No es este ningún comentario académico a los cardenales de Sevilla que gozan de calle en la ciudad. Ni tampoco una reivindicación de ausentes. Me trae sin cuidado lo que decidan unas corporaciones por las que no tengo el menor respeto, que un día nombran hijo gloriosísimo de la misma a un personaje , nacido allí o muy lejos, y que unos años después se quedan tan frescos adoptando por unanimidad o mayoría le decisión de desposeer del título otorgado por la misma corporación aunque con distintos componentes, como impresentable para tal honor cuando los únicos impresentables, caso de ser inmerecido el nombramiento, lo serían los miembros de la corporación pelotillera. Si Valencia hubiera nombrado hijo adoptivo a Negrín, La Coruña a Millán Astray, Jaén a Azaña y Sevilla a Franco me parece de un infantilismo sumo venir a los 75 años a adoptar un acuerdo despojando de ese «honor» al en su día honrado. Que ni se va a enterar del «agravio», ni reconducirá la historia y ni siquiera eso hará bueno al que haya sido malo o malo al quien hubiera sido bueno. Lo dicho, va por las generales de la ley. En el hecho concreto del callejero sevillano, que en ciudad secularmente cardenalicia tiene muy pocos cardenales, constatar solamente la ignorancia de los responsables del callejero por la historia de una ciudad tan vinculada a su catedral y a sus arzobispos cardenales. Tampoco en eso desmerecen de la de otros lugares con una catedral centro de la vida urbana y sin calles dedicadas a sus obispos. De los que están en el sevillano, me parece injusta la presencia de Pepito Buenavida, cardenal mediocre donde los haya y que cuyo único mérito debió ser que la conjunción político-eclesial, o sea, Franco y el Vaticano, le designaran para acabar con el molesto cardenal Segura. Que curiosamente parece no tener calle. Sin tenerla, es imposible que le desposean de ella. Pero no me extrañaría que, en el caso de una calle del cardenal Segura, le desposeyeran de la misma por franquista. Cosa que Segura jamás lo fue aunque respetando siempre la dignidad del Jefe del Estado. Pero sin renunciar nunca a la suya propia como pastor de la Iglesia de Sevilla. Existiera o no existiera Franco. Hay calle de Bueno Monreal, ayuntamiento ignaro y pelota en el momento, de Ilundain, muy discretito, el artículo, al que no me apetece volver, creo que no señala calle del cardenal Amigo, en mi opinión, con todas mis reservas, mucho más merecedor de ella que Bueno, Ilundain o Sanz y Forés… Se la merecería Cienfuegos. Y hasta Romo. Pues esas son las calles sevillanas con nombres cardenalicios. Y esta entrada mía es un simple comentario a un artículo que acabo de leer. http://sevillaciudad.sevilla.abc.es/reportajes/casco-antiguo/sociedad-casco-antiguo/los-purpurados-del-callejero-de-sevilla/
Los cardenales, sevillanos o no sevillanos, casi todos de Sevilla, en el callejero de la ciudad.
| 03 junio, 2015
Siempre he pensado que si en 1940 hubieran nombrado Primado a Segura en vez de a Plá y Deniel habría sido muchísimo mejor para la Iglesia de España.
Los políticos suelen ser gente mediocre, llenos de odio y envidia, embajadores de la mentira, muy amigos de lo ajeno. Lo único que les interesa es enriquecerse a cuenta de los ciudadanos. Sería demasiado recordarlos la frase de Cicerón: HISTORIA MAGISTRA VITAE. Todo inútil, son gente de corto alcance.