| 23 octubre, 2024
LLUEVE MUCHO
Llueve mucho, gracias a Dios. Y a este rincón de la pampa argentina, gracias a los
progresos de las comunicaciones, llega una buena y reconfortante noticia: “El Vaticano
desbloquea las ordenaciones de los seminaristas de los Misioneros de la Misericordia Divina de
la diócesis de Frejús-Toulón”.
Muchos conocen los avatares de esta diócesis, con su seminario, el más numeroso de
Francia, sus problemas, con un obispo muy bueno, pero algo tonto, los desórdenes por
admisiones imprudentes, que después no pudo controlar.
Ante las críticas de tantos enemigos, que tiene en Francia y en Roma, creo que Dios
puso en sus labios una respuesta famosa, en la cual luce el uso del argumento de cantidad: “es
verdad. Me he equivocado, varias veces. Tengo problemas. Pero en Francia existen muchos
obispos que me acusan y que no se equivocan, ni tienen problemas: son los de aquellas
diócesis que no tienen ningún seminarista”. Son los estériles, los de la Iglesia que llaman “de
salida”, cuando su nombre verdadero es “de liquidación”.
Los sucesos que generaron la designación de un coadjutor, son un eslabón más de una
cadena destructiva que sigue desde que fue elegido Francisco: destrucción de los Franciscanos
de la Inmaculada, ya detestados cuando era arzobispo de Buenos Aires, porque en una diócesis
vecina celebraban el rito romano en forma extraordinaria; intento de liquidación del Instituto
del Verbo Encarnado y de las buenísimas servidoras del Señor y de la Virgen de Matará, ambos
con sus ramas contemplativas, un milagro de la Iglesia argentina, comenzando por el maltrato
a su fundador, el querido padre Carlos Buela y su reclusión en Génova, que duró hasta su
muerte.
El intento fracasó y es una derrota magna por sus dimensiones universales. En lo
personal me alegro de haberle propinado otra, a los diez de su elección, en el Instituto de
Filosofía del Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires, continuador de la Hermandad
de san Ginés, cuando el querido vicepresidente Pedro Mollura, presentó una moción para que
ese Instituto se dirigiera al Consejo Directivo, con el fin que el mismo expresara su alegría por
tener un papa argentino. Como presidente me opuse, argumenté con mis razones; como
órgano democrático votamos y la moción de Mollura, perdió por paliza.
Hoy, muy debilitado y hocicando por su derrota, continúa la fallida persecución del
IVE, que sigue comisionado en su rama masculina, gestión a cargo de un perverso enemigo el
cardenal Santos y Abril, maestro en molestar, trabar, impedir. Las servidoras en cambio, están
liberadas de soportar la gestión de semejante crápula, eyectado de la Argentina, de la cual fue
nuncio en un tiempo breve, caracterizado por su ignorancia e incompetencia, ambas
mayúsculas.
Pero volvamos a Francia. En la diócesis de monseñor Rey fueron suspendidas, hace
más de dos años, por orden del Vaticano diez ordenaciones diaconales y sacerdotales. A nadie
en la cúpula de la Iglesia importó un bledo la angustia de los ordenandos, de sus familiares, de
sus amigos. Eran enemigos tal vez porque preferían celebrar la mal llamada “Misa de san Pío
V”. Se sabe que muchos peronistas, como uno instalado en el Vaticano, siguen la consigna de
su líder: “A los enemigos ni justicia”. Y sin el presupuesto de no dar a cada uno lo suyo, no
existe la misericordia.
La congregación de los Misioneros de la Misericordia Divina es del siglo XXI, fue
fundada en Tolón en el año 2005 por el sacerdote Fabrice Loiseau. Tiene unos treinta
integrantes y casas en Tolón, Marsella, Lyon, Estrasburgo y Draguignan. Trabaja en una nueva
evangelización de los católicos franceses y busca la conversión de los musulmanes que tanto
abundan. Su santa preferida es María Faustina Kowolska y tienen una especial veneración por
Charles de Foucauld.
Su actual superior Jean R. Dubrule, harto de las demoras vaticanas, que disfrazan las
tentativas de ahogar los movimientos tradicionales hasta que desaparezcan, al carecer de
nuevos sacerdotes, elevó una enérgica protesta, que concluyó con un fructífero diálogo con el
Dicasterio para el Culto Divino, que concluyó tan bien que ya tienen fecha las nuevas
ordenaciones.
Una prueba más que es hoy obligación no callarse, protestar, reclamar, criticar y a
veces hasta poner en ridículo las arbitrariedades clericales.
Una hermana mía, ya fallecida, después de soportar casi 60 años diabetes juvenil, con
particular entereza cristiana, siempre me criticaba y me decía: Vos, siempre escribiendo contra
algo o alguien. Para que no me molestara más un día le dije: Mirá, Tere (su nombre de
bautismo era Teresita, la nueva doctora de la Iglesia, tengo un gran maestro que se pasó
escribiendo contra algo o alguien. ¿Quién, me preguntó? San Agustín, el obispo de Hipona, el
doctor Africano, quien escribió la Ciudad de Dios contra los paganos, de la naturaleza del bien
contra Fausto maniqueo, contra los académicos, etcétera.
Hoy mi hermana Teresita tiene un discípulo que nunca la conoció, fray Pedro Gómez O.
S. B., que me amonesta a cada rato y ne aconseja: “No se enoje”.
Pero ¡cómo no me voy a enojar cuando todos los días me encuentro con porquerías
políticas o eclesiásticas que sublevan! ¡Cómo no voy a protestar! contra lo que publican La
Nación o La Prensa, y que por suerte acá no recibo. Además, gracias al progreso en materia de
comunicaciones y a la bondad de mi amigo Paco Pepe y su acogedora Cigüeña, desde el
corazón de la pampa argentina, puedo universalizar mi queja de hombre viejo, porque como
aconsejaba ese hombre tan original, salido del riñón de los Cursos de Cultura Católica, llamado
Ignacio Braulio Anzoátegui, el viejo tiene que quejarse siempre y eso es un signo de vitalidad.
Si deja de hacerlo, muere.
Sigue lloviendo gracias a Dios y a la Virgen, muy blanca, que veo desde donde escribo,
instalada por el piadoso Santiago en un sitio estratégico, que siempre nos protege.
Estancia San Joaquín, san Serapio de Azul, octubre 23 de 2024 Bernardino Montejano
Don Bernadino, no escriba si está aburrido. Hágale caso a Horacio (el poeta) y deje reposar eso que escribe. Reléalo un par de días después. Ordénelo y tache todo lo innecesario. Se lo digo con real afecto. Mire bien adónde apunta, piense en quiénes lo leerán. La generosidad de la Cigüeña le abre las puertas al mundo y al mundo no le interesa muchas veces algunas de sus porteñadas (aunque sea desde la estancia). Escribir y publicar sin más es una forma de vomitar muy modernosa y su prestigio no lo merece. Recuerde que un precepto básico marca evitar el «ego» que es siempre odioso al lector. Perdóneme la sinceridad y que se lo señale en público, pero no tengo otra forma y mejor eso que nada. Y le aclaro que comparto todo lo de fondo.
Don Bernardino
Si le parece a usted oportuno, indique usted al final de sus publicaciones un e-mail a través del cual, el que lo desee, pueda ponerse en contacto con usted. Hay discrepancias que es bueno hacerlas en público porque pueden aportar algo a las personas que entran en este blog. Pero hay otras discrepancias o sencillamente maneras diferentes de enfocar un problema tratado por usted , que la prudencia o la más elemental elegancia , creo más sensato hacérselas a usted en persona. Por eso le ruego que indique en todos sus escritos un e mail de contacto. Es una manera de comunicarse con un usted , Profesor Emérito de Filosofía del Derecho que tiene mucho que decir y lo hace ….. y quizá esté abierto a recibir alguna aportación o sugerencia
Don Santos Abril y Castelló es uno de los cardenales más nefastos de la Iglesia. Anda ya por cerca de los noventa años y, además de malo, como buen aragonés, es más terco que una reata de mulos.