezo, héroe del Baler (Filipinas)r y el soldado Eloy Gonzalo, también en Cuba; cualquier escrito que manche su memoria no merece mi aprobación. Que don Saturnino no era un hombre pio, no justifica el tratamiento que le da Prada. ¡ Ojala ( Dios lo quiera) hubiera y haya muchos hombres como él en la historia presente de España.
Me gusta como escritor. Es la verdad. Pero me molesta mucho de él, que sea tan duro en algunos comentarios con las personas divorciadas, él que está divorciado y consiguió una nulidad en año y medio para poder volver a casarse por la iglesia. Y tenemos que creer que su situación personal y amistades eclesiales no influyeron en esto? Cree que todo el mundo tiene tanta mano en eso? Pues sería de ilusos. Y eso está regular.
Desde la admiración por Juan Manuel de Prada, como escritor, como erudito en tantos temas y como director de un magnífico programa de TV como era “lagrimas en la lluvia” y por sus artículos periodísticos antológicos, rigurosos, brillantes y de una lucidez casi profética, debo confesar que esta novela me defraudó.
Me defraudó, no como novela histórica que lógicamente debe permitirse todo tipo de licencias, sino por lo que me parece escaso conocimiento y comprensión del ejército y de lo que es anímicamente un soldado, un sargento o un oficial. De ello se deduce la, a mi juicio, escasa comprensión de uno de los pocos personajes realmente históricos, el teniente Saturnino Martín Cerezo, retratado como un personaje casi sórdido, para mí un hombre de una pieza, un verdadero coloso humano, un extremeño que viviendo en unas condiciones durísimas en el campo, se enrola en el ejercito con 17 años, va ascendiendo a sargento y a con más de 30 años se presenta voluntario para ir a Filipinas, para ascender a teniente. Lo que se deduce su biografía, del relato del asedio, del testimonio del único soldado que hizo un relato del asedio y otros documentos, es que fue no solamente un jefe firme que tuvo que enfrentarse a algunas deserciones, sino también un jefe inteligente y audaz con una fe firme y sencilla.
Muchas gracias por sus amables palabras, Sr. de la Cigoña. Es un orgullo haberme topado con su mención.
Un saludo afectuoso.
Batisc afo es también Anaximandro. Pues natural que corran la misma suerte: la de ser borrados.