Uno, que no se había enterado de nada porque el comunicado episcopal era un misterio y además por ser también mucho menos inteligente que Sandro Magister, ahora lo ha entendido. Siempre que Magister haya acertado en la resolución del jeroglífico. Pues también es posible que aquellos mismos obispos publiquen otro comunicado desautorizando a portavoces que señalan a voceros.
Puro lío que debe ser maravilloso en opinión de Francisco y que no se entiende que «sus» obispos del alma pretendan desliar.
Pero si ha acertado Magister y los desautorizados por los obispos más bergoglianos del mundo son los amigos de Bergoglio que le meten en tales líos, el lío es tan descomunal que que cada vez se comprende más que Francisco pida a todo el mundo, incluso a nuestro Castillo, notable liador por otra parte, que recen por él porque lo necesita mucho.
Estas son las consecuencias de meterse voluntaria aunque imprudentemente en las arenas movedizas del lío de la mano de amigos impresentables. Y ahora a ver quien le saca.
Moraleja: No conviene meterse en líos y menos con esos amigos. Que no te van a ayudar a salir de esas arenas sino que te lastran al fondo.
Por qué Francisco no es profeta en su patria. Sus desconsiderados amigos argentinos
Pues yo no me creo que le haya llamado a este Castillo. En esa página mienten más que hablan, son sensacionalistas y además Castillo hereje. Sabiendo que a veces llama a unas monjas de tal convento, a alguien que necesite de misericordia o de cariño como a algún transexual y cosas por el estilo siempre va encaminado a ser noticia y que se diga que misericordioso, comprensivo, sencillo y poco dado a las pompas y protocolos del Vaticano es el Papa Francisco. Castillo no le suma popularidad porque la gente no tiene ni repajolera idea de quién es, y los pocos que lo saben están igual de arruinados espiritualmente que él o sea son la Nada. Que le llame a este personaje le quita prestigio más que se lo da y francisco no es tonto.
Don Paco Pepe, lo curioso de la llamada del Papa a Castillo no es que le pida que rece por él, sino que le agradezca lo mucho que está haciendo por Jorge Mario Bergoglio. No lo mucho que está haciendo por la Iglesia o por el Evangelio, que sería lo lógico, sino lo mucho que está haciendo por él. No quisiera dejarme llevar por los sentimientos que eso me provoca. Dejémoslo en la paradoja.