Será dentro de unos meses. Y como siempre me entero porque un amigo, en este caso amiga, me hace llegar el programa.
Del primer encuentro mundial de mística teresiana y diálogo interreligioso. Que se celebrará en Ávila los días 27, 28, 29 y 30 de julio de 2017.
Es verdaderamente extraño e incomprensible la inclinación de no pocos religiosos por orientalismos absolutamente ajenos a la religión cristiana y a las prácticas católicas. Yoga, zen, eneagrama, danzas litúrgicas… En este caso el encuentro es con el budismo theravada. Si todas esas zarandajas son absolutamente distantes de la mística cristiana resulta si cabe más patético en los carmelitas, la orden de Santa Teresa y San Juan de la Cruz.
Y a esa reunión, totalmente prescindible, los carmelitas le dan tal importancia que hasta estará presente en ella Fray Saverio Cannistrà, general de los descalzos.
Que pena.
Octavio, una simple pregunta. Invocan los organizadores e invitadores el principio de igualdad. ¿ Es igual la medicina que el veneno ? Ya se ve que no has leído las palabras de JuanPablo II que he recogido.
Otavio: el espíritu interreligioso dimanante del V.II es nada con agua, con un sólo aspecto práctico: que nos matemos (que no nos maten) en sus países de origen, por que en occidente, por temas religiosos ya hace siglos que no hay violencia. Los de la tradición Theravada no son mis hermanos, en nada y en cuanto al final de su segundo párrafo le diré que hace, por su ingenuidad e inocencia, que me caiga usted bien.
Por cierto ¿que dejó escrito Santa Teresa, carmelita, sobre el diálogo interreligioso y nuestros hermanos del budismo Theravada?
En honor a la verdad y para que quede clara la intención de este congreso, promovido en absoluta fidelidad al espíritu de diálogo inter-religioso promovido por el Concilio Vaticano II y todos los pontífices desde el beato Pablo VI hasta Su Santidad Francisco:
«Al extender una cordial invitación a nuestros hermanos y hermanas de la tradición Theravada, deseamos profundizar en el entendimiento mutuo de nuestra fe y nuestras prácticas religiosas. No pretendemos negar las diferencias entre las dos tradiciones, o intentar reducirlas a un denominador común; más bien, en virtud de los principios de igualdad, profundo respeto y deseo de cooperación, queremos ofrecer la posibilidad de un diálogo genuino y fructífero, y explorar opciones para abordar la actual crisis espiritual».
Creo que será la última vez que escribiré aquí. Es evidente que la información es torticera, y a conciencia, pues el autor reconoce tener el programa del encuentro y, por lo tanto, ha leído estas palabras que aquí reporto. Allá su conciencia. Ningún deseo ni orientación de desviar la genuina espiritualidad teresiana por parte del Carmelo descalzo, solo entablar puentes y vías de diálogo en una etapa crítica. Por favor, como ha hecho amablemente en otras ocasiones, no se moleste en contestarme. Puede hacerlo para su público, si le encuentran explicación. Saludos cordiales y mi oración por usted y tantos visitadores y comentadores de este blog que, creo honradamente, la necesitan.
La desorden del Carmelo pasa a ser la desorden del Caramelo, caramelo indigesto para el catolicismo.A lo mejor es que, como son descalzos, además de enfriárseles los pies, se les ha enfriado también la fe.Otros en caída libre.A este paso no se salva ni el apuntador.Parodiando a Miguel de Una-mona: «Qué Iglesia, qué iglesaje y qué iglesianaje».
Esas palabras estan recogidas en el libro «Cruzando el umbral de la esperanza» (Plaza & Janés, 1994) con el escritor italiano Vittorio Messori.
No está de más recoger estas iluminadoras palabras de San Juan Pablo II : «la soteriología [doctrina de la salvación] del budismo constituye el punto central, más aún, el único de este sistema. Sin embargo, tanto la tradición budista como los métodos que se derivan de ella conocen casi exclusivamente una soteriología negativa.
«La «iluminación» experimentada por Buda se reduce a la convicción de que el mundo es malo, de que es fuente de mal y de sufrimiento para el hombre. Para liberarse de todo este mal hay que liberarse del mundo; hay que romper los lazos que nos unen con la realidad externa, por lo tanto, los lazos existentes en nuestra misma constitución humana, en nuestra psique y en nuestro cuerpo. Cuanto más nos liberamos de tales ligámenes, más indiferentes nos hacemos a cuanto es el mundo, y más nos liberamos del sufrimiento, es decir, del mal que proviene del mundo. ¿Nos acercamos a Dios de este modo? En la «iluminación» transmitida por Buda no se habla de eso. El budismo es en gran medida un sistema «ateo». No nos liberamos del mal a través del bien, que proviene de Dios; nos liberamos solamente mediante el desapego del mundo, que es malo. La plenitud de tal desapego no es la unión con Dios, sino el llamado «nirvana», o sea, un estado de perfecta indiferencia respecto al mundo. Salvarse quiere decir, antes que nada, liberarse del mal haciéndose indiferente al mundo, que es fuente de mal».
¿Y por qué ilustra la entrada con una foto del Papa? Podía poner una imagen en la que saliera sólo el General de los Descalzos. Ah! Ya sé. La culpa de ese error carmelitano (inclinarse a formas de espiritualidad no cristiana) es del Papa Francisco.