O mejor dicho por un redactor de ABC que el diario publica:
El artículo es prescindibilísimo porque apenas aporta nada a los cambios, por otra parte nada espectaculares, que al fin Omella hizo en Barcelona.
De su lectura parece inferirse que lo más importante de todo lo ejecutado es que a un sacerdote a quien se le había concedido un año sabático sigue sin parroquia. Pues dos años sabáticos. Que podrán ser más.
Hace falta desconocimiento absoluto de la realidad eclesial catalana para centrar la reorganización de Omella en que a Custodio Ballester le hayan dado o no parroquia. Ese es un hecho absolutamente menor y que apenas condiciona nada la reforma del arzobispo. Son ganas de buscar tres pies al gato que no solía ser la línea directriz de ABC.
En la renovación de Omella, que personalmente me parece escasa y deficiente, pero eso es cosa suya, lo de menos es que Custodio Ballester no tenga cargo. Porque ello no condiciona la marcha de la diócesis. La que lo determina son los nombrados y los cesados. ABC destaca, y con razón, después de la sinrazón de Ballester, a Turull y Matabosch. Penoso el nombramiento y maravilloso y obligado, no sólo por la edad, el cese.
El problema de Turull no es su relación familiar con un político separatista y encarcelado. Su problema es él. Obispo frustrado pese a todos los intentos de Sistach, pésimo rector del seminario de Barcelona, ahora le dan la Sagrada Familia, el templo más emblemático de Barcelona. Matabosch se ha ido más por la edad que por sus propios merecimientos para irse que eran muchos.
Sacar a colación en este cambio de cromos a Custodio Ballester me parece que son ganas de engañar al personal. No le han dado una parroquia. Más grave me parece que le hubieran quitado la que tenía. Pero Omella, tan aragonés, dicen, se fue por la pata abajo ante acusaciones de una izquierda que a…congoja a nuestros obispos.
No soy fascista ni falangista en absoluto, me tengo por amigo de Custodio y nunca aprecié en él características fascistas o falangistas. Pero tampoco comunistas y no las disimula. Siempre le he visto como cura y español. Que es lo que es.
Sus graves pecados son simpatizar con la Legión, yo también, sacar a la calle procesiones con participación de legionarios, cosa que debe ser gravísimo pecado, celebrar una misa no por la División Azul, como dice el periódico sino por el eterno descanso de los muertos de la División Azul, católicos en su inmensísima mayoría, que es cosa absolutamente legítima. Que los supervivientes de aquello llevaran banderas divisionarias y al concluir la misa, es casi seguro que fuera del templo, cantaran canciones de esos años y levantaran el brazo no me parece motivo para sancionar al cura y menos si él no cantó ni levantó el brazo. Pero ya digo que hay aragoneses muy recios, que no reblan nunca pero que a la primera que les dé un aire contrario se van por la pata abajo.
El domingo pasado he acudido a misa y para mi mayor alegría la ha celebrado Custodio Ballester. Sólo puedo decir que es un sacerdote bueno y piadoso, y que su homilía se caracterizó por una oratoria llena de vigor y muy católica (cosa rara en Barcelona). Me llenó de edificación.
Lo de que la «prórroga» del año sabático de D. Custodio no influye en la marcha de la diócesis barcelonesa es relativo. Como dice el refrán, un grano no hace granero, pero ayuda al compañero. Y, no nos engañemos, es fácil suponer que D. Custodio en una parroquia haría mucho por el granero barcelonés, si bien es cierto que para cabreo de algunos. Y, sigamos sin engañarnos, todos sabemos quiénes serían esos «algunos», bastante menos eclesiales que D. Custodio. Eso sí, mucho más ruidosos y con más pretensiones de influir en la marcha de la diócesis para provecho propio y de sus «eclesiales» ideas.