El problema de la atención al rural es cada vez más complicado. Buenísima gente, ancianos en su gran mayoría y localidades que se extinguen. En invierno en no pocos lugares misas de cinco personas y que son la casi totalidad del pueblo.
Os enlazo una crónica que me parece muy representativa de la realidad. Y aquí no voy a decir nada del atuendo porque no hay nadie que no sepa que es el cura. Si van así, cierto también que podrían ir de otra forma, no es por ningún afán de camuflarse. Están absolutamente identificados.
Vida aparentemente ingrata, humanamente hablando, la de esos sacerdotes de muchos funerales y ningún bautizo ni boda. Que hacen muchísimos kilómetros a la semana para encontrarse sólo con ancianos. Lo expresan muy bien. Y saben que los viejecitos les esperan con gran ilusión. Tristes por no poder asistir a misa todos los domingos aunque comprendiendo que eso ya no es posible.
Pidamos a Dios que envíe más operarios a su mies, que es la de Él, y reconozcamos el servicio eclesial de tantos sacerdotes que desde una soledad difícil de llevar y sin ninguna actuación de relumbrón, se agotan en la atención a los que, sin ellos, estarían todavía más abandonados.
Además los tres curas tienen cara de buena gente.
Bueno, la mente pensante que diseñó tal división administrativa fue la de los Vaceos, seguidos por los Romanos y la Reconquista.
Tierras frías en invierno, calurosas en verano, secas y áridas. Atravesada por dos grandes ríos, en cuyas riberas se asentaron poblaciones más numerosas y las dos ciudades más grandes aparte de la capital, Miranda y Aranda.
El resto se diseminó en pequeños núcleos con algo de agua para sobrevivir, cultivando las extensas tierras de secano con trigo y vid principalmente. Tierras eucarísticas de pan y vino.
La solución para atender religiosamente con la Misa es sencilla. Con furgonetas, como se hace en los centros de Día. Furgonetas para distribuir a los curas ancianos de la residencia y para recoger a los ancianos o no ancianos en las aldeas y transportarlos a los lugares establecidos para el culto. Visto que no es suficiente dar a cada cura 10 pueblos, pues no puede decir 10 misas el fin de semana. Pero que los curas se muevan de pueblo en pueblo sigue siendo válido, aunque insuficiente.
Los «viri probati» también pueden ser parte de la solución. Cada vez hay más ancianos y algunos de ellos podrían ser ordenados. Los he conocido excelentes, como Don Benito Santos Santórum, q.e.p.d.
Ojo, no nos engañemos, si en esas aldeas hubiera jóvenes estaríamos en las mismas, ya que estos en su mayoría simplemente pasan de la iglesia. No es un problema – o no sólo- demográfico, tiene que ver con el envejecimiento y empequeñecimiento de la Iglesia en tanto que comunidad de Dios. Lo que sucede en los conventos, acontece también en los seminarios, en las iglesias y en las calles, y no hará mas que aumentar con el reemplazo generacional.
Bompensiero, gran verdad la que dices.
Y en el medio rural al menos es donde menos sirve el diaconado permanente pues lo que ellos hacen lo puede hacer un laico. Bueno normalmente suele ser una laica. Cargada de años, sacrificios por la Iglesia y muy buen corazon.
Aunquw ya se que el diacono se cualifica por el ser no por el hacer.
En realidad el diaconado permanente fue un intento del progresismo durante el Concilio de protestanrizar el ministerio ordrnado en la Iglesia Catolica. En España con cuatrocientos diaconos algunos ya fallecidos de puros viejos no ha cuajado mucho. En otros sitios se ha concebido como premio a amiguetes precedido de escasa formacion.
¿ Pero sólo escasean en Burgos y en el medio rural ? ¿ Les trae sin cuidado en Roma, donde la prioridad parece ser la ambigüedad, la confusión y la comunión en pecado ?
Me admira mucho el trabajo de mis hermanos sacerdotes en esos ambientes rurales, dispersos, ya despoblados. Es durísimo. Se alaba mucho en general al misionero (más que nada por la labor social y humanitaria en lugar de por su evangelización), pero creo que es más duro, infinitamente más, esta tarea de ser sacerdote así.
Outis: ¿y qué falta hace ahí un diácono? Los diáconos no pueden celebrar Misa y las celebraciones dominicales en ausencia de sacerdote las puede presidir un seglar.
La dispersión poblacional en Burgos, provincia con más de trescientos ayuntamientos, lo cual da idea de qué clase de mente privilegiada estableció dicha división administrativa, no ayuda absolutamente nada a la Iglesia.No parece servir de nada al desarrollo de la provincia el que sea paso obligado para ir de Madrid a Santander y a las Vascongadas y su cercanía al mar, ni siquiera sus frondosos bosques norteños, sin aprovechar, ni su más que sobrante cantidad de agua.Se diría que a esta provincia la miró un tuerto y yo, que la conozco de cabo a rabo, puedo decir que, si los Estados Unidos tuviesen su riqueza artística, no cabrían en sí de gozo.
Pues mientras la Iglesia (especialmente los obispos de esas diócesis, que son a ello bastante reacios) siga con un complaciente inmovilismo y no se atreva a conferir diaconados a algunas personas que viven por esos pueblos, jubilados con estudios superiores y vida de buena conducta, no más discordante que la de numerosos consagrados «progresistas», aptos para predicar y efectuar muchos otros servicios complementarios, respetuosos con sus prójimos y dispuestos a cooperar con el agotado párroco de zona, la cosa irá a peor. ¿Es preciso todavía convencer a alguien de que España, Europa entera, tiene ya la condición de territorio de misiones y que vivimos todos in partibus infidelium?
El mundo rural es un desafío para la iglesia en Castilla, labor durísima la de los curas pero a su vez gratificante porque reciben el cariño que se les niega en las ciudades, hacen una labor impagable no sólo de evangelización sino también de acompañamiento y asistencia a personas que han trabajado como burros toda la vida y ahora sufren la soledad y aislamiento en plena vejez.