«Las treinta y tres iglesias más espeluznantes de Madrid»

|

San Pablo de la Cruz. Miguel Oliver Pérez y José Luis González Cruz. 1996. http://www.jotdown.es/2015/03/las-treinta-y-tres-iglesias-mas-espeluznantes-de-madrid/ No estoy de acuerdo respecto a unas cuantas. Me parecen muy ingeniosas las calificaciones de las mismas. Y el artículo sumamente interesante como muestra de arquitectura eclesial. Y también del afán constructor de los arzobispos madrileños desde Don Casimiro Morcillo a Don Antonio María Rouco. Atendieron, con notabilísimo celo, ya el acierto estético pudo ser desigual, a dotar a una ciudad en expansión de los espacios religiosos que necesitaba. Después… para gustos se pintan colores. Dios quiera, y Don Carlos Osoro y sus sucesores, que lo que en su día fue una necesidad no devenga en unos edificios que pierdan su uso eclesial y que tengan que ser derribados o dedicados a otras actividades.

Comentarios
0 comentarios en “«Las treinta y tres iglesias más espeluznantes de Madrid»
  1. USOZ: No es la Iglesia la que ha perdido la búsqueda de la belleza, la verdad y el bien. Es la sociedad occidental (no puedo hablar con conocimiento de otras partes) la que lo ha hecho. Mire cualquier edificio público construido en los últimos 20 años (un juzgado, un instituto, una facultad universitaria, un ayuntamiento) y busque si trata de reflejar algo bello, que represente la función que se hace dentro… y compare con un edificio similar de hace 200.

    Y para qué hablar del bien o la verdad, sustituidos por el utilitarismo (a la Bentham) y el acuerdo mayoritario.

    En esto, la Iglesia Católica ha quedado impregnada de la sociedad en la que vive, no veo más.

  2. Destaco los comentarios agudísimos que encabezan cada foto y el pie de foto también: para reírse a gusto y con ganas.

    Unas iglesias son más acertadas, otras son auténticos adefesios.

    A nivel teórico, la Iglesia puede adoptar distintos estilos artísticos y arquitectónicos como lo hizo siempre a lo largo de la historia y según distintas culturas.

    A nivel práctico, muy muy pocos templos han logrado ser templos. Es horrorosa la muletilla de «moderna y funcional», sin arte, sin sentido de Dios, sin sacralidad… a capricho del invento del último arquitecto.

    P.D. De pasada, la Catedral de la Almudena, que podría haber sido ejemplar, resulta mezcla tal de estilos que duele a la vista; la corona mistérica rodeando el ábside, mientras preside una talla espléndida de Juan de Mesa, es difícilmente conciliable.

  3. Pues sí. Ese otro Argüeyo debe de ser más famoso que el nuestro, porque mi corrector es el que me ha colado. Lamento mis continuas erratas, fruto de escribir casi siempre con un teléfono móvil y con un corrector de ideología autoritaria (

  4. Pues sí. Ese otro Argüeyo debe de ser más famoso que el nuestro, porque mi corrector es el que me ha colado. Lamento mis continuas erratas, fruto de escribir casi siempre con un teléfono móvil y con un corrector de ideología autoritaria (

  5. Pues sí. Ese otro Argüeyo debe de ser más famoso que el nuestro, porque mi corrector es el que me ha colado. Lamento mis continuas erratas, fruto de escribir casi siempre con un teléfono móvil y con un corrector de ideología autoritaria (

  6. Ha sido leer el título y no poder evitar pensar «podían haber sido las 666 más espeluznantes. Material hay de sobra en toda España y el número sería mucho más propio.»

  7. Nada, nada, ningún enfado, aquí se viene a opinar libremente.
    Creo que le entiendo. Estoy de acuerdo con que la calidad estética de la mayoría de las liturgias actuales es ínfima,muy especialmente en lo que a música se refiere. También estoy de acuerdo con que la improvisación litúrgica según la ocurrencia del cura de turno suele ser penosa.
    Lo que no estoy de acuerdo es con que la arquitectura, la música o la pintura contemporánea no puedan por principio «adecuarse» a la espiritualidad católica o transmitir sentido de lo sagrado. Y me gustaría que hubiese mayor experimentación y capacidad de evolución en este campo, pero con «control de calidad» (teológica y estética) por parte de la autoridad eclesiástica. Pero en fin, todo esto es difícil de matizar en el espacio de un post ….

  8. 1. Es cierto que a veces, en ambientes eclesiásticos, se ve la «modernidad» como un valor en sí mismo. Describir una nueva iglesia como «moderna y funcional» es lo más de lo más, sea bonita, fea u horrorosa. Una consecuencia más del profundo complejo de inferioridad que existe entre los católicos cuando hablamos de «lo moderno».
    2. Estoy convencido de que el estilo contemporáneo también es capaz de erigir iglesias bellas. El problema es que el estilo moderno no está hecho con sentido de lo sagrado, más bien todo lo contrario, por lo que hay que buscar una estética que case bien el estilo contemporáneo y lo sacro. En ese sentido, es de valorar el esfuerzo de Arguello. Que ese esfuerzo haya dado frutos o no, es otra cosa.
    3. Personalmente la Almudena no me parece fea. La corona mistéria esa, tampoco especialmente. Lo que me parece que hace daño a la vista es la mezcla de ambas.

  9. No, no todas las iglesias neogóticas que hay por ahí son preciosas, pero hasta la menos conseguida se adecua a la espiritualidad católica, permite el recogimiento, transmite el sentido de lo sagrado y es un marco digno para el sacrificio en que consiste la misa, mientras que los pabellones de hormigón que usted encuentra «buenos» o, al menos, «regulares» son sólo adecuados para congresos de ateísmo científico y reuniones de venta de tupper-wares.

    No espero que me entienda. Probablemente usted disfrute con las guitarras y panderetas en misa y con cancioncillas al son del «Imagine» de Lennon cantadas con voz vibrato por las beatas de turno en esos entornos; incluso es posible que su alma se regocije al darse la mano para rezar el padrenuestro y que le entusiasmen los curas que bajan del altar a dar la paz.

    Pero no se preocupe y no se enfade conmigo. Vd. y los que piensan como vd. han vencido completamente. Permítanos a los derrotados algún desahogo de cuándo en cuándo, algo de humor, aunque sea amargo.

  10. Antonio: Usted y yo discrepamos notablemente en no pocas ocasiones. No tengo ese concepto sobre la catedral de Madrid aunque no sea comparable ni remotamente con Burgos, Toledo y tantas otras, Tampoco me molestan los frescos. Aunque su autor, Argüello, debe ser otro del que usted dice. Y no me lo tome a lección porque estoy seguro de que no es necesaria. Usted sabe perfectamente quien es Argüello y como se escribe. Mis discrepancias con usted son de otra índole.

  11. Pues entre las que se muestran las hay (para mi gusto) buenas, malas y regulares. A mi me parece bien que se emplee también una estética moderna en el arte religioso, de lo contrario parece que la fe solo se puede expresar a través de cánones estéticos medievales y que ser católico es vivir mentalmente en el siglo XIII. Lo que pasa es que las cosas se pueden hacer bien o mal con cualquier «lenguaje» artístico. ¿O es que todas las iglesias neogóticas que hay por ahí son preciosas?

  12. En esta lista falta el mayor y más feo pastiche de la historia de Madrid: la catedral de la Almudena. Con la guinda de los frescos de Argüeyo.

    Y Miguel Fisac es un genio.

  13. El artículo es hilarante.

    Lo malo es que es un reflejo perfecto de la pérdida absoluta de lo bello en la Iglesia del post-concilio (aunque algún templo sea algo anterior). Y la belleza, recordemos, no es algo prescindible, sino uno de los tres trascendentales, junto con la verdad y el bien.

    Ir a misa en uno de estos templos esperpénticos que tanto abundan, sufriendo una liturgia banalizada representada por un cura vestido con una especie de hopalanda y tirillas de tela de mercadillo y oyendo unas cancioncillas horrísonas, se ha convertido en una experiencia, desde el punto de vista estético, apenas soportable.

    Pero lamentablemente parece que, con los vientos que soplan desde Roma, no hay muchos visos de que esto vaya a cambiar. Quien compartía estas ideas prefirió renunciar al cargo…

  14. Coincido con vd. en el desacuerdo respecto a unas cuantas. Y me reafirmo en que , una cosa es ser Obispo y otra es tener, por gracia, sentido estético, item dígase de los asesores e item de los arquitectos. Tal vez sea hora de retomar el neogótico o otras formas más clásicas, no creo que sea un problema de sólo costes económicos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *