| 03 agosto, 2024
De allí me dicen:
«Un grupo de jóvenes argentinos, pertenecientes a los «Misioneros de la Cristiandad», con el lema «Mi Fe no es un juego», rezó el Santo Rosario frente al Congreso Nacional, en Buenos Aires, en desagravio por las blasfemias y provocaciones anticatólicas de los juegos olímpicos en Francia.
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Alejandro Faletti, uno de los organizadores, explicó que «buscamos reparar las ofensas contra Jesucristo, la Eucaristía y la Iglesia, perpetradas por quienes responden a la agenda globalista, anticristiana y antihumana».
Buena iniciativa, inspirada y realizada por seglares. Mientras tanto, se sigue echando de menos alguna declaración de repudio del Episcopado argentino. Por lo visto, solo parece preocuparse por la cuestión social…
Episcopado Argento? Filo Peronita + Kirchnerista. Del Señor? Ni hablar de ciertas cosas. Y para colmo nos gobierna un Loco. Ah y el Aborto se cargo miles de vidas. Panorama para lucharla.
Siempre existirá una cuestión social aunque cambien sus contornos; en una época la arista principal era la cuestión obrera y muchos operarios desorganizados eran explotados por lo que Marx llamó «tiempos orgiásticos del capital» caracterizados además por el abuso laboral de mujeres y menores, a lo cual la Iglesia respondió con la «Rerum Novarum»; en el auge del capitalismo salvaje, 40 años después la respuesta fue la encíclica de Pío XI propugnando una organización profesional de la economía que superara la lucha de clases; mucho tiempo después fue Paulo VI que en la carta al cardenal Roy habló de nuevos contenidos de lap
cuestión social, de los empobrecidos, de las víctimas de los cambios, de la ecología, de la falta de urbanismo, de la disociedad, de la ruptura de los lazos sociales, de la soledad urbana. Nada de esto interesa a nuestros obispos encerrados en sus palacios episcopales mientras practican una política de baja estofa.