PUBLICIDAD

Las concepcionistas se van de Guadix

|

Después de cuatro siglos y medio.

La noticia es  de hace tres meses pero no recuerdo habérosla dado.

Otro convento que se cierra y aquí como si no pasara nada.

La vida religiosa desaparece de España y todos tan felices

http://guadix.ideal.es/guadix/convento-clausura-concepcion-20180317010052-ntvo.html

 

 

 

 

Comentarios
7 comentarios en “Las concepcionistas se van de Guadix
  1. Las concepcionistas abrieron recientemente un monasterio en un edificio nuevo situado en Mairena del Aljarafe, que convirtieron en casa federal, y allí están concentrando a las religiosas procedentes de los centenarios monasterios andaluces que están cerrando, algunos tan emblemáticos como el de Carmona, que han puesto a la venta:

    http://sevilla.abc.es/provincia/sevi-ponen-venta-convento-concepcion-carmona-siglo-201705121152_noticia.html

    Personalmente siento muchísimo que se cierren fundaciones centenarias para trasladar a las monjas a un convento moderno.

  2. Y ahora quieren vender el convento en tres millones de euros; se han negado a cederlo por unos años (no donarlo) al obispado para que busque religiosos o religiosas que puedan habitarlo. Es cierto que legalmente el convento es de las monjas pero normalmente es del pueblo cristiano que con muchos donativos permitió que se construyese y se haya mantenido en pie a lo largo de los siglos

  3. La noticia no informa sobre el número de religiosas que había cuando han echado el cierre. Lo que si sé es que las Concepcionistas de Mahón -de las que soy hijo espiritual- siguen manteniendo el monasterio con solo tres hermanas: una nonagenaria y dos de mediana edad. Estoy en contacto con ellas y jamás se les ha pasado por la cabeza echar el cierre…

    Por otro lado, desde que resido en Burgos, todas las semanas acudo rezar a La Aguilera, donde las hermanas de Iesu Communio -casi doscientas, la mayoría jovencísimas- tienen expuesto al Santísimo y es un placer contagiarse de la ilusión y el compromiso que transmiten de su único objetivo: servir al Señor.

  4. Los problemas informáticos que genera el nuevo formato de la página, lejos de resolverse, se están incrementando. Ya no me es posible acceder desde el ordenador a las últimas entradas publicadas; sólo puedo desde el teléfono móvil. Por ejemplo, si entro desde el ordenador en este blog, me aparece actualizado a 26 de mayo. Ruego, por tanto, a quien corresponda que tome las medidas oportunas para solventar estas deficiencias.

  5. EL SAGRADO CORAZÓN

    Fray Irenaeus Dunlevy

    El pulgar y el índice de Dios apretados, apuntan al norte de París. El terreno se eleva por encima del Sena y está rematado por una cúpula blanca, en forma de panal: Se le conoce como la Iglesia del Sagrado Corazón, y su silueta en forma de colmena, domina el panorama del distrito 18. Está construida sobre la colina de Montmartre: El monte de los mártires. En este lugar fue decapitado San Dionisio (un obispo del siglo III). La impresionante mole, que se eleva hasta el cielo, fue edificada en el mismo terreno rociado por la sangre de este hombre santo. Resuenan nuevamente las palabras de Tertuliano: «la sangre de los mártires es la semilla de cristianos.»

    Como colorido enriquecedor de la historia de Montmartre está, también la historia de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (la solemnidad de hoy). La devoción se expandió a través de los siglos. Fue implantada por los Santos Padres en tierras del Mediterráneo. Con Santa Gertrudis de Hefta germinó en su Abadía y en la nación alemana, y floreció mediante una monja francesa, de la Visitación, Santa Margarita María de Alacoque. La devoción alcanzó su cenit cuando el Papa León XIII decretó que todo el mundo debería ser consagrado al Sagrado Corazón de Jesús.

    La conexión entre la devoción y la iglesia, va más allá de una mera advocación. La iglesia de piedras blancas, de Montmartre, es hoy en día, como un signo del Corazón misericordioso que subió a la montaña santa, hace 2.000 años. Meditando sobre el significado de las palabras «sagrado» y «corazón» es posible obtener una mejor comprensión de esta devoción y de la importancia de esta iglesia particular, de Montmartre, como signo indicativo para toda la Iglesia.

    Algo sagrado se distingue de lo profano. Como firmes creyentes en la bondad de la creación, sabemos que lo profano no tiene porqué significar algo degradado. Después de todo, el mundo creado refleja la gloria de Dios. Sin embargo, las cosas sagradas magnifican la gloria de Dios. No olvidemos que el hombre es la criatura más sagrado de la creación corpórea, y se le ha dado el dominio sobre ella. Por lo tanto, el hombre, de una manera única y particular, se reserva lugares, tiempos y edificios contrapuestos a los profanos. Esto sucede por la consagración, generalmente mediante un ritual. A partir de ahí, la Iglesia y la religión pasan a formar parte de la vanguardia de nuestras mentes. Vasos sagrados, días de fiesta, tumbas y capilla son ejemplos elocuentes. Sin embargo, hay eventos menos litúrgicos que evocan la idea de una consagración. Por ejemplo, el derramamiento de sangre en Gettysburg nos muestra unos campos no aptos para usos profanos. Tras la batalla, están referidos a unos personajes concretos, quedando reservados al recuerdo de las vidas perdidas en tiempo de guerra. El derramamiento de sangre, tiene el poder de cambiar para siempre, el lugar, las fechas y las horas.

    Cuando la Iglesia habla de corazón, ella no utiliza un término del siglo XXI. No se trata sólo del órgano, que es el principio de la circulación o el símbolo de un anhelo. Es mucho más que eso. El corazón es la sede del amor. Cuando ve el objeto amado, el primer movimiento es una notable agitación. Con anterioridad a la biología moderna, se pensaba que la voluntad era operativa a través del corazón. Esta antigua conexión de este órgano con la voluntad es muy parecido a nuestra asociación moderna del cerebro con la voluntad. Todas las acciones del cuerpo fluyen de este órgano, que tiene como principio la voluntad.
    Es el lugar donde el alma incorpórea se reúne con el organismo corporal. El corazón representa el misterio de la persona humana compuesta de espíritu y material. Se trata de una vinculación tan aquilatada que sólo puede ser discernida por la Palabra de Dios.

    Por lo tanto, cuando se trata del Corazón de Cristo, la Iglesia habla de toda su humanidad: el cuerpo, el alma, la acción y la emoción, el pensamiento y la oración. Sólo desde esta perspectiva Su corazón es sagrado. Porque Él es el Cristo, el Santo ungido y consagrado por el Espíritu.
    Él proclamó: «El Espíritu del Señor está sobre mí. Porque Él me ha ungido para dar la Buena Nueva a los pobres (Lc 04:18). Estuvo completa y devotamente entregado en exclusiva, a la voluntad del Padre, siendo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Flp 2, 8). Incluso se negó a Sí mismo diciendo: No se haga mi voluntad, sino la Tuya. (Lc 22:42).

    El Sagrado Corazón de Cristo es la realidad más sublime que ha pisado nuestra tierra, seguido del Inmaculado y Doloroso Corazón de María.
    Aunque lo sagrado se mantenga, por regla general, separado de lo profano, para preservar su santidad, vemos a Cristo constantemente entre lo profano: los pecadores, leprosos, prostitutas, los muertos: nada queda a salvo de su tacto santo y amoroso.
    Todo se santifica en Él, incluso cuando su costado es traspasado por una lanza envenenada.
    Su corazón no fue profanado. Más bien, el que le atravesó quedó limpio consagrado por la misericordia de Cristo que manó a raudales, convirtiéndose el cruel lancero en el Mártir San Longino, que confesó la Divinidad del Señor, y fue un heraldo de la Buena Nueva, siendo martirizado en Mantua, donde reposan sus restos, en el templo dedicado a su culto. Bernini modeló una hermosa representación del mismo en San Pedro del Vaticano, encontrándose junto al altar de la Confesión, un fragmento de la santa lanza.

    En resumen, éstos son los trazos que la Basílica du Sacré-Coeur se esfuerza en dejar patentes.
    Es lo más sagrado en medio de lo más profano. Porque, a pesar de que Montmartre es el monte de los mártires, en su base se encuentra también el parisino barrio de las luces rojas, Le Moulin Rouge. En la parte superior, en la tierra santa, consagrada por la sangre de los mártires, bajo la gran cúpula toda la noche está dedicada a la adoración eucarística.

    En las parte inferior de la colina, por la noche, la gente niega su dignidad, persiguiendo satisfacciones depravadas. Aunque sea entre blasfemias, este lugar sagrado queda inundado por la luz del cielo nocturno, invitando a entrar y ser redimidos, a quienes viven bajo la esclavitud del pecado!

  6. Me has preparado un Cuerpo

    Fray Joseph Joseph Graziano OP
    08 de Junio de 2018

    «Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca del Verbo de la vida, pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la Vida eterna, que estaba junto al Padre y que se nos manifestó: Lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros y esta comunión sea con el Padre y con su Hijo Jesucristo. (1 Jo 1,1-4).

    Somos criaturas carnales, y no podemos renunciar a esta condición.

    Nuestra cultura confunde la realidad de la existencia de la persona humana como cuerpo y alma. Los negadores del alma pretenden reducirnos a máquinas y enfatizan la necesidad de disfrutar de los placeres del cuerpo.

    Los negadores del cuerpo son raros porque sólo un necio o un pensador subjetiviststa podría abrir los ojos por la mañana y decir luego que carece de ellos.
    Sin embargo, son legión quienes reducen el cuerpo a un mero recipiente. A veces marchan por la senda epicúrea, concluyendo que el cuerpo no importa, por lo que uno podría actuar con total impunidad.
    Más a menudo, éstos comienzan por detestar cualquier referencia corporal. En otro tiempo se incluía en este grupo a los maniqueos, los albigenses y los iconoclastas. En nuestros días se les añaden aquéllos que dicen que «la abstinencia perfecta es mejor que la moderación perfecta” y facilita «adorar a Dios en espíritu y en verdad,» (Jn 4,24) como una excusa para relativizar la Santa Misa y la liturgia y construir iglesias carentes de estética.
    Pero el caso es que la corporeidad es en nosotros un elemento constitutivo. Las penitencias de los santos nos hablan de la importancia del cuerpo.
    Por esta razón los competidores de una carrera adiestran el cuerpo por el bien del alma. El horror que sentimos ante la muerte en general habla de la importancia del cuerpo.
    Un alma sin su cuerpo, aunque tal vez esté en el cielo, es completa en la línea de la sustancia y perfectamente feliz, pero clama por la unión con el cuerpo para ser completa en la línea de la naturaleza, para que su alegría sea plena.
    La Asunción de la Santísima Virgen María, en Cuerpo y Alma al cielo, señala la unión del cuerpo y del alma como algo perfecto, y nuestra esperanza ininterrumpida de la resurrección del cuerpo.

    Dios nos creó así, espíritu y carne, cuerpo y alma, por encima de los animales, y un poco inferiores a los ángeles.
    Cuando perdimos la gracia, inmersos en los placeres del mundo carnal, se desdibujó la belleza de nuestra alma, nos olvidamos de Aquél que nos creó revestidos de carne susceptible de legítimo placer y adornados con un alma hermosa, del Señor Que vino Encarnado para hablarnos de manera humana, asequible a nuestra capacidad intelectiva.
    Y continúa hablándonos de una manera carnal, visible y táctil, principalmente en los sacramentos, pero también en la naturaleza y en el arte.

    La Catedral de Notre-Dame de Chartres muestra bellamente la corporeidad del catolicismo. La enorme estructura de piedra con sus campanarios desiguales se puede otear desde millas de distancia, eclipsando la pequeña ciudad que la construyó.
    El frío de la piedra blanca, el impresionante eco acústico de la estructura gótica y el olor a incienso prendido en el aire, elevan la mente a Dios.
    Tanto más lo hace la luz que fluye a través de las vidrieras del siglo XIII. Cada ventana cuenta alguna historia bíblica, un libro ilustrado en vidrio.
    Las ventanas ayudan al predicador en su exposición parenética y le recuerdan al visitante la gloria de Dios a través de los siglos.
    Por lo tanto, mediante la interacción física de nuestro cuerpo con la belleza de esta hermosa estructura, nos instruimos sobre Dios y sobre nosotros mismos.

    A través del cuerpo también ofrecemos nuestra adoración. Naturalmente podemos considerar los gestos de la oración, como las nueve formas de plegaria de Santo Domingo.
    Sin embargo, igual de importante es la ofrenda de nuestro trabajo diario al Señor. En casi todas las ventanas de Chartres hay un panel que muestra el comercio de quienes donaron la vidriera. Los canteros, panaderos y peleteros, cartógrafos, vinateros, nobles, clérigos y granjeros encuentran su lugar en el cristal.
    A través del trabajo de sus manos, cada uno prestó su aporte a la sociedad y ofreció lo que pudo a la adoración de Dios.
    En estas hermosas ventanas, hermosas para los ojos y la elevación la mente, los creyentes muestran la adoración debida a Dios, tanto en su oración como en su trabajo.

    Somos criaturas carnales, y esa carne puede llegar al Pero nuestra carne, aunque débil, debe dar gloria a Dios en todo, pues asumió nuestra carne para elevarnos a su antigua gloria ,volviendo a ser capaz de glorificar al Creador.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *