Lecturas LXXX: Franco y la Iglesia

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Lecturas LXXX: Franco y la Iglesia Luis Suárez: Franco y la Iglesia. Bibliotheca Homolegens, Madrid, 2011, 974 páginas. Hace algún tiempo que lo tenía en mi poder pero me daba pereza, por la extensión, hincarle el diente aunque el tema me interesaba muchísimo. Por fin acabo de concluirlo y me parece un ladrillo muy importante para conocer el pasado reciente de nuestra Iglesia. Ladrillo por el número de páginas, lo reiterativo, farragosos incluso, de pesada lectura y sin embargo de suma importancia para conocer las relaciones entre la Iglesia y el régimen nacido el 18 de julio de 1936. Todo él mantiene el interés pese al esfuerzo. Más de un error, lapsus tal vez, son fácilmente salvables por quien sepa algo del tema. Pesadísimas tantas declaraciones de abstenerse el autor de hacer juicios de valor que sin embargo hace a lo largo de todo el libro. Y un defecto en mi opinión muy grave. Muchos hechos y muy pocas personas. Uno se queda con la curiosidad de conocer nombres de protagonistas, aunque sean secundarios, de lo que en el libro se narra. No tiene índice onomástico, lo que es sí ya es un defecto. Quien comience la lectura podrá pensar que su omisión tendría causa en no aumentar las ya 974 páginas del libro hasta hacer superar las mil. Concluida la lectura se llega a la conclusión de que no. El inexistente índice onomástico sería muy breve: Franco, Carrero, Garrigues y poco más por parte de régimen. Pablo VI, Villot, Benelli, Casaroli, Dadaglio, Tarancón, Añoveros, Gomá y pocos más en la Iglesia. Es sin duda una grave carencia del libro. Tras este exordio, evidentemente crítico, he de decir también que el libro me parece de imprescindible lectura para todo el que quiera conocer las relaciones de la Iglesia con el Estado español desde el 18 de julio de 1936 hasta el fallecimiento de Franco. Y más de uno se llevará una sorpresa. Porque fueron unas relaciones difíciles en un comienzo y prácticamente imposibles al final. Con un espacio intermedio bonancible que ocupó todo el pontificado de Pío XII, cristalizado en el Concordato de 1953, y apenas se prolongó en los breves años de Juan XXIII. La guerra civil, o la Cruzada si algunos quieren, término acuñado por la Iglesia y no por el Estado, al que personalmente no tengo nada que objetar aunque el nombre no sea cosa mía, transcurrió en los últimos años del pontificado de Pío XI, el autor de le encíclica Mit brenneder sorge contra el nazismo, gravemente preocupado por los aspectos nazi-fascistas del bando nacional. Franco tuvo la suerte de encontrar en el cardenal Gomá, convencido de los sentimientos católicos del Generalísimo, un avalista decidido de la España nacional y el sentimiento unánime del episcopado español, los crímenes de la España roja contra todo lo católico y el progresivo avance de las fuerzas nacionales fueron inclinando al Vaticano al reconocimiento de una de las partes. El Papa falleció muy poco antes de la victoria final y ya entonces la España de Franco era la interlocutora de Roma. Son páginas interesantes del libro de Suárez pero sobre hechos bastante conocidos. El epistolario de Gomá es fuente inexcusable para historiar aquella época. Con reservas serias por parte del arzobispo primado sobre algunas cuestiones. El falangismo imitador de otros sistemas no es que le tuviera propicio sino que le preocupaba hondamente. Y no digamos ya al cardenal Segura. Los días de vino y rosas duraron lo que duraron y no es ello tema capital del libro de Suárez. Hasta que en el postconcilio llegaron las divergencias. El relato de las mismas me parece lo fundamental del libro. De enorme interés. Y lo relata en base a documentos ciertos que transcribe. Seguramente desde una posición irenista. Benelli, que de tonto no tenía un pelo, tras su paso por la nunciatura de Madrid aunque en un puesto subalterno, llegó a la conclusión de que el franquismo no sobreviría a Franco y que había que desligar a la Iglesia española de unas ataduras que podrían condicionar gravemente su futuro. Nada estaba atado y bien atado. Más bien todo desatadísimo. Lo que vino después le dio la razón. Y Roma se empeñó en dinamitar al régimen. Quedan en el libro testimonios incontestables e interesantísimos. Me parecen lo fundamental del libro. Pablo VI, hamletiano pero decididamente impulsor, Benelli la sombra gris, Dadaglio el mamporrero que tomó gusto al oficio y Tarancón la pieza capital en España. Llegó, amparado por Roma, a la cabeza del episcopado y vaya si la ejerció. Con muchísimo gusto. Hubo un momento en el que todo era él. Sus colaboradores no pasaban de meros comparsas. Tuvo en ello momentos complicados pero con su sabiduría fenicia, indudable, consiguió superarlos. Previamente le habían preparado el paso al poder con el nombramiento de auxiliares, la jubilación de los contrarios, el apoyo decidido de Roma… Sólo en Casaroli tenía un obstáculo pero consiguió salvarlo. La victoria del levantino era total. Pero ya en ella había gérmenes que le resultarían mortales a no mucho. La dinamitación del Régimen aupó a elementos que también pretendían dinamitar la Iglesia y por tanto a él, Franco sobrevivió a tanta maniobra hostil y falleció en el poder. Y é se había creado enemigos muy poderosos. Tres años después de Franco falleció Pablo VI. Y Casaroli, su enemigo, llegó al poder. Con lo que el levantino pasó del infinito al cero. Nunca lo digirió bien. Su sutitución en Madrid fue más bien precipitada y otra época amanecía. Pero mientras tanto la Iglesia española se había hundido. Los comparsas le siguieron pero fueron necesarios muchos años para cambiar aquello. Las dificilísimas relaciones con el Vaticano que Franco nunca quiso romper, un clero revolucionario contra el régimen y en no pocas ocasiones también contra la Iglesia campeando a sus anchas con la protección de varios obispos, la ETA auxiliada, la Asamblea Conjunta, la renovación obstaculizada del concordato, el caso Añoveros… De todo da cuenta el libro de Suárez con datos del mayor interés. Libro pues muy importante, de pesada lectura pero de muy notable interés y que no he visto muy utilizado por uno u otro bando. Lo recomiendo sin duda.

Comentarios
0 comentarios en “Lecturas LXXX: Franco y la Iglesia
  1. Hay muy buenos comentarios y poco puedo añadir. La jerarquía trabajando para erradicar el cristianismo en la sociedad española, ese es el resumen de Tarancón y enfrentada a quien le salvó la vida y consiguió que se pudiera cristianizar durante 40 años mas en España. Atronador el silencio de la jerarquía con el aborto, por cuya desaparición no se pide en las iglesias.

  2. Es normal que la Iglesia se quisiera desligar de un régimen que despreciaba al Concilio Vaticano II, que no respetaba derechos fundamentales tal y como los reconocía la Iglesia, que se inmiscuía vergonzantemente en los nombramientos evlediástico, que manipulaba constantemente el nombre de Cristobpara Ginés propagandísticos idrológicos, que gobernaba dictatorialmente contra todos los que no pensaran como ellos, que interpretaba el catolicismo de manera integrista y autoritaria, que convertía s las mujeres en apéndices jurídicos de sus maridos o padres, incapaces siquiera de firmar solas un contrato, que mantenía una ridícula censura que producía cuando menos sonrojo, que despreciaba, ningunee a y maltrataba a ilustres católicos como Julián Marías por no ser de su mundana idrología autoritaria y trasnochada.

  3. «Benelli, que de tonto no tenía un pelo, tras su paso por la nunciatura de Madrid aunque en un puesto subalterno, llegó a la conclusión de que el franquismo no sobreviría a Franco y que había que desligar a la Iglesia española de unas ataduras que podrían condicionar gravemente su futuro».
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    Esto en mi tierra se llama oportunismo.

  4. En aquellos años la jerarquía decidió dinamitarse y saltar por los aires y por llevar la contraria a Franco con el que alguno como Tarancón tomaba chocolatito, fueron capaces de consentir todo, barbaridades litúrgicas, movimientos asamblearios, curas que dejaron el sacerdocio por la política, llegaron a convencer a chicos que deseaban ser curas que para luchar por el reino de Dios, era mejor dedicarse a otra cosa, ayudaron al nacionalismo y taparon en esos sitios a la ETA.
    Tarancón, Jubany, Cirarda, Díaz Merchán, Elías Yanes, fueron una nulidad eclesiástica unos con mejor voluntad que otros pero por sus obras los conocereis y ellos fueron demoledores de todo.

  5. Sin entrar en detalles pienso que la Iglesia jerárquica, desde el Papa hasta muchos curas no estuvieron a la altura de las circunstancias y machacaron a alguien que demostró su catolicismo de sobra, entre otras formas reconstruyendo los templos con un dinero que se podía haber empleado en otros menesteres.
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    Pero que esa Iglesia jerárquica no tuvo razón lo demuestra el erial en que nos encontramos.

  6. ;Muy interesante el testimonio personal de Guerra Campos

    Sobre la Iglesia en España desde 1936 a1975 en 4 conferencia 1
    http://www.ivoox.com/jose-guerra-campos-1-audios-mp3_rf_2689801_1.html

    Sobre la Iglesia en España desde 1936 a1975 en 4 conferencia 2
    http://www.ivoox.com/jose-guerra-campos-2-audios-mp3_rf_2689823_1.html

    Sobre la Iglesia en España desde 1936 a1975 en 4 conferencia 3
    http://www.ivoox.com/jose-guerra-campos-3-audios-mp3_rf_2689838_1.html

    Sobre la Iglesia en España desde 1936 a1975 en 4 conferencia 4
    http://www.ivoox.com/jose-guerra-campos-4-audios-mp3_rf_2689859_1.html

  7. Canali, la frase no es de Lactancio, es de Terencio. Y siempre se cita (de oídas) dándole un significado diverso al que le dio su autor poniéndola en labios del personaje de una de sus comedias: Nada de lo humano le era ajeno para así entrometerse y valerse de aquello que no le correspondía.

  8. DISCURSO DE SU SANTIDAD PÍO XII
    A JEFES, OFICIALES Y SOLDADOS ESPAÑOLES

    11 de junio de 1939

    Bienvenidos seáis, Jefes, Oficiales y soldados de la Católica España, hijos Nuestros muy amados, que habéis venido a proporcionar a vuestro Padre un inmenso consuelo. Nos consuela ver en vosotros a los defensores sufridos, esforzados y leales de la fe y de la cultura de vuestra patria, que, como os decíamos en Nuestro Mensaje-Radio, «habéis sabido sacrificaros hasta el heroísmo en defensa de los derechos inalienables de Dios y de la religión».

    Al veros ante Nos cubiertos de gloria por vuestro valor cristiano, Nuestro pensamiento se dirige sobre todo a vuestros compañeros que murieron en campaña, y Nuestro corazón de Padre se conmueve ante le generosidad da tantas madres y ante las lágrimas de tantos huérfanos, a quienes la muerte ha privado de sus seres más queridos. Decidles de Nuestra parte que unan sus penas a las de la Virgen de los Dolores y las ofrezcan a Dios con cristiana resignación por la paz del mundo.

    Recordamos aquellos días de amargura en que «la sombra de la patria vacilante» —patriae trepidantis imago en frase del poeta cordobés Lucano—, os hizo comprender que España, sin hogares cristianos y sin templos coronados por la cruz de Jesucristo, no sería España, aquella España grande, siempre valerosa y más que valerosa caballeresca y más que caballeresca cristiana. Y al resplandor de ese pensamiento quiso Dios que brotaran en vuestro corazón generoso dos grandes amores: el amor a la religión que os garantiza la eterna felicidad del alma, y el amor a la patria que os brinda el bienestar honesto de la presente vida.

    Estos dos amores han sido los que encendieron en vosotros el fuego del entusiasmo, lo mantuvieron vigoroso en las horas del sacrificio y lo llevaron finalmente con valor al triunfo del ideal cristiano y a la victoria.

    Recordando aquel pensamiento de S. Juan de la Cruz : «el alma que anda en amor ni cansa ni se cansa», Nuestro más vivo anhelo es, que esos mismos dos amores os alienten en la tarea de reconstruir la patria, emulando y a ser posible superando las tradiciones católicas de su glorioso pasado.

    Con la firme esperanza del Apóstol S. Pablo, de que «el Dios de la paz y del amor estará con vosotros» (2Cor, 13, 2) y en prenda de abundantes gracias, hacemos que descienda sobre vosotros y sobre las personas y cosas que tenéis en el pensamiento o lleváis en el corazón, sobre el Generalísimo y sus fieles cooperadores, sobre estas Damas enfermeras, que os han asistido, sobre vuestras familias y sobre todos los fieles de la Católica España, Nuestra Bendición Apostólica.

  9. El ilustrador y verificador de mayor autoridad moral en los temas españoles contemporáneos sin lugar a dudas al presente, es Pio MOA. Nadie comparable¡ por su precisión, objetividad y sobre todo por saber desentrañar los movimientos internos ideológicos que dan lugar a los hechos políticos y los explican para bien o ara mal. Un personaje arrinconado y neutralizado para que no sea leído ni escuchado.

  10. Gracias por la recomendación. La Iglesia española cometió harakiri y ya no es más que la sombra de lo que fué. La
    influencia que tiene es más bien poca y así lo quisieron. Y me sorprende el odio que le profesan tantos y tantos
    españoles, que blasfeman a cada 5 minutos los nombres de Dios y de la Virgen.

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