| 03 julio, 2021
Y yo soy un profeta de calamidades porque vivimos en el mejor de los mundos y en la más maravillosa primavera eclesial. Será que me empeño en no reconocer el extraordinario efecto Francisco que lo ven hasta los ciegos ¿O no?
Esto no es que se deteriore, se desmorona.
GRACIAS a los frailes capuchinos que han dado su vida en el Convento de Antequera, donde hemos visto sus vidas entregadas por los demás, especialmente los que han estado allí estos últimos años, son un signo del Evangelio para todos. Ahora ellos cierran con dolor y con gratitud, pero su vida entregada en Cristo, el grano que cae en tierra para morir y dar fruto, ha traído mucho bien.
GRACIAS a los frailes capuchinos que han entregado su vida en el Convento de Antequera, haciendo tanto bien, siendo un signo del Evangelio. Gracias especialmente a los que han estado en los últimos años y ahora, con gratitud y dolor, tienen que cerrar. En Jesús, el grano que cae en tierra y muere para dar fruto, ha caído toda su entrega. Han dado y darán muchos frutos.
el problema es cuando el grano muere y no da fruto, sorry!
se hunde la vida religiosa, y lo que es peor, es la falta de autocritica y la complacencia de las ordenes religiosas ante esta debacle sin precedente. por ende, ni una lagrima.
Entre que no hay vocaciones y que algunas congregaciones no ponen de su parte este es el resultado.
Seguro que mañana se acerca un joven interesado preguntando y le dicen que no tienen ninguna casa de formación en España o que no realizan convivencias debido al coronavirus porque en sus casas hay hermanos mayores de riesgo. No es la primera vez que sucede esto.
Al que se le añade que uno va con unos ideales inspirados en los fundadores y uno se encuentra lo contrario.
No se preocupe que tienen respuesta para todo. Cuando se les hace notar la situación, se limitan a pasarte por los morros no sé qué «profecía» (?) de Ratzinger de hace cincuenta años para convencerte de que «ahora somos menos pero más puros», una «pequeña comunidad de creyentes», «más libre y más intensa». Y el último que apague la luz.
Está claro que no sólo los ideólogos de género niegan la realidad.
Muy mal tienen que estar los capuchinos de vocaciones para dejar este convento en el que alcanzaron la palma del martirio varios hermanos suyos de religión bajo el dominio del Frente Popular. Sus restos se veneran allí.
Si.
Lo que no lograron hacer los masones y los socialistas con sus persecuciones y martirios lo han hecho los montinistas poco a poco, sin esfuerzo
y desde dentro.
Ahora seguro que somos más ilustrados, más prósperos y más librepensadores.
Como Suizos, vamos.
(decía el inútil y sectario demagogo de Azaña que reclamaba para los españoles el «derecho a ser suizos». No gracias a sus políticas (después de todo a este político «ilustrado» no le votaron los españoles ), sino gracias a la extirpación a sangre y fuego del catolicismo, religión nacional de la mayoría españoles. Esto es, gracias a una guerra civil purificadora. Yo me pregunto si no es más fácil copiar las políticas económicas que han hecho de los suizos un pueblo próspero y civilizado y aplicarlas en España con inteligencia, en vez de enfrentar entre sí a los españoles. Pero, claro, parece que eso sobrepasa su inteligencia y su ambición)
(!eso espero!; porque si no, !menudo negocio!)
Algo raro ya pasado porque no somos más santos, sino mucho menos.
El problema es que esta debacle luteranizante la estamos financiando nosotros con la X en el Impuesto de la Renta.
Nosotros somos tan culpables como Montini. Y eso que nosotros tenemos la perspectiva histórica que Montini no tenía.
Los frutos del Concilio protestantizante fue matar las vocaciones.
Y si no hay vocaciones los frailes, monjes y sacerdotes que mueren no son sustituidos por nuevos frailes, monjes y nuevos sacerdotes por lo que los conventos vacíos tienen que cerrar.
Eso es exactamente lo que ha pasado con los capuchinos de Antequera.
(y seguramente no llevaban hábito, su teología no era la franciscana, sino la de la «liberación» y de la «Justicia social» y su carisma, el ecumenismo ecologista…)
No veo que haya que preocuparse…hoy.
Había que haberse preocupado hace treinta o cuarenta años cuando vimos lo que no queríamos ver:
Que los anglicanos, calvinistas y luteranos NO tienen monjes, ni frailes ni sacerdotes.
Justamente lo que tenemos ahora.
Así que ha sido todo un éxito: finalmente somos «hermanos separados» (vulgo, «herejes»)
Well done, Montini!
Bien dicho. Y además, Jesús pasa la escoba y la fregona por su Casa.
En el artículo se alude a cinco cierres simultáneos: dos deben ser Valladolid y Antequera.