| 16 octubre, 2017
Uno ya no recuerda, tras tanta fuga o abandono, si ha dado ya esta noticia. Si hubiera ocurrido será una repetición y si no una muestra más de esta tragedia eclesial.
Las agustinas han dejado Ávila este pasado julio, para reunirse con sus hermanas de Talavera y su convento pasa a estar ocupado por las Cruzadas de Santa María. En medio del desastre es una buena noticia. Tengo el mejor concepto de las Cruzadas y de su labor. En Ávila son muy importantes.
Pues hasta las nuevas congregaciones, vigorosas en sus inicios, se van estancando. Los legionarios en caída libre; las de la Madre Teresa retrocediendo; las maravillosas también para abajo; las de Iesu Communio se ha ralentizado su crecimiento, incluso estancado. Quien quiera consolarse con el crecimiento de prelaturas y movimientos no lo tiene nada fácil. El Opus Dei decrece a un ritmo vertiginoso; Comunione e Liberazione partida por la mitad. No me extrañaría que los neocatecumenales empezaran a acusar el efecto Francisco, a la baja, claro. Quizás los carismáticos, que nadie sabe qué son, vayan para arriba, pero muy ayunos de doctrina y muy llenos de sentimentalismos baratos.
Esa foto es del Convento de Madrigal de las Altas Torres, no del convento que se ha cerrado en Ávila ciudad. Hago este apunte para que nadie piense que el convento que se ha cerrado es el de Madrigal (Ávila provincia).
Yo publicaría más noticias, (si las hubiere) de nuevas fundaciones. Así no sólo nos indicaría el problema que nadie señala, si no la solución que casi nadie vislumbra.