Aunque quiera seguir matando.
Ya no son casi nadie y cada vez menos y más viejos.
Los nuevos obispos vascos, los tres, cada uno con su estilo personal, están haciendo esfuerzos ímprobos para tratar de resucitar la vida eclesial de la que fuera la región más católica de España que unos obispos y unos curas asesinaron. Eclesialmente. Al lado de otros asesinatos con mucha sangre derramada y demasiadas bendiciones.
No era tarea fácil y les ha supuesto un tremendo calvario. Poco a poco se va recomponiendo algo de una muerte anunciada y que parecía sin remedio. Y eso descompone a los asesinos. Naturalmente empleo la palabra en sentido analógico. Referida a los que mataron una Iglesia maravillosa. Que casi había dejado de existir.
Las reliquias de aquella desgracia eclesial se resisten a desaparecer y para ello todo vale. Contra los obispos. Que si son de fuera aunque sean tan vascos como ellos, que no tienen títulos académicos, cosa que ocurre con otros muchos curas. Y hasta obispos. A Munilla se le reprocha hasta que haya recuperado a algunos que en un principio se manifestaron contra él. Y alguno con muy mal resultado como se ha visto. Pero el obispo lo intentó.
Incluso otros que le manifestaron su oposición no han sido marginados. Ahí están con nombre y apellidos. Eso no lo hace un déspota sino el padre que acoge con los brazos abiertos al hijo que quiere regresar.
A mí me parecen Munilla, Iceta y Elizalde una gran esperanza para que la Iglesia en las Vascongadas no se muera. Y empiezan a ver como nacen brotes verdes. Y si quieren euskera que vayan al obispo que lo habla tan bien como el que mejor lo hace.
Años después aquello, tras mil crucifixiones, que no han rehuido, eso comienza a ser Iglesia. Que los contestatarios habían vaciado. Entiendo su rabia. Pero debemos alegrarnos de la misma.
LA PONZOÑA DE VIDAL ES DE PATOLOGÍA. Demuestra un odio patológico y rabioso al catolicismo y a la Fe.
Enhorabuena a mons. Manilla. Hasta Vidal le honra con su odio.
¿ Vidal ? ¿ Hay alguna diferencia con Francisco ? Que me la cuenten y me la expliquen.
Ladran, señal que cabalgamos.
Lo que es digno de consideración y comentario es el odio de Vidal hacia Munilla, que es de dimensiones siderales… Lo digo porque no se puede olvidar que el autor del artículo no es tanto un sacerdote, sino el mismo Vidal, que se ha servido de la «vomitona» de algún sacerdote amargado que permanece en el anonimato; y contra toda deontología periodística, Vidal admite acusaciones sin firma…
¿Cuál puede ser el motivo oculto tras el odio de Vidal hacia Munilla? Lo dejo para la reflexión de los lectores de este blog…
Es digno de reseñar que no hay «firma» de sacerdote alguno detrás de ese artículo de Vidal en Religión Digital. Es decir, es alguien que tira la piedra y esconde la mano. Lo cual ya se califica por sí solo.
Por ello, la verdadera noticia a reseñar es el hecho de que Vidal se haya prestado a dar eco a un anónimo, contra toda deontología periodística. El odio de Vidal a Munilla es de dimensiones cósmicas o siderales… ¿Por qué Vidal odia de una manera tan desproporcionada a Munilla? ¿Qué se esconde en el corazón de Vidal?
La iglesia vasca quizás sea la primera en resucitar de toda España, pues tiene tres obispos calificables como los mejores del episcopado español, incluso con diferencia. Demos gracia a Dios porque Francisco se equivocó con el navarro Elizalde. Quizás sea su equivocación más clamorosa, pues se atrevió a ponerle la proa al heterodoxo Pagola y llega a la gente joven. Siempre recordaré con gratitud la excursión al Lindux con comida posterior en la colegiata de Roncesvalles con un humor excelente. Una delicia.
Año 2025: con un nuevo pontífice, muertos Setién, Uriarte y casi todos los curas indignos de Vascongadas, el triunfo de Munilla será total.Él e Iceta serán nombrados arzobispos y serán sustituidos por curas que solo se ocupen de difundir el Evangelio, que para eso están.El triunfo de la Iglesia será total ese año.
Han entrado cinco nuevos seminaristas en el seminario donostiarra. Eso es un notición. Ya los quisiera Kaspers. Sugiero una exclusiva de Infovaticana sobre ese seminario, ahora modelo de todos los españoles.
Cuando leí Patria, de Aramburu, me alegró comprobar que el autor había acertado de plano en el retrato del clero vasco en el espejo de la figura de don Serapio. El cura casposo, de aliento fétido y manos sobadoras. Pero asesino, sin analogía, don Paco Pepe. Quien justifica el asesinato en aras de un supuesto pueblo ofendido es tan asesino como el propio que aprieta el gatillo.
Me encontraba, don Paco Pepe, haciendo la mili en el Cuartel General de la División Maestrazgo, cuando el asesinato del almirante Luis Carrero Blanco. Al general de la división le llegó una vez, semanas antes, un informe del alto estado mayor del Ejército en el que le avisaba de que Setién se había reunido con los obispos vascos en Loyola. A mí aquello me pareció un disparate: que pensaran los militares que una reunión de obispos era poco menos que una reunión del Padrino y la plana mayor del gansterismo. Con el tiempo entendí la razón: se preparaba algún atentado importante y estarían preparando la nota contra la violencia viniera de donde viniera para amortiguar el golpe.
Me enteré por entonces de las relaciones tensas entre Setién, obispo coadjutor impuesto por ^Pablo VI, y el obispo titular Jacinto Argaya, que tenía estrechas relaciones valencianas porque había sido auxiliar de Marcelino Olaechea. Argaya, se dijo, murió de los sufrimientos que le produjo Setién con su defensa de los pistoleros.
Esos sacerdotes son de aquel tiempo, emponzoñados por el separatismo.
Por eso, cuando leo a Jaume Pujol no puedo menos que cotejar las arengas del arzobispo de Tarragona con las de Setién. La misma ayuda al delincuente en momentos de debilidad de éste, el lenguaje melífluo y falso, la mala voluntad incendiaria con apelaciones a la paz.
Estos morirán matando. Sin analogías. Porque son los instigadores del derramamiento de sangre.
Lo dice todo la inculpción que lanzan contr mins. Muilla: ¡Trata e llevar la diócesis a lo tiempos de Cristiandad!. .Ah, pero no es esa precisamente la misión de un obispo católico? Cristianizar y no descristianizar. Catolizar y no descatolizar.
¿O es que la misión de un obispo católico es la desacralización de la Iglesia autodemoliéndola con las teosofías gnósticas interreligiosas deístas, deslegitimando la Catolicidad?
Los que se oponen a mons. Munilla están en le interconfesionalidad interreligiosa de los lolardos y similares que han puesto en estampida a los fieles católicos. Querrían no tener trabas en su empeño desacralizador profano interconfesinal. Para ellos la Religión Católica ha dejado de se la única verdadera de la Iglesia de Cristo y es por eso que ya no ya no se necesita la conversión.
El aguante del obispo católico Munilla es realmente martirial. Sus opositores levitas y clérigos se remiten a Setién y Uriarte que precisamente fueron más ideólogos de sus querencias identitarias seculares asamblearias que responsables de la moral y la Liturgia sacramental de la Religión Católica. Estos ahora claman por el remate de la faena desacralizadora y por eso apelan a Roma para que les libre del impedimento. A parte la religión cesarista que tratan de implantar de carácter profano. No tienen remedio.
A juzgar por el reportaje de «religión digital», que parece la rabieta de un crío caprichoso, la cosa debe ir mucho mejor de lo que pensaba.
A mí me indignó el artículo o, mejor, el panfleto de esos curas donostiarras. Los tres obispos están luchando por resucitar la Iglesia en el País Vasco, pero aquello es un campo de sal. Lo que siembran difícilmente ellos verán el fruto, otros tendrán que recogerlo porque todo es lentísimo. Han de emplear muchísima mano izquierda para gobernar ante aquellos que destruyeron lo que quedaban del catolicismo vasco y ahora están molestos por el cambio de rumbo.
¡Lo que fue la Iglesia vasca! Misioneros, sacerdotes, vocaciones y un sentido católico entre los fieles que ya quisiéramos en otras regiones de España.