Un amigo me dice que en septiembre los franciscanos cierran Lebrija. Alguien podrá pensar que no tiene la menor importancia que Lebrija se quede sin franciscanos. Pero es una gota más que acrece ese caudal que ya es riada de la desaparición de la vida religiosa en España. Se va al garete. En buena parte se ha ido ya.
Y como si nada. Que no se entere nadie. Cierto que en no pocos casos es igual y en algunos incluso mejor. Cuando los dominicos abandonen Coya, en mi Vigo natal, la diócesis habrá ganado. Espero que sea pronto. Pero mal que bien, y hasta algo mal, algunos hacían lo que podían y hasta lo que les dejaban. Echado el cierre ya no queda nada. Abandono, soledad y telarañas.
La fotografía no es de los franciscanos de Lebrija. Ya quisieran ellos una comunidad así. Y no entro a consideraciones sobre el fraile guardián anterior. Que podría. Aunque evidentemente no me lo van a agradecer. El malo soy yo.
Los frutos del Concilio.
Según me ha dicho uno de ellos, tienen en programa el cierre de 6 casas.
Si son como Hummes o como el Grelo Tangerino (que acaba de hacer unas espeluznantes declaraciones sobre el terrorismo musulmán), mejor que no quede ni uno.Y los domingueros de Coya, barrio donde vivo, son un horror.
La foto representa un evento en el convento de San José del Puerto de la Luz de las Palmas. Aparece el anterior General de la Orden, el P. Provincial y algunos de otras casas.
El convento de Lebrija lo conforman un grupo de frailes bastante aceptable. Ya hace más de dos años que estaba en proyecto su cierre, ahora ha llegado la hora. Parece que no hay más remedio por falta de personal para las actividades de la Provincia, y junto con este cierre hay otros dos. Esta necesidad de cierres no va a terminar, pues los años van pasando sobre las personas y no hay repuesto.
En este día en que conmemoramos a Jesucristo Sumo y Eterno sacerdote: Memento Domine sacerdotum tuorum.
Envía Señor operarios a tu mies y ministros a tu Iglesia.