No soy un especialista en nuestra guerra civil. Sí víctima de algún modo de ella, aunque nacido en 1940, porque no pude conocer a mi abuelo materno asesinado en 1936. Jamás fui educado por mi madre en el odio y el resentimiento. Por supuesto que sabía que mi abuelo había sido asesinado, su casa incendiada y nada más. Tuve un amigo de colegio que a principios de los años cincuenta venía a veces por casa y a la hora de la merienda mi medre le daba un bocadillo, igual que el de sus hijos, que hoy perecerá inverosímil. Un trozo de pan con un par de onzas de chocolate o una rebanada de membrillo. Y nos parecía riquísimo. Muchos años después, por los setenta del siglo pasado, un día mi madre me preguntó por aquel amigo de la infancia. Le dije que no sabía nada de él, que terminó su carrera y se fue a trabajar al extranjero. Entonces me dijo que la madre de aquel niño a la que ella le preparó bocadillos era la que arengaba a las masas para que mataran a su padre, mi abuelo. Como así ocurrió. Pues así nos educaban a algunos, pienso que a muchos, respecto de aquellos trágicos sucesos. Hoy leo este artículo sobre Melchor Rodríguez, cuyo nombre me sonaba pero sin ser ningún conocedor de su trayectoria: http://www.libertaddigital.com/cultura/historia/2016-01-12/pedro-de-tena-el-anarquista-que-paro-las-sacas-de-paracuellos-77426/ Persona verdaderamente ejemplar. Leo que las consecuencias de la guerra le condenaron a veinte años de cárcel pero ya en 1944 se encontraba en libertad. Tal vez algún lector piense que ésta no es una noticia eclesial para figurar en el Blog. Pienso que sí. Muchos católicos seguramente salvaron sus vidas, algunos sacerdotes quizá también, gracias a este anarquista honrado que arriesgó la propia por los demás. En días de repugnante memoria histórica absolutamente partidista, otros queremos tener verdadera memoria de aquellos hechos dando a cada uno lo suyo. A los asesinos el nombre de asesinos, cualquiera que fuese su bando, y a las personas honradas el recuerdo honroso que merecen. Ignoro las creencias religiosas de Melchor Rodríguez. Tal vez no tuviera ninguna. Pero quiero pensar que Dios, cuando compareció ante Él, tuvo en cuenta todo el bien que hizo.
Melchor Rodríguez, un anarquista cabal
| 13 enero, 2016
Destruyeron la enseñanza y los chicos salen de la escuela en la pura indigencia intelectual. Fáciles de manipular y de envenenar de odio por los neocomunistas disfrazados de progres asilvestrados. Esta es la dura realidad de España con la que tenemos que lidiar todos los días. Todo lo que se haga en favor de la verdad contra la mentira es también un acto de misericordia y quizá el más urgente.
En contra de lo que dice la desmemoria oficial, los anarquistas fueron en único grupo honesto en la izquierda, pero su falta de organización como grupo de saqueadores permitió que tanto socialistas como comunistas les atribuyeran todos los crímenes.
El caso de Melchor no es único, a bote pronto recuerdo a Cipriano Mera , un albañil anarquista que llegó a mandar un Cuerpo de Ejército y que siendo condenado e indultado como la mayoría de los presos en 1944, continuó trabajando como albañil aquí y en Francia. A ese nivel en el resto de los partidos en el exilio vivían como marqueses. Los casos de gente honesta entra los anarquistas era frecuente , mientras que entre comunistas o socialistas era excepcional. Creo que no debe confundirse estar equivocado con ser persona íntegra.
¿En el país de los ciegos el tuerto es el rey?. Parece que este señor fue menos malo que otros, pero de ahí a que haya sido «bueno» hay diferencias. Aquí si que no soy quién para juzgar, y Dios sabrá que juicio le mereció y si se acogió a su misericordia y pidió perdón de sus culpas.
Pero los » hijos de las tinieblas son más sagaces en sus asuntos que los hijos de la luz», nos advirtió el Señor ,y hay un cierto «maricomplejismo» en la Iglesia por ver que hay «otros buenos». Claro que los hay, pero de ahí a alabar, hay pasos.
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Que todos se conviertan a Dios lo queremos todos pero, incluso habiéndose convertido in extremis, hacer alabanza de sus obras, es otra cuestión. Los conversos en la Iglesia (y todos los somos en alguna medida) son alabados por sus obras posteriores: San Pablo, San Agustín, Foucauld, etc. etc.
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Los «rojos» (ya hoy la palabra chirrría, ¿por qué sera? ¿manipulación del lenguaje a favor de un facción?) hicieron crímenes de todo tipo. ¿Qué algunos fueron buenos? seguro que sí; mi padre luchó en el ejército «rojo» porque así le tocó, y no fue un héroe para escapar. Eso sí no fue a la cárcel porque no cometió ninguna atrocidad ni crimen, otros en mi entorno si fueron ¿por qué? ¿porque era muy malo Franco y los suyos, je, je, je,quién se lo cree?. ¿Que en el bando nacional y gobierno de Franco se hicieron algunas injusticias? Seguro que también, pero no hay parangón, ni gana la balanza el «rojerío».
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Cuidado con las alabanzas cándidas que sólo dan aire al enemigo, y las sabe utilizar. Los datos, siendo objetivos, tapan en psicología social, otras realidades peores, más numerosas, etc.
Y en pedagagía, la masa social se queda con lo último, y no analiza más allá en muchos casos. «…Sencillos como palomas», pero no dijo nunca el Señor: y bobos sin entendederas y contrastes.Lo que avisó es lo que ya he escrito: ellos son más listos.
Qué diferencia con criminales como Carrillo, Pasionaria, Nelken, Durruti, Líster y mil más que sin embargo gozan de las simpatías de la izmierda. ¿Por qué será?
Se parece mogollón a Bergoglio