¡Qué malos somos los católicos con los homosexuales!

El escrache contra Mn. Novell simplemente por expresar una opinión me parece una vergüenza y mi total apoyo para él.

Y la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad y las relaciones homosexuales es clara y la expone perfectamente el sr. De La Cigoña en el artículo. Ni más ni menos.

Querido don Paco Pepe, puesto que el acoso del lobby gay contra la Iglesia se hará cada vez más atronador, más insidioso y atosigante, me parece que ha llegado el momento en que la Conferencia Episcopal dicte doctrina. Los procesos judiciales se van a multiplicar, las algaradas dentro y fuera de los templos se intensificarán. La Iglesia tiene que salir al paso cuanto antes con firmeza, con solidez y con arrojo. Si digo la verdad, ¿por qué me pegas? avanzó el Señor.

Para ello, se requiere que exista un planteamiento serio. Ni las palabras etéreas de Blázquez, ni el escapismo continuo de Osoro (!qué carencia de ideas, no sólo de números, de su obispo!), ni la voz argumentada de Reig.

1.) Habiendo varias instituciones de bioética en España, solicitarles un estudio riguroso de la cuestión desde el punto de vista genético, neurológico y endocrino). En Germinans aparecieron hace escasos días una serie de fuentes imprescindibles para abordar el asunto desde la ciencia. Se dicen muchas tonterías y se repiten falsas interpretaciones de declaraciones de determinadas instituciones.

2.) Antes, de manera imperiosa, habría que analizar si esta o aquella institución de bioética se acomoda a la doctrina iusnaturalista. La de esta zona del noreste de España, está a años luz de esa orientación. Me refiero al Instituto Borja.
3.) Junto a instituciones de bioética con sólidas bases científicas, habría que buscar psicólogos y psiquiatras de prestigio indiscutible. No existe el gen gay. El espectro sexual es muy amplio, por otro lado. Hay, pues, amplia cancha para la psiaquiatría y la medicina. Tampoco existe el gen de la inteligencia, por más que se nos promete potenciarla con las nuevas técnicas de edición génica (CRISPR-Cas9), etcétera.

4,) Expertos del ámbito del derecho.
5) Moralistas. Pero, moralistas. No es un truismo. Por aquí circulan sedicentes expertos en moral que se ponen por montera la existencia del bien y del mal objetivos. Un relativismo absurdo que se escuda en la conciencia. Puesto que no se trata de conciencia rectamente formada, entienden por conciencia lo que me da la real gana. Y eso lo mismo para comulgar que para adulterar. Para robar o para sacrificar embriones. (Estos sujetos no hablan de embriones, sino de pre-embriones, y la distinción no es inocua: a veces, y con mucha imprecisión, se habla de embriones los ya implantados, en tanto que los anteriores a esa fase serían pre-embriones, carentes de identidad, de personalidad, montón de células que dicen los bárbaros.)

5. Con un cartapacio sólido suministrado a los obispos, correspondería a éstos anunciar la doctrina de la Iglesia.

Claro que, para eso, hacen falta ganas y algo de sindéresis. Pero si el prior juega a naipes (torpezas secesionistas contrarias a la doctrina social de la Iglesia, aquí, entre el Besós y el Llobregat; populismos baratos en su Manzanares), ¿qué no harán los frailes?