No vi el programa de Televisión acusativo pero estoy totalmente de acuerdo con la carta que unos días después publicó otro antiguo alumno en Faro de Vigo.
Mi experiencia de 7 años, anteriores al de uno y otro, son absolutamente positivos en todos los aspectos. No tengo recuerdo de ningún caso de abuso sexual ni de nada que se le aproximara. Y de violencia física, que entonces tenía muchisima menos gravedad que hoy, solo recuerdo tres casos. Dos bofetadas del padre Prefecto a dos compañeros, uno de los cuales tuvo marcados dos o tres días los dedos del jesuita en la cara, y otro, protagonizado por un padre de carácter irascible, de mucho más tamaño físico que neuronal y que resultó bastante más cómico que trágico. Estábamos en estudio y el inspector salió del mismo dejando la puerta aierta, al poco regresó y se encontró con que todos habíamos pasado del estudio a la charla. Se indignó, quiso cerrar de un portazo y la puerta se volvió dándole en toda la cara con regocijo de todos. Su irritación superó todo lo aceptable y fue con paso apresurado entre la hilera de mesas repartiendo mamporros a diestro y siniestro. Nos íbamos tirando al suelo conforme llegaba a nuestra altura y creo que nadie fue alcanzado por sus manotazos. Con lo que si ya tenía escaso crédito entre los alumnos a partir de entonces consiguió el cero.
Dos bofetadas en siete años, una enseñanza excelente y un recuerdo magnífico de mis años de bachillerato.
Como para que vengan a hablarnos de violencias.
Yu fui seminarista en Barbastro y Huesca, y sólo puedo hablar bien de la enseñanza y educacicón cristiana recibida, del trao, duro, exigente, pero correcto, de los Prefectos y Profesores, y de los propios compañeros.
Tengo 66 años, por lo que estas vivencias son de hace medio siglo, más o menos.
Y tampoco ví ni oí «nada raro».
Aprovecho para dar gracias a la Iglesia en general, y a mis padres en particular, por la educación recibida.
LAUS DEO.
Con todo lo que ha conocido y lo al día que se supone que está usted sobre la realidad de la Iglesia, parece mentira que no distinga una época de la otra en la historia reciente del catolicismo…