Lecturas LXXV: El cardenal Estepa

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Portada de Estepa, el cardenal de la catequesis de Rubio Fernández ...

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Lecturas LXXV: Un cardenal cuasipóstumo   Juan Rubio Fernández: Estepa, el cardenal de la catequesis. PPC, Madrid, 2011, 200 págs. Juan Rubio, exdirector de Vida Nueva, lo era cuando publicó esta biografía, tiene excelente pluma y más que notable información. Pues ya tenemos lo necesario para que lo que nos entregue valga la pena. Párroco bastante tiempo de Andújar, lugar de nacimiento del cardenal Estepa, el autor nació en la capital de la provincia en 1958, a sus cualidades personales une el afecto al biografiado y conocimientos de primera mano sobre el mismo. Era pues, sin duda, persona indicadísima para la empresa. ¿Cómo ha resultado ésta? Pues, bien y mal. Me explico. Me parece un excelente libro para conocer al hoy cardenal Estepa en trazos generales sin profundizaciones. Y eso lo logra cumplidamente. Quien no sepa nada o muy poco del personaje tras la facilísima lectura logra un buen conocimiento del hoy cardenal. Sin duda suficiente. Pero tras su lectura, yo y estoy seguro de que no pocos más de los que hayan leído o vayan a leer la biografía, me quedé con ganas de saber más de esta persona ciertamente importante de nuestra Iglesia contemporánea aunque tampoco figura determinante de la misma. Quiero decir que no fue un Tarancón, un Don Marcelo, un Pla y Deniel, un Rouco. Rubio quiso hacer lo que hizo, que no era una biografía exhaustiva y definitiva de Estepa, y lo que hizo le salió muy bien. Recomiendo sin duda leer esa aproximación al cardenal n la seguridade de que quien la lea terminará sabiendo de Estepa mucho más de lo que sabe. Utiliza, para la exposición, un método poco habitual intercalando en sus tesis propias amplios párrafos del propio obispo cosa que me parece un acierto aunque en ocasiones se produzca alguna repetición. Y ya sobre Estepa nos encontramos con una peculiaridad notabilísima de este sacerdote, obispo, arzobispo y cardenal. Nació en una familia “roja” siendo su padre persona destacada en el Andújar de la guerra civil. Incluso alcalde de la ciudad. Hombre de categoría personal, de talante conciliador, sin sangre en sus manos e incluso procurando salvar del asesinato a algunos de los candidatos a ello, el triunfo de la España nacional le supone la prisión. Don José Manuel, nacido el 1 de enero de 1926, vivió como niño la guerra y ya como adolescente la prisión de su padre. Nada hacía suponer que en aquel joven, tanto tiempo separado de una vivencia católica, sintiera la vocación sacerdotal. Pero así fue. Ya digo que en doscientas páginas es imposible recoger ampliamente todo el proceso que tuvo que experimentar su alma pero sin duda el lector quisiera saber más.  En 1941, en León, a donde se había trasladado su familia para estar más cerca del padre encarcelado, le gustaron las clases de religión. Tenía quince años. Y debía saber poquísimo de la misma. Por esas fechas o poco después, hace la primera comunión. Y a los dieciocho años decide ser sacerdote. Comprenderéis que se quieran saber más detalles. El padre, encarcelado todavía, no se opone pero reclama una condición. Que no ingrese en el seminario hasta no estar él en libertad. Lo que ocurrirá a fines del verano de 1945. Cuando José Manuel tenía ya 19 años. Salamanca, seminario de vocaciones tardías, Y al extranjero a ampliar estudios. Y ahora otra etapa importante en la vida de Estepa. Todos sus amigos y protectores, obispos unos ya u otros que lo serían, con contadas excepciones: Almarcha, Morcillo, estaban en la reticencia ante la situación política y luego algunos en la más o menos declarada oposición a la misma. Maximino Romero, Ridruejo, Mauro Rubio, Sopeña, Maldonado, Jesús Aguirre, Benzo, Floristán, Iribarren, Yanes… Estudios de Catequética en París, tras su paso por Roma, un nombre ya acreditado en su especialidad y obispo auxiliar del cardenal Tarancón. También el lector querría saber más de aquella etapa de obispo en la que seguramente Estepa fue el más moderado de los auxiliares del cardenal de Madrid. Entierro de Carrero, muerte de Franco… Y en 1983, arzobispo castrense. En ese cargo Estepa, con sus antecedentes familiares que no eran precisamente gratos al estamento militar, dio una talla verdaderamente notable. La Iglesia española estaba vergonzosamente hipotecada a unos obispos vascos de conducta en mi opinión miserable, que parecían estar más cercanos a los asesinos que a los asesinados. Mientras a Estepa le tocaba enterrar a los muchísimos muertos. Y el obispo “rojo”, aunque el “rojo” por antonomasia fuera Alberto Iniesta, tuvo los cataplines de decir: ¡Basta! Y aquella vergonzante, y vergonzosa, actitud de la Iglesia española supeditada a los obispos vascos y a sus valedores en la CEE, cesó. Eso fue un mérito indudable y valerosísimo del arzobispo castrense. Y la vergüenza cesó. Los obispos vascos se quedaron solos, sus valedores episcopales se retiraron con el rabo entrepiernas y la Iglesia de España pasó a estar inequívocamente con las víctimas. Eso queda perfectamente reflejado en el libro. Ha sido un inmenso servicio que Estepa hizo a la Iglesia y a España. Su participación en el Catecismos de la Iglesia Católica, en el que Ratzinger tuvo tanto papel, le ha valido la inesperada creación cardenalicia como reconocimiento de Benedicto XVI a sus trabajos. Ya tenía más de ochenta años por lo que no podría ser cardenal elector. No voy a entrar en si eran méritos suficients para la púrpura cardenalicia, eso es libre decisión del Papa. Pero cuando se anunció su nombre a mí me alegró. En el libro de Rubio encontraréis una suficiente descripción de su trayectoria vital aunque como he dicho no es ninguna biografía definitiva. Pero cuya lectura no dudo en recomendar.

Comentarios
0 comentarios en “Lecturas LXXV: El cardenal Estepa
  1. No eres una buena persona, Riera. Más largo, más corto, reducido por incapaz de más o enconado en tus monomanías, se te sale hasta por la pantalla tu íntima profesión compulsiva de castrador.
    Este es un comentario diez veces menos memo porque es diez veces más realista de tu condición al parecer irrecuperable.

  2. En el doctrinarismo rierista hay Constituciones Dogmáticas unas más importantes que otras.
    La capacidad de síntesis se demuestra en una palabra. ¡Riera!.
    La necesidad de leer a perpetuidad Lumen Gentium, Gaudium et Spes y los restantes textos conciliares a tenor de la NOTA montiniana, por otra parte de elemental sentido común so pena de caer en conciliarismo, para el Riera supone un lastre a perpetuidad.
    Al Riera le ha salido un enteco en cada ojo. Uno se queda con su capacidad de decir bobadas, inexactiutes y estupideces. Para sintetizar la nadería se basta y sobra: ¡Riera o muerte!.
    Y un Papa que fue bobo con balcones a la calle. T´as lucío.

  3. Muy interesante este artículo y sus comentarios, aunque se hayan apartado un tanto del eje central del mismo.
    Voy a hacer yo lo mismo, primero, para volver luego al origen.
    Conozco en primera persona el testimonio, de quien lo oyó a un inspector de policía Vega relacionado en su día con el SECED, que afirma que al Obispo Casimiro Morcillo le asesinaron (dejando paso a Tarancón). Casi nada como tema de posible reflexión.
    Respecto a Mons. Estepa, fue un mal arzobispo castrense, y quizás por ello duró tanto en el cargo.
    Dejó los Ejércitos antes católicos como un auténtico erial aconfesional, tras haber contribuido activamente a la desaparición del Cuerpo Castrense del Ejercito y su sustitución, en el mejor de los casos, por unos pocos sacerdotes contratados, sin formación ni vocación específica, cosa que, créanlo o no, se requiere en la milicia. Yo personalmente recuerdo su pública insistencia en que se suspendieran las misas de campaña obligatorias y la ninguna gracia que le hacían las preguntas y disquisiciones sobre el “por qué” de ello.
    Además, intervino en la redacción del Catecismo nuevo como antes había intervenido en la destrucción del Catecismo tradicional en España desde su cargo en la conferencia episcopal, cuando era obispo auxiliar de Tarancón. También es “llamativa” su ¿nula? actividad (21 años) como Capellán del Rey más inmoral, perjuro, anticatólico (leyes permitiendo la blasfemia, el divorcio, el aborto y la manipulación genética, la sodomía y otras perversiones de costumbres -droga, pornografía, espectáculos, etc-) y antiespañol que hemos tenido hasta ahora.
    A mi, todo ello, no me da un balance positivo

  4. Con polilalia o sin ella por mi parte y y con poli-esnia por parte del Riera resulta que fue el Concilio de Constanza 1414-1418, con TRES papas para repartira en la Iglesia, el que hizo esta Declaración textual: »
    «Y [la asamblea] declara, en primer lugar, que congregada legítimamente en el Espíritu Santo, formando concilio general y representando a la Iglesia católica, recibe la potestad inmediatamente de Cristo. Todos, de cualquier estado o dignidad que sean, incluso papal, están obligados a obedecerla en aquellas cosas que pertenecen a la fe y a la extirpación de dicho cisma y a la reforma de dicha Iglesia, tanto en la cabeza como en los miembros. Declara, además, que todo aquel, de cualquier condición, estado o dignidad que sea, incluso la papal, que tercamente rehusara obedecer a los mandatos, determinaciones, ordenaciones o preceptos de este santo sínodo o de cualquier otro concilio general congregado legítimamente, en relación con lo que se ha hecho o debe hacerse en el futuro, si no entra en razón: se le someta a una penitencia conveniente y se le castigue con la pena debida; y se recurra (si fuera necesario) a otros medios que presta el derecho.» O sea que olía a chamusquina quien quiera que osara contradecir a los Rieras de entonces. Y después el Concilio de Basilea 1439 sesión XXXIII elevó el aserto nada menos que a ¡»verdad de fe católica»!
    En el Vaticano II no se procedió independientemente del Papa aunque esa independencia hubiera sido una parresía integral muy meritoria y laudable que es la que ahora se invoca hasta por Francisco con la invasión kasperita. Pero los papas del Vaticano II fueron arrollados por los cocineros en los sótanos y se vio obligado el papa Montini a imponer una Nota de noirma hermenútica a seguir en la Gaudium et Spes, que lógicamente también fue arrollada y lo sigue siendo igual que el resto de textos vaticanosegubndos y hasta del Nuevo Testamento, al punto que el propio Francisco anima a dejar los doctrinarismos teológicos, que se descuernen solos, y seguir adelante juntos en el activismo socio-político del rescate de los pobres menesterosos sin recursos suficientes, primum vivere deinde filosofare aristotélico, como finalidad intrínseca de la religiosidad.
    A resultas de todo lo cual hemos venido al rupturismo doctrinal y eclesial que defiende incluso por escrito el hoy responsable de Caritas Internacional, el filipio cardenal Tagle, tapado para próximo papa-obispo de Roma, en la Historia del Concilio realizada por la Escuela de Bolonia o Instituto de Ciencias Religiosa de Dossetti-Albrigo-Melloni donde han concurrido las «eminencias» más bien grises de la revista Concilium.
    Si pues un Concilio que se declare autoritario con más potestad que el Papa es declarado de conciliarimo doctrinal con igual o mayor razón es conciliarismo la Doctrina que hace de su capa un sayo sin atenerse al Magisterio perenne de la Iglesiani al Dogma declarado ni siquiera a la Fe de la Revelación. Concilirismo devenido en el llamado «espíritu conciliar» que lo justifica todo incluida la ruptura del Magisterio. El revd. Canali, siempre al tanto y siempre preciso, avisa de que decir del Vaticano II que es conciliarismo supone herejía. Razón que le sobra si no fuera porque las herejías han sido declaradas como no condenables pues la verdad se abre paso ella sola y todas las herejías habidas e imaginables pululan tan campantes en la Iglesia militante.
    Así que por lo que a mi respecta me quedo tranquilo al considerar conciliarismo al»espiritu conciliar» devenido, que hasta prepara la deposición del Sumo Pontífice como Potestad suprema de toda la Iglesia católica por sinodilacización. Y se le quiere torcer el brazo a San Pablo legislando por consenso Sínodo-Miniconcilio contra Rom 1,18-32.
    Después de todo las heteropraxis conducen a las heterodoxias inevitablemente. pero a los Riera y sus comparsitas solo les importan los Cismas aunque no sean heréticos si hubiera aún herejías vigentes.

  5. No me arrancas ninguna careta, Riera empecinado, que aclamas como gran pontífice al papa Montini, beatificado y sin embargo aludes a su antecesor como «bobo con balcones a la calle que abrió la caja de los truenos», también beatificado. Luego el Vaticano II fue abrir el barril de Pandora. Luego fue obra de un pontífice bobo en lugar de un papa bueno ni del Espíritu Santo, tomado su nombre en vano. Así no lo hubiera calificado el propio Mons. Lefebvre, al que profesas por lo que se ve un odio visceral mostrenco impropio e indecoroso de un Riera que se precie algo y que los lectores habrán de tener en cuenta cuando proceda.
    No soy un trasvestido ni me pongo careta alguna y en mi casa hay hasta agnósticos, pero ningún Anás o Caifás, suegro y yerno pontificales. Puedo tener de todo pero nada de hipócrita. Eres un irrespetuoso con mirada turbia y colmillo retorcido y así no e va a ninguna parte a pesar de tu valía de fondo que echas a perder. Conozco del lefebvrismo por lo que se ha escrito y sigue escribiéndose sin haber mantenido nunca el menor contacto; pero me basta comparando con la dialéctica del materialismo social en que se está, para ver que no es el enemigo malo de la catolicidad y para ir pensando que Mons. Lefebvre puede haber sido el Atanasio del S. XX en la religión Católica. Por supuesto que en oposición a la interreligiosa-interconfesional. Parece que tú ya has elegido el montanismo-montiniano conciliarista. Que seas feliz pues de momento no lo parece.

  6. Son los Santos simplemente gente católica importante?
    30 de junio 2015
    Fray Timothy Danaher, O.P.

    ¿Son los santos tan sólo celebridades católicas? En cierto modo parece ser algo similar. Hollywood y el Vaticano, cada uno en su lugar, promocionan a ciertas personas y valores, para ser sometidos a la consideración del público. Al igual que las celebridades muchos santos han nacido con un talento increíble, o en familias ricas. Tomás de Aquino reúne ambos requisitos, pues fue a la vez, excepcionalmente inteligente, y primo del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

    Hay algo que marca la diferencia entre las celebridades, que se les reconoce por su excelencia en el mundo, mientras que los santos son reconocidos por algo propio de un mundo totalmente diferente.

    Tomemos como ejemplo, una celebridad estable y de buen carácter, como un atleta. Una de las más grandes estrellas de la NBA es Stephan Curry, humilde, con talento, educado. Se casó con su novia de los tiempos de la secundaria, etc. En el plano humanol, es un gran modelo a seguir, y sus ideales parecen centrarse simplemente en jugar al baloncesto «por amor al juego», y no por el dinero o los aplausos o para probarse a sí mismo ante sus enemigos que pusieron en duda su valía. Aún así, es reconocido en todo el mundo por algo natural, es decir, sus habilidades en el baloncesto. Lo mismo se puede decir de un gran actor como Marlon Brando, un magnate de los negocios como Steve Jobs, o un músico como Billy Joel. Desarrollan habilidades humanas más allá de lo regular.

    Los Santos son reconocidos por algo diferente de las habilidades o cualidades naturales. Se llaman santos porque son tales. La palabra santo en América, sanctus, literalmente significa «otro» o «diferente». Lo que es diferente en los santos es la gracia, un don de Dios que supera con creces las capacidades naturales. Curry puede tener una oportunidad «mejor» que el resto, o un coeficiente intelectual «más alto» para el juego, pero no tiene algo que le haga enteramente «diferente» del resto de la liga. La gracia, sin embargo, es sólo eso: La gracia que Dios, derramada en nuestros corazones, nos hace diferentes de cualquier otro ser de este mundo. Dios tiene la iniciativa en la concesión de la gracia, y aunque cooperamos libremente con Él, elegimos libremente de acuerdo con su plan providente, lo que le vamos a dar. Dios es mucho más que un «entrenador:” no sólo nos ayuda a desarrollar algún talento que tenemos, sino que nos lo da previamente, para que lo desarrollemos según su beneplácito.

    Las celebridades se hacen famosos ante el público. Han desarrollado su habilidad, la belleza o el genio, y han alcanzado la fama, al obtener el reconocimiento del mundo. Los santos son todo lo contrario. Se forjan en el silencio oculto, ante Dios como único espectador, el único que ve directamente el corazón y el interior de nuestra alma, y el primero en recrearse en la belleza y operatividad de los dones que nos ha concedido. Incluso cuando la vida de la gracia se expresa en actos exteriores, tales como el martirio, la Iglesia no declara santos a los mártires, sólo por lo que hicieron, sino porque siempre siempre, la amistad con Dios, la plena comunión con Cristo y la virtud heroica, anduvieron en ellos a la par.

    Tomemos otro ejemplo: Pier Giorgio Frassati: Nació el año 1900 en una familia de clase alta del norte de Italia. Tenía gran ascendiente entre sus amigos de la universidad, uno de los principales comodines para organizar excursiones a las montañas, practicar el senderismo y el esquí. Aparte de eso, tenía mala voz para el canto, tuvo mala suerte con una amiga, que conoció durante unl verano, obteniendo malas calificaciones en sus clases de ingeniería. Sin embargo, cuando murió de polio a la edad de veinte y cuatro años, tres mil personas pobres se presentaron en el funeral, asustando a su familia. Pier Giorgio había ido secretamente a visitar a los pobres, dándoles siempre hasta el último céntimo de su bolsillo. La Iglesia beatificó a Pier Giorgio ante el mundo, no por haber sido un líder entre sus compañeros, sino porque fue un amigo de Cristo y expresó esta amistad con una generosidad heroica.

    La palabra sanctus también tiene un segundo significado que encaja aquí. En la cultura romana significaba algo «establecido por la ley.” Lo establecido se dinamiza en la estabilidad. Los santos son los hombres y mujeres más estables del mundo, porque Dios los mantiene fieles, ya que confían sólo en la gracia. Las celebridades son todo lo contrario. Aunque algunos son responsables, en general, la triste realidad es que muchos de ellos son unos miserables.

    El notable cómico Robin Williams, quien recientemente se quitó la vida, fue entrevistado por la revista Time en 2011. Se le preguntó sobre la celebridad del abuso de sustancias, contra lo que luchó él mismo, y respondió:

    «Creo que la celebridad en sí es una droga. Es algo que va y viene. Y ahora, con tweets y Facebook, es como un cybercrack. La retirada de una celebridad es algo interesante. Uno ve gente que se va: “Yo no soy tan famoso. Qué le voy a hacer?”
    Aún más triste es que nuestra generación crece idolatrando “celebridades”. No sólo es una meta imposible de alcanzar, sino que en el fondo muestra el test de un ser profundamente infeliz. La santidad, por el contrario, es posible, y nos hace felices.
    Es cierto que algunos santos son también famosos y reconocidos por el mundo. Pero no son la mayoría. Los santos no son tan raros como podríamos pensar inicialmente. Todos los que reciban la gracia de Cristo y perseveran hasta el final, son santos de Dios. Incluso mientras estamos aún de camino, la gracia que recibimos nos mueve a orar por su incremento! Todos los que en verdad viven cristianamente pueden decir: «He conocido a los santos.» Son nuestros amigos, nuestros maestros, nuestros padres y abuelos. E incluso, si su ejemplo alcanza el «mundo» de las pocas personas que los rodean, nos recuerdan que debemos seguir adelante en la gracia. Su vida dice al mundo: «Seguir a Cristo vale la pena!

  7. Recuerde, Riera,, que en su día Osuna tuvo su universidad eclesiástica. Quienes eran incapaces de obtener grados en Salamanca, Alcalá etc… iba a Osuna. Al entregar el diploma de la licenciatura, el Rector decía: Tibi quoque -Para tí también-.

  8. Blogger
    Tu entiendes porque tendremos que zampar bocatas de heno segado???
    Siempre podremos acudir a alguno de los numerosísimos comedores de caridad lefebvrista a que nos den un plato de sopa…

  9. Ellacuria discípulo de Zubiri ,uno de los primeros sacerdotes desacralizados, el filósofo de las esencias que se casó con una hija de Américo Castro. Y Jon Sobrino, bilbaino, discípulo de Ellacuria también bilbaino y jesuitas ambos. Copio y pego:

    12 MARÇ 2007 BY MARCELI
    TEOLOGIA DE LA LIBERACIÓN Vs VATICANO
    El Vaticano sanciona al jesuita de la Universidad Centroamericana Jon Sobrino

    El arzobispo de San Salvador argumenta que el sacerdote español resaltaba en sus escritos la humanidad de Cristo y no su divinidad

    El arzobispo de San Salvador, Fernando Sáenz Lacalle, confirmó hoy que el Vaticano ha sancionado al jesuita Jon Sobrino, de la Universidad Centroamericana (UCA), por resaltar en sus escritos la humanidad de Cristo y no su divinidad. Informó de que la Congregación de la Doctrina de la Fe ha notificado a Sobrino la prohibición de que imparta clases en cualquier centro católico «mientras no revise sus conclusiones, es un punto fundamental de nuestra fe la divinidad de Jesucristo, que verdaderamente es hijo de Dios hecho hombre».

    Sáenz Lacalle dijo, en rueda de prensa celebrada tras la misa dominical en la Catedral Metropolitana, que en el Vaticano «desde hace tiempo se estudian sus escritos y ya se le hicieron hace años advertencias».

    Explicó que «lo que dice la Santa Sede es que las conclusiones de los estudios teológicos sobre Cristo que el padre Sobrino ha publicado no son concordes con la doctrina de la Iglesia y no podrá enseñar teología en ningún centro católico mientras no revisa sus conclusiones».

    El arzobispo manifestó: «yo le pido al señor por el padre Jon Sobrino para que sea dócil a las enseñanzas de la Iglesia y que revise sus conclusiones». Al insistir un periodista a Sáenz Lacalle si Sobrino ha puesto en tela de juicio la divinidad de Jesucristo, respondió: «sí, esas son sus conclusiones teológicas, es consciente de su humanidad, pero no de su divinidad, entonces no es católica».

    Por su parte, Sobrino ha declinado por el momento hacer comentarios a la prensa sobre la medida del Vaticano, que según otras fuentes eclesiásticas se hará pública el próximo jueves.

    Nacido en Bilbao (España) el 27 de diciembre de 1938, Jon Sobrino reside en El Salvador desde hace cincuenta años, dedicado en su mayor parte a la labor docente en la UCA y a escribir numerosas obras, principalmente sobre Teología de la Liberación».

    Eso fue en el año 2007. Se podría asegurar que hoy serían puestos como escritos ejemplares pero tirando a conservadores. ¡Lo que hace la interreligiosidad deísta con su evolución de la Revelación!.

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  10. Estoy en mi derecho de fantasear todo lo que me parezca y tú la tienes de seguir empecinado en tus hermenéuticas montinianas cogiendo los aspectos que te interesan. Que con oacasión del fallecimiento de Franco al leer su testamento político el papa Montini ¡GRAN pontífice! lo aclama Riera, exclamara que no había sido ecuánime al juzgar a Franco, testamento en que se demostraba de confesión católica, es otra cuestión que en nada afecta a la ideología montiniana, dubitativa pero siempre descatolizadora por interconfesional conciliarista pese a sus resistencias de conciencia.
    Que los curas que Riera llama rojos y yo me permito designar como dialécticos desacralizados desde entonces hasta ahora mismo salieran de los seminarios, hay que decir que salieron así en tanto en cuanto el conciliarismo se fue aceptando como obediencia debida y por lo mismo ya no de base teológica CATÓLICA sino de teología interconfesional-interreligiosa incluyendo profesores extracatólicos. Precisamente por ir dejando de ser Seminarios CONCILIARES. ¿Fantasías de Joel o empecinamiento de Riera con el Gran pontífice? Pues en mis fantasías y valoraciones que son de aurora boreal y afirmaciones harto temerarias.me da la impresión que tendrá que valorar a Francisco como supergrande pontífice a no mucho tardar, pero que aún así es posible que tanto el amigo blogger como este empecinado Riera con su papa Montini beatificado, tendrán que ponerse a fumar en pipa y alimentarse con bocadillos de heno cortado pensando que al final después de denostados por cuantos hemos querido mantenernos fieles sin reservas a la ex-Santa Sede tendremos que reconocer que Mons. Lefebvre tenía toda la razón de este mundo y del otro además de proceder según su conciencia subjetiva, que después de todo Francisco ha dicho que es la instancia justificada suprema de actuación.
    Decir a Hermengildo que me pone a Karol Wojtyla como ejemplo en circunstancias excepcionales, pues que eso mismo, una excepción. A pesar del Movimiento secularista PaX del polaco Piaseccki que anteriormente había sido fundador de un movimiento semifalangista y después se hizo ideólogo y colaboracionista del materialismo religioso sostenido por el materialismo dialéctico marxismo-leninista. Y quién lo diría, colea en la que llaman teología de la liberación que en realidad es una teosofía sociológica de la pobreza, también mental. Karol Wojtyla se pudo defender precisamente gracias a los sacerdotes-conciliares pre-conciliaristas y que ahora mismo están luchando a brazo partido frente a los kasperitas del Sínodo-Miniconcilio. Es una contradicción en los términos la pretensión inútil de profesar el conciliarismo y querer mantenerse católico sin interconfesionalizarse.

  11. A Estepa desearle que se prepare -cosa en la que creo que estará- a bien morir. Para mí es una incógnita a pesar de los años y haberlo tenido de Vicario General Castrense casi tres años y Ordinario Castrense casi 20 años. No tuve nunca claro si obtuvo diplomatura de pedagogía catequética en el Instituto Católico de París, o si tan sólo cursó uno o más ejercicios académicos.
    Tampoco que no se ordenase en León o Salamanca y sí en Bilbao, gracias a la amistad de su protector Marova con Don Casimiro Morcillo, a la sazón obispo de la diócesis.
    Desde la ordenación pasó muchos años con la catequesis.
    Fray José López Ortiz introdujo a Estepa y Yanes en la Comisión Episcopal de Enseñanza. Cuando Estepa iba a despachar con Fray José, era recibido después del último de los Vicarios Castrenses, pero como seminarista y sacerdote fue de una extraordinaria docilidad.
    Pasó a ser Obispo auxiliar del Cardenal Tarancón en una hornada de auxiliares -todos, salvo Don Ricardo Blanco- no gratos a Tarancón, no por nada personal sino porque quería como auxiliar al Padre Patino, cosa que en Roma le negaron. Estepa se quejaba por lo bajín, que le dieron lo que se creyó lo peor: la vicaría de Alcalá, donde el Cardenal lo mantuvo alejado y tuvo que habilitar como vivienda una casa parroquial.
    Por esa época fue sonada la intervención de Estepa en Televisión: Mañana es Jueves Santo. Dijo: «Mañana es Jueves Santo, día de la Cena subversiva del Señor.»
    La llegada del PSOE le abrió las puertas a algo más: Monseñor Emilio Benavent se retiró al cumplir los 65 años. Alfonso Guerra habló con la Reina y la Casa Real lo propuso a Roma a través de Fernando Morán, para ser Vicario General Castrense.
    Sobre su gestión la lealtad me impide hablar. Es encomiable y curiosa su condena del terrorismo y de la actitud de los Obispos vascos. Estepa acababa de cumplir 75 años y estaba interesado en una prórroga, que fue de un trienio.
    De todos modos lo dicho es con la mayor caridad -no aprecio pues no hay subiectum- y pido a Dios que le prepare un iter acelerado de conversión y de comunión plena con Él.

  12. Decir que Pablo VI tenía poca información sobre España fue una frase piadosa que el mismo Franco, católico hasta la médula, usaba para no dejar en mal lugar al Papa.

    Nadie se cree que un Papa, que cuenta con la red diplomática más antigua, extendida y eficaz del mundo, carezca de información sobre un país del peso en el catolicismo que tenía España.

    Simplemente es como dice Joel. Montini era un convencido democristiano, impulsó la democracia cristiana en Italia y quiso extenderla también a España. El régimen de Franco no podía ser del agrado de un demócrata cristiano.

  13. Si te empeñas, Riera, en rebajar las responsabilidades personales de Montini en la descatolización antes de Papa y después, basándote en la insuficiente o unilateral información de la que disponía que era completísima, pero estimada solo en serio la de los separatistas vascos y catalanes, no voy a discutirlo aunque discrepe absolutamente ni pretendo que salgas de tu convicción. El era el dinamizador y componente del trío Montini-Benelli-Riberi que pactaron con los anglicanos el Ecumanismo Interconfesional en lugar del Ecumenismo Católico a preservar por mandato de Pio XI, Ecumenismo Interconfesional renovado y confirmado en pactos de ratificación por Benedicto XVI en su viaje a Gran bretaña y por eso no hay rupturas del pacto de sangre y hierro ni con la designación de obispas o de obispos convivientes en sodomía.
    Que fuera víctima de su propia ideología sin malla voluntad consciente que cuajó en la Escuela de Bolonia fundada por Guiseppe Dossett, no supone ni responde a falta de información. Una mentalidad amamantada a los pechos de Maritain y de Jean Gitton al que Montini públicamente llamó su maestro no podía dar otro resultado que no fuera la profanidad de una religiosidad pastoralista secular que al presente ha cobrado agresividad extrema totalitaria.
    Es muy curiosa la tendencia, o mejor aún la impronta secularizante , de lo clérigos que no han pasado por la formación de los Seminarios Conciliares (que eran tridentinos casualmene). Montini cursó por su cuenta los estudios de base pre-sacerdotales. Francisco es también una vocación tardía de químico. Tienen sus propias valencias y se sienten descomprometidos con el pasado siempre «caducado» en pro de su propio activismo de innovación. Elemental, querido Watson.

  14. Tal vez Juan Rubio, al decir que el relevo arzobispal en Barcelona ocurriría en torno al día de san Juan, se refería a san Juan apóstol y evangelista, que es el 27 de diciembre. De todas formas, antes de nombrar al que sonaba hace un par de meses, es mejor que se lo piensen dos veces.

  15. Tú eres el autor de la frase, Riera, y no voy a discutirla; pero lo que has escrito es: «Y tal vez, mejor que no lo hubiera sido…Las mesnadas de curas formados y ordenados bajo Franco, resultaron en un elevadísimo número penosos». «Que NO LO HUBIERA sido» en singular, luego el Estado Confesional Católico o Movimiento Nacional y no en plural los sacerdotes penosos en elevadísimo número, es lo que se deduce para quien te lee como un servidor de una torpeza supina. Conste.
    Puedo estar muy equivocado en casi todo o en todo lo que respecta a Pablo VI, pero copio este escrito en el blog temas de Historia de la Iglesia (InfoCatólica):
    «Pablo VI y el régimen de Franco (I)
    Alberto Royo Mejía, el 31.08.10 a las 12:15 AM
    LOS ANTECEDENTES

    En 1996, el diario español “El País” publicaba, con mayor o menor precisión histórica, que cuando Franco se negó a indultar en 1975 a cinco condenados a muerte, el Papa Pablo VI ordenó a sus prelados cortar con “un Gobierno cuyas manos chorrean sangre“, según el diario de Gian Franco Pompei, embajador italiano ante la Santa Sede de 1969 a 1977. Pompei falleció en 1989, pero confió a su amigo Pietro Scoppola la publicación del diario que cubre el periodo de su gestión, unos, años caracterizados por las tensiones entre la Iglesia y el régimen franquista.

    Siguiendo la noticia, en su libro “Un embajador en Vaticano“, Pompei narraba las explicaciones que le dio monseñor Giovanni Benelli, adjunto a la secretaría de Estado vaticana, sobre el último intento del Papa para detener las ejecuciones y el disgusto que le ocasionó. El enviado de Pablo VI, monseñor Dante Pasquienelli, fue recibido por el presidente Carlos Arias Navarro el 26 de septiembre, víspera de las ejecuciones. “Con esa intervención“, le dijo Benelli, “el Papa se ponía de rodillas ante Franco para implorar la gracia” en su nombre. Según Pompei, los prelados recibieron la orden de no asistir a una recepción prevista para el 28 de septiembre en la embajada de España.

    Se trataba del último desencuentro entre el régimen de Franco y Pablo VI, pero la cosa había empezado años antes, cuando el Pontífice era todavía Cardenal, para continuar a lo largo de los años. De modo rápido lo explica José André Gallego en su libro “La época de Franco”: “La petición de gracia del entonces Cardenal Montini para unos anarquistas condenados a muerte anticipó las difíciles relaciones entre Franco y Montini, después que éste fuera elegido Papa. La negativa de Franco a renunciar al anacrónico derecho de presentación fue sólo parte del conflicto, en cuyo fondo estaba el contraste entre la Iglesia del Segundo Concilio Vaticano, que Pablo VI había llevado a puerto, y el régimen de Franco”. Los anarquistas a los que se refiere el autor son Grinau, ejecutado el 20 de abril de 1963 y Granados y Salgado, ejecutados el 17 de agosto. El entonces Arzobispo de Milán, Montini (que en la segunda ejecución ya era Papa, junto a otras significadas personalidades, pidieron clemencia, que le fue negada por Franco. Es más, de modo más o menos espontáneo, desfilaron derechistas por las calles de Madrid gritando “Franco sí, Montini no”.

    En realidad, se ha señalado que las dificultades entre el régimen del general Franco y la Santa Sede habían empezado ya durante la misma guerra civil. En otro artículo hemos señalado como, en un principio, el gobierno de Burgos había sido recibido en Roma con mucha cautela, rayana en la frialdad. Con el tiempo, si bien se fue aclarando la buena voluntad de dicho gobierno para con la Iglesia, no faltaron los desencuentros. Los recuerda Antonio Marquina Barrio en un artículo sobre el Concordato del 1953:

    “La guerra civil española había supuesto la cristalización de las posiciones de ambas partes. La tirantez mantenida por la tardanza en el reconocimiento del bando nacional, a pesar de la tremenda persecución religiosa en la zona republicana, los planteamientos expeditivos del bando nacional en algunas cuestiones, como fue forzar el abandono del obispo de Vitoria de su diócesis, o, posteriormente, las dificultades puestas a la vuelta a España del cardenal Vidal y Barraquer, la inhibición de la Santa Sede ante la alianza del Patido Nacionalista Vasco con el Frente Popular que perseguía con enorme saña todo lo religioso católico, los intentos de mediación de la Santa Sede, acogidos en Salamanca y luego en Burgos, como intentos de legitimar y favorecer al Partido Nacionalista Vasco y al bando republicano, los contactos de la Santa Sede con la zona republicana y la negativa de la Secretaría de Estado vaticana al reconocimiento de la pervivencia del concordato de 1851, tal como pretendió la diplomacia del general Franco a partir de la llegada a Roma de Yanguas Messía como encargado de negocios ante la Santa Sede, todo ello supuso la apertura de una gran sima de desconfianza en el bando del general Franco.”

    Cuando en 1963 Juan Bautista Montini se convirtió en el Papa Pablo VI, no había transcurrido todavía un cuarto de siglo desde la terminación de la Guerra Civil española y sus consecuencias seguían gravitando sobre la vida de la Iglesia, que convivía en buena armonía con el Régimen político instaurado a raíz de la victoria de los «nacionales», sus defensores en horas de durísima prueba. El Estado español surgido de la Guerra Civil era confesionalmente católico y así lo reconoció el Concordato suscrito entre la Santa Sede y España el 27 de agosto de 1953.

    El intento del Régimen de Franco en este asunto no era nuevo, se arrastraba desde el fin de la Guerra Civil Española, pero fue solamente el 25 de agosto de 1953 cuando Alberto Martín Artajo, en nombre de Franco, y Domenico Tardini, en el de Pío XII, firmaban un concordato que se había hecho esperar muchos años. Cuando, el 30 de octubre, Franco lo presentaba en las Cortes para su ratificación, dijo que si había tardado tanto no había sido por desavenencias, sino porque él no había querido comprometer a la Iglesia ante “la torpe conjura internacional contra nuestra patria”, aunque en realidad fue el Vaticano, que notaba el peso de sus anteriores Concordatos con Mussolini con los Pactos de Letrán y con Hitler con el Concordato imperial, quien se había mostrado reticente durante años.

    Este documento anunciaba en el preámbulo que tenía como objetivo regular las relaciones entre las dos partes contratantes “en conformidad con la ley de Dios y la tradición de la nación española“; y en el artículo 1 declaraba que la Religión católica “seguía siendo la única de la Nación española”. Por otro lado, en el Concordato se completó la restauración de los privilegios del Clero, que habían sido eliminados en una parte en políticas liberales. La Iglesia estaba exenta de toda censura en su literatura, y sus grupos de Acción Católica podrían ejercer en el territorio español libremente. Asimismo, aseguraba la independencia de la Iglesia y garantizaba el aspecto jurídico de la misma. También se confirió el derecho de presentar los Obispos por parte del Jefe del Estado, y la validez del Matrimonio Canónico.

    Pero -nos recuerda Marquina Barrio- un nuevo nuncio, monseñor Antoniutti, venido a España en diciembre de 1953, afirma en sus Memorias que el Concordato “reflejaba una mentalidad y un modo de hacer las cosas que iban a ser superadas a corto plazo”. En efecto, el 9 de octubre de 1958 moría Pío XII, sucediéndole como Papa Juan XXIII. El 25 de enero de 1959 el Papa anunciaba su intención de convocar un concilio donde el episcopado español quedó en evidencia por su inadecuación a los tiempos y las corrientes teológicas más encarnadas en la realidad de los profundos cambios sociales que se estaban produciendo en el mundo, y en el que se aprobó la declaración sobre libertad religiosa, tema que tantas amarguras e incompresiones costó al ministro Castiella6 y el decreto sobre el oficio pastoral de los obispos, en donde se solicitaba de los Estados que todavía lo tuviesen, la renuncia al privilegio de presentación de obispos. El Concordato de 1953 había sido tocado de lleno en su línea de flotación.

    De ello era consciente el general Franco al responder a la carta de Pablo VI, de 29 de abril de 1968, quien pedía la renuncia al privilegio de presentación “antes de una posible revisión del Concordato”. Franco señaló que el derecho de presentación “fue modificado en su esencia por el convenio de 1941, al transformarse en un verdadero sistema de negociación”. Franco admitía, en principio, una revisión global que, teniendo en cuenta los precedentes, era lo justo. Pero, de hecho, nunca renunció a este privilegio tan duramente conseguido y conservado de facto hasta su muerte».
    Resultaque Naciones que se respetan a sí mismas en el ámbito del Gobierno de sus Ciudadanos NO han renunciado hasta el día de hoy, julio 2015, como en el caso de Francia a dar el visto bueno en su vertiente política inevitable, a los nominados para obispos. Con el sinodalismo próximo de las Conferencias episcopales con mayor razón, una vez desacralizado el clero y reestructurado en iglesias patrióticas. Un sentido diacrónico de los sucesos es muy saludable.

  16. Declaraciones del arzobispo emérito Gabino Díez Merchan tal como se recogieron en Testimonios de la Diócesis de Toledo:
    El que fuera Presidente de la Conferencia Episcopal Española (1981-1987), Monseñor Gabino Díaz Merchán, arzobispo emérito de Oviedo, concedió una entrevista al periódico La Nueva España (26 febrero 2006) con motivo de sus ochenta años. En el diario realizó algunas reflexiones sobre episodios poco conocidos de su vida.

    Hemos realizado esta nueva entrevista, exclusiva para nuestro Semanario, en base a muchas de las afirmaciones allí vertidas. El motivo es que sus padres, que vivían en Mora de Toledo, están incluidos en el Proceso de canonización de los mártires que con motivo de la persecución religiosa de los años 30 se instruye en la Archidiócesis de Toledo. En la sección aparecen, completando la entrevista, los datos biográficos del matrimonio.

    Don Gabino recordaba en las primeras preguntas que el Excmo. Don Gregorio Modrego Casaus, siendo administrador de la archidiócesis toledana por la muerte del Cardenal Gomá, fue a Mora de Toledo para ordenar a unos veinte sacerdotes que habían sobrevivido a la guerra. Yo tenía 14 años y… salí impactado de esa celebración por la misión que asumían aquellos sacerdotes, porque la situación en que había quedado la sociedad era terrible y la Iglesia había quedado desmochada totalmente, con comunidades desunidas por el odio. Me pareció que podía hacer una labor como sacerdote y así empecé los estudios en Toledo.

    Monseñor al ser preguntado sobre la situación económica familiar para poder emprender sus estudios recuerda: “Yo no tenía nada. Además de perder a mis padres, lo perdimos absolutamente todo, hasta la ropa. Nuestra casa la requisaron. Saqué algunas cosas cuando nos dejaron ir. Unos pendientes de mi madre, muy buenos, que tenía escondidos y nos dejaron sacar sábanas”.
    “Yo estaba en la que llamaban zona roja. Ahora la llaman republicana o constitucional, pero no había allí nada de constitucional. Las fuerzas efectivas eran de tipo político-sindical y había de todo: personas con sentimientos humanos y otros que propendían fácilmente a liquidar a la gente”.
    “Tenía un primo hermano en Campo de Criptana (Ciudad Real). Mi primo era el jefe de la FAI, era anarquista y al ver que empezaban a matar gente, empezó a armar a parientes y a amigos y a personas en peligro. Les dio el carné de la CNT. Los salvó, en una palabra. Mi primo vino a Mora porque el jefe del PC había sido amigo suyo en la infancia. Vino para interesarse por mi padre, que era del Partido Republicano Democrático, de Melquíades Álvarez e Hipólito Jiménez, que era de Mora. Y vino para llevarse a mis padres a Criptana, pero su amigo, Carlos Torres, le aseguró que no les pasaría nada”.
    “Mi padre no se había distinguido en política. Tenía un comercio de ultramarinos al por mayor. Pero al mes fueron a por él y mi madre quiso acompañarlo, ir con él. Era una cristiana muy valiente y les dijo que ella quería morir con su marido. «No diga barbaridades, no vamos a hacerle nada», dijeron ellos. Pero los cogieron en un coche y los llevaron al lugar donde los mataron. Yo soy un niño de la guerra, en cierta forma.
    Al ser preguntado por si todo aquello le marcó ideológicamente, Don Gabino, sigue respondiendo: “No. Viví la muerte de mis padres como una tragedia, a los diez años. Aunque me rodeó el cariño de mis tíos y primos, que me toleraron todo, demasiado, el cariño de los padres es algo que no se puede sustituir con nada. Mora tendría entonces quince o dieciséis mil habitantes. Mi padre era querido por los vecinos porque llegó un momento en que fiaba a todo el mundo. Había muchos obreros parados. Me acuerdo que cuando salí de casa los primeros días vestido de luto los vecinos me paraban, me besaban y lloraban. Muchas veces pensé que mis padres se habían ido a México y que vendrían algún día”.
    “Tuve experiencias muy buenas que me ayudaron a encajar cristianamente mi fe y ayudaron a mi vocación. Por ejemplo, un día me invitaron a ir a aquella cárcel que había estado llena de gente de un signo y ahora estaba llena de gente del otro. Había un retén del ejército que impidió los linchamientos. Hubo juicios, si se quiere muy rudimentarios, y no se hicieron matanzas. Me invitaron a hacer guardia con un fusil. Yo no podía con él. No era como los del Frente de Juventudes, que eran de madera. Vi a los presos. Vi aquella tristeza y pedí que me dejaran marchar, y me dejaron. Tenía 13 años.
    -¿Estaban en la prisión los ejecutores de su padres?
    -Es posible. Yo no los conocía. Mi familia sí, porque ellos habían contado cómo murieron mis padres.
    -¿Cómo?
    -Los llevaron en un coche a unos diez kilómetros de Mora, cerca de Orgaz. A la altura del cementerio pararon. Mi padre llevaba el ánimo muy caído acordándose de nosotros, según contaban ellos. Mi madre le iba confortando. Le decía que pensara en Dios, que él no quería más a sus hijos que Dios… Los colocaron para fusilarles y mi madre le vendó los ojos a mi padre con un pañuelo, y le cogió de la mano. Rezaba y decía jaculatorias. Entonces, mi madre se volvió al pelotón y dijo: “¡Viva Cristo Rey!”. Y así murieron. Fue providencial que mi madre fuera con él, porque lo consoló, lo ayudó, lo fortaleció. Mi madre murió mártir del matrimonio, entregada a su marido, por encima de sus hijos y sin que fueran a por ella: Morir por el matrimonio es morir por la fe. Murió casi como un sacerdote que ayuda a morir a una persona. Dieron un buen ejemplo cristiano. Valoro eso más que si me hubieran dejado tierras o dinero. Esto sucedió el 21 de agosto de 1936. Don Gabino había nacido en 1894 y Doña Paz un año después. Según las actas del Ayuntamiento tenían en el momento de su muerte 42 y 41 años respectivamente.
    -Esa forma de matarlos y de contarlo después ¿no despierta ánimo de venganza?
    -En los primero momentos de Mora, después de la liberación, que decíamos, los presos que habían estado en la cárcel fueron a buscar a Carlos Torres, el jefe del Partido Comunista. Yo fui con ellos. Seríamos unos cien. Llegamos a la casa y no estaba. Había escapado. Estaba la madre y lloraba porque le rompían los muebles, en fin, una especie de revancha. En ese momento uno de los presos se subió a una silla y nos dijo a todos: «Estoy avergonzado porque somos cristianos y esto un cristiano no lo puede hacer. Esta mujer es inocente y su hijo, si ha hecho algo, que lo juzgue el tribunal. Esto no puede ser». Aquello me impresionó muchísimo, muchísimo… Vi que tenía razón y me marché.
    -¿Y su reflexión cristiana sobre ello?
    – Todo eso me hizo madurar en la idea de que un cristiano no puede dejarse llevar del odio, aunque sea en nombre de la justicia. Eso te destruye. Siempre, a partir de entonces, reaccioné de esta manera y me fui acercando a una vivencia religiosa, más profunda, más interior y más comprometida.
    -¿Cómo explica usted esa violencia antirreligiosa?
    -En el año 1931, me acuerdo aunque tenía 5 años, se recibió la República en mi casa con alegría. Pero cuando empezaron las quemas de conventos y amenazas en el Parlamento, todo eso hizo cundir una especie de odio visceral. Yo no soy historiador, pero lo que viví es que la República fue atacada por los dos lados, por los generales que se sublevaron y por los partidos de izquierdas, que quisieron dar pasos a un estado diferente que no era democrático: era la dictadura del proletariado. Y por una razón muy clara, que también influyó mucho en mí, había mucha gente en la miseria. Recuerdo en mi pueblo a miles de personas en la plaza sin poder trabajar, sin poder llevar a sus casas un pequeño jornal. Esa situación de una gran parte del pueblo español que estaba en la miseria eso era un caldo muy malo para estas situaciones de revanchas, de odio.
    -¿Cómo juzga el papel de la Iglesia institucional durante la guerra?
    -Es muy difícil dar un juicio, pero fíjese en el plan. Toledo: matan unos trescientos curas en un mes o mes y medio. A algunos les obligan a subir al púlpito a blasfemar; como se niegan, les disparan. A otros les cortan sus partes… Hubo sadismo en algunos casos. ¿Cómo va a reaccionar la Iglesia a favor de la República cuando además la República no se veía por ningún lado en la zona roja?

  17. Al arzobispo Morcillo el «Movimiento Nacional» le cogió en Santander con ocasión de unos cursos de verano para jóvenes de Acción Católica, cuando sus activistas eran jóvenes y de acción católica y propagandistas de acción católica. Era su Consiliario nacional y su adjunto un turolense de Aguasvivas el sacerdote Pedro Altabella llamado a Madrid por el santanderino Herrera Oria, donde conoció al que luego sería fundador del Opus José María Escrivá Balguer que en la calle Ferraz había organizado y dirigía una academia para universitarios que llevaba las siglas DYA (Dios y Audacia). Y ya permítaseme añadir en esta digresión, que el hoy San Josemaría hizo un pacto de hermandad con el que después sería separatista furibundo abad Escarré de Montserrat , mientras que Altabella fue el primer canónigo español de la basílica romana de Santa María durante años, del que se sabe conservaba un archivo personal pormenorizado que tanto nos podría ilustrar y del que se ignora su paradero, probablemente mandado al reciclado de papeles. También se puede presumir que nos darían luz sobre el también turolense hoy arcipreste de la misma basílica de Santa María cardenal Santos de Abril y antes Nuncio en un largo periplo en el que también se desempeñó en la vecindad del arzobispo Bergoglio.
    Pues bien, estos curas de base aún sin títulos en aquellos días de Julio 1936, pasaron al País Vasco y trataron de disuadir sobre la inconveniencia de unirse con las fuerzas marxistas a miembros del partido nacionalista vasco que tenían su puesto de mando sobre la provincia de Guipúzcoa en la Santa Casa de Loyola. Sin embargo el archivo de Herrera Oria, está a buen recaudo posiblemente expurgado de cuanto ahora no es políticamente correcto.
    Respecto a que la información que el beato Paulo VI tenía de España era deplorable,hasta el punto de considerar equiparables al Movimiento(cristiano hasta la médula) con el fascismo como apunta Riera, cabe decir que tenía una información exhaustiva, pero las ideologías montinianas secularistas y su grupo de la democracia cristiana eran incompatibles con los principios políticos confesionales que dieron lugar a la sublevación del 18 de julio. No se olvide que un hermano de Paulo VI murió combatiendo en las filas del ejército republicano marxistizado que a la postre han terminado por imponerse a la vuelta de los años hasta en las mentes del clero desahuciado de sacralidad.
    Comenta también Riera que el estado confesional católico tal vez mejor que no lo hubiera sido…Las mesnadas de curas formados y ordenados bajo Franco,resultaron en un elevadísimo número penosos.
    Eso ya pertenece a la ucronía, si bien de tejas abajo sin duda que sociológicamente resultó inútil si se mira bajo el prisma actual de la secularidad y la apostasía silenciosa o no, cuya ejemplaridad Bendicto XVI la puso en Francia y su secularismo; pero no era así hasta Pio XII y predecesores.
    Salieron los curas desacralizados precisamente por formarse bajo la ideología demócrata cristiana, un despropósito y clamorosa contradicción bendecir y promover la democracia CRISTIANA y sin embargo rechazar la política CRISTIANA que entraña la confesionalidad mayoritaria de los ciudadanos. Pero los sacerdotes que se formaron en los años 40 y 50, no bajo Franco aunque en tiempos de Franco, fueron en general, incluidos los separatistas doctrinalmente, excelentes presbíteros imbuidos de su misión sagrada de liturgos de Cristo.
    Probablemente los casos de Estepa, hijo de un republicano rojo represaliado pero con vida y el del arzobispo «minero» Gabino Diéz Merchan hijo de un matrimonio martirizado por los rojos sean arquetípicos. Estepa y Díez Merchan, sacerdotes CATÓLICOS en el periodo que llaman pleno «nacional catolicismo». Del que Díaz Merchán, en un discurso de presidente de la Conferencia Episcopal que lo era, afirmó: » «…la exaltación de una de las partes contendientes en la guerra civil con el apelativo de Cruzada fue un desacierto, pues en realidad fue una contienda fratricida». No se jugaba a su parecer la persistencia de poder ser católicos o no, si se tiene en cuenta que ahora por imperativo legal conciliar y papal hemos de ser interconfesionales.
    Se equivocaron los mártires incluidos los padres de Díez Merchán y tenía razón el padre de Estepa y los suyos, pero eran otros tiempos. El Vaticano II fue la crisis del catolicismo que se quebró como se deduce de la entrevista que Diéz Merchan al cumplir 86 años en el 2012 concedió a Vidal, en uno de cuyos párrafos es:
    Es posible conciliar la hermenéutica de la continuidad con la de la ruptura o la reforma?

    Es absolutamente necesario conjugar continuidad y reforma sin rupturas. Más aún, creo que el Concilio Vaticano II se propuso superar incluso las rupturas antiguas que aún perduran en los cristianos, conjugando la fidelidad al mensaje recibido de Jesucristo con la renovación exigida por al cambio cultural, acelerado y profundo del mundo contemporáneo». Siempre la política al fondo.
    Y este otro:.
    Dicen que el Concilio o, al menos, algunas de sus Constituciones, cogieron a contra pié a muchos obispos españoles.

    La teología en España no estaba en la línea de la renovación iniciada en otras naciones de Europa. Cuando me incorporé al episcopado español encontré obispos de gran preparación en derecho canónico y en catequesis, y todos vivían con gran fidelidad la adhesión a la enseñanza oficial de la Iglesia. Esta fidelidad les ayudó a sintonizar con las enseñanzas conciliares a medida que se perfilaban sus documentos con la mayoría requerida y la aprobación del Papa. Como ejemplo de esta fidelidad pondría la aceptación de la Declaración sobre la libertad religiosa, Dignitatis humanae, que el episcopado español asumió sin reservas al aprobarse en el concilio, aunque hubiera discrepancias sobre cómo aplicarla en España por la situación política y social de nuestra nación en aquellos días»
    Sáquense las consecuencias….

  18. Para que luego digan que el Estado católico no sirve; de no ser por el Estado católico que se implantó en España tras la Guerra, Estepa probablemente no habría llegado a ser sacerdote.

  19. Parece que más de un rojo durante los años del Caudillo tomó la vieja estrategia medieval,y enviaba a su primogénito al ejército,y a su segundon al seminario.
    Puro troyanismo.Con óptimos resultados…

  20. Se dice que el talón de Aquiles de toda metafísica es la física en la que se sustenta…
    El talón de Aquiles de los Papas es la información de que disponen.Y al respecto,la información que el beato Paulo VI tenía de España era deplorable,hasta el punto de considerar equiparables al Movimiento(cristiano hasta la médula)con el Fascismo(pagano hasta la médul),,hijo de Giovanni Gentile y nieto de Hegel,como el marxismo…

  21. Hermenegildo; Vuelva a leerme y verá que yo no he dicho lo que usted dice sino todo lo contrario. Almarcha y Morcillo eran la excepción en las reticencias con el régimen de Franco. Y usted conoce perfectamente el significado de la palabra excepción.
    También confunde usted la buena información con el acertar siempre. Rubio tiene una información excelente y a veces, como todos, se equivoca.

  22. ¿D. Casimiro Morcillo reticente con la situación política de la España de entonces? Precisamente, fue el único subsecretario del Concilio Vaticano II que no llegó a ser creado cardenal, según se dice, por no prestarse a la política de distanciamiento del régimen de Franco que promovían Pablo VI y Dadaglio.

    En cuanto a la «más que notable» información que maneja Juan Rubio, recordemos que hace poco pronosticó que por San Juan habría nuevo Arzobispo en Barcelona y, ni por San Juan, ni por San Pedro y San Pablo…

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