| 14 octubre, 2021
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2021/10/resignacion.html
Pero un católico acobardado es la antítesis de un católico.
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Que vive en la fe, la esperanza y el amor de Dios a nosotros, a cada uno de nosotros, y de nosotros, de cada uno de nosotros, a Dios.
Sabemos que este valle de lágrimas es pasajero y que tras él nos espera Cristo, fruto bendito del vientre de la Virgen.
El post de Wanderer se centra en la resignación. Trae fundamento de San John Henry Newman, de quien cita un párrafo al respecto. Me ha impactado por ir contra la corriente voluntarista-optimista-éxito en este mundo, de muchos » movimientos eclesiales » ( Opus Dei, Kikos, Cy L…) .
Diferencia la resignación de la melancolía. Proclama que el momento de cosechar lo que hemos sembrado es el más allá, no aquí.
Tras el Concilio Vaticano II, empezó a difundirse que la caridad era vejatoria, que mejor la solidaridad; que la resignación cristiana era cosa de beatas rezadoras, el cristiano debe luchar, trabajar, cambiar el mundo…
La realidad demuestra que toda esta palabrería y furor activista no sirven de nada. Con temor y temblor debemos resignarnos a que Dios nos perdone y salve y que no nos pruebe demasiado.