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Más de Don Carlos Amigo

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Cardenal Carlos Amigo y el obispo de Coria-Cáceres Francisco Cerro Chaves

Y es que  no para pese a sus ya 82 años. Decía ayer que el cardenal arzobispo emérito de Sevilla era de los escasísimos jubilados que no se jubilaban al servicio de la Iglesia. Como debería ser en todos hasta que los años ya se lo impidieran. No parece ser lo habitual.

Don Carlos, Fray Carlos, el cardenal Amigo y amigo de tantos, ahí está para lo que haga falta y donde haga falta. Como ejemplo no seguido por casi ninguno de los eméritos desaparecidos, no en combate sino en la nada. Tal vez porque no hubiera nada o casi.

La disponibilidad de Don Carlos supone dos cosas que creo se deben señalar. El goce eclesial por su presencia, lo más importante, pero también, supongo, el personal al verse querido y llamado en su ya condición de emérito.

Dicen, y me parece cierto, que quien se retira, política, artística o eclesialmente, tiene una frustración adicional. Su teléfono deja de sonar. Nadie les llama. Es posible que por que no merecieran una llamada. Es evidente que el teléfono de Don Carlos sigue sonando y con insistencia. Y que él lo levanta y responde.

No es en modo alguno un desaparecido. Está y comparece. Y además parece que encantado de seguir sirviendo a la Iglesia. Que se lo agradezcan con cariño no es más que lo que corresponde.

Tiene una ventaja, cierta, y es que por la talla física llena el lugar que ocupa de modo muy visible. Como Don Marcelo o Tarancón. Sin establecer comparaciones. Pero los tres lo llenaban. Pero eso es un accidente. Lo verdaderamente importante, y eclesial, es que siga, de emérito, sirviendo a la Iglesia y tan notoriamente.

Y además con una sonrisa que es a la vez balsámica y habitual en su persona. Benditos los obispos que sonríen a sus fieles. Que no son todos.

Bien sabe Su Eminencia que nuestros comienzos fueron abruptos. A los que el arzobispo respondió con un franciscanismo que me dejó impactado. Fui crítico con algunos aspectos de su episcopado sevillano. Y el arzobispo siguió sonriéndome. Eso desarbola muchísimo. E indica no poco de su buena pasta. Y todos tenemos nuestro corazoncito.

Hoy, Su Eminencia, está en permanente servicio a la Iglesia.  Donde le llamen. Como debe ser y mientras Dios le dé vida que deseo sean muchos años. Sigue la excelente pista de Don Damián Iguacén, que deberían seguir todos los eméritos, pero revestido de la púrpura que la hace mucho más aparente y efectiva. Y además. como siempre, sonriendo.

Pues ahí os dejo el enlace y la fotografía. El ordinario del lugar pues, de trapillo. Es visible la diferencia.

http://www.diocesiscoriacaceres.org/menuderecho/listadonot.php?IDNOTICIA=5028

 

 

Comentarios
4 comentarios en “Más de Don Carlos Amigo
  1. El blogger ha dicho que sus principios fueron abruptos y que después fueron mejores. A mí,con todo respeto,siempre me pareció equívoco,taimado y retórico. No sé que hace todavía enredando por ahí.

  2. Fray Carlos Amigo,indudablemente sabe hablar,y toca el corazón.Otra cosa es que no tenga dotes de mando,como creo que no las tiene,y de ahí su pontificado sevillano.No obstante,Sevilla,mi adorable Sevilla,con su barroquismo impenitente y su querencia por todo lo ampuloso,tuvo en él un Cardenal a la medida de su propia estética.Don Carlos fue allí como una de esas arquitecturas efímeras que con tanto desparpajo y gusto montan y desmontan en una noche y en cualquier Iglesia:
    UN DOSEL DE ROCALLA CORONADO.
    DOS CREDENCIAS CON CÁNTARAS DE FLORES.
    MIL Y UN CIRIOS QUEMANDO SUS OLORES.
    FONDO ROJO NIMBADO DE DORADO…

  3. En Noviembra de 1989 estuve en unos ejercicios espirituales para Capellanes Militares, en el Puerto de Santa María, predicados por el entonces arzobispo de Sevilla, Fray Carlos Amigo Vallejo.
    Me hicieron mucho bien y después de 28 años me permito manifestar mi más sentida gratitud al Sr. Cardenal y también al Cardenal Estepa, que nos brindó esta oportunidad tan constructiva.

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