Si es que las meteduras de pata no pueden enmendarse con la pata metida en el barro. Hay que sacarla. Bien con una renuncia del interesado, que sería lo más conveniente para el Papa pues aparentemente quedaría al margen de un enorme error de uno de sus colaboradores más próximos, que confesaría su ruindad e incompetencia por haber metido al Santo Padre en un embrollo que le deja en muy mal lugar, naturalmente sin que el Santo Padre se hubiera enterado de nada, o por el cese inmediato de semejante pelotillero nauseabundo e incompetente que arruina cuanto quiere ensalzar.
Pero el metepatas manipulador y más falso que Judas no se retrata, inmolándose en el altar de su amo, y este, siguiendo el ejemplo de Cristo, humilde y misericordioso, le imita: et Franciscus tacebat.
Con lo que queda para muchos involucrado en tan turbio affaire.
Yo no me creo que el Papa haya tenido la más mínima intervención en este lamentable asunto salvo la de haber nombrado a ese individuo. Que no es poco. Cada vez más combatido, hasta el punto de estar viendo como su popularidad, a la que tanto ama, cae espectacularmente, dejando inmensos vacíos en no pocos de sus actos, viendo a la misma Roma con pasquines contra su persona y siendo criticado hasta por destacadas personalidades de la Iglesia, creo que no sabe qué hacer, posiblemente por su condición psicológica, salvo gestos menores, en búsqueda de una popularidad que ve como se le está yendo de las manos, algunos ciertamente graves, y cada vez se multiplican más las fotografías con gesto adusto y preocupado tan diferentes a las que proliferaban en los primeros días de su pontificado. Como si hubiera regresado aquella mirada torva de sus tiempos de arzobispo bonaerense.
Tiene que preocuparle, porque tonto no es, el inmenso silencio producido ante el colosal columpiazo de Viganò. Apenas Tornielli, cada vez más desacreditado. O vendido. Los medios más francisquistas están mudos. Como si no supieran que decir.
El Papa emérito, que sigo pensando es un dique muy importante a verborreas comprometedoras, quiera Dios conservárnoslo, sigue estando lúcido y desde su elegancia y su mesura ha hecho un servicio más a la Iglesia. Creo que muy importante.
Y mientras tanto es escándalo sigue:
http://www.ilgiornale.it/news/politica/ratzinger-svelato-lattacco-bergoglio-1506416.html
Y el renacido Wanderer no se queda a la zaga
http://caminante-wanderer.blogspot.com.es/2018/03/cinco-anos-y-una-carta.html
a
La lucidez de Benedicto XVI puesta de manifiesto en esa carta, nos recuerda que seguimos sin entender, yo al menos, que graves amenazas se cernían sobre la Iglesia para motivar su renuncia.
BURDO INTENTO DE MANIPULACIÓN DEL PAPA BENEDICTO (por Jorge González Guadalix)
Hoy es para mí una mañana triste. Triste porque quiero a mi Iglesia y me duele mi Iglesia, y estos días de atrás, especialmente el de ayer, son de esos que te dejan tocado.
Los hechos, más que probados, son los siguientes:
El Vaticano publica una colección de once libritos sobre la teología del papa Francisco, escritos por diversos teólogos.
Se pide al papa Benedicto XVI un prólogo para esta obra.
El papa Benedicto responde con una carta declinando la invitación.
La Secretaría para la Comunicación hace pública una foto en la que aparecen la carta de Benedicto XVI y los once libritos. El fragmento de la carta que puede leerse habla de la buena formación del papa Francisco y de la continuidad de los dos papados, y se nos hace llegar como un claro respaldo de Benedicto a Francisco. Pero en esa foto, claramente, se observa que falta algo, incluso aparecen difuminadas las últimas líneas.
La Secretaría para la Comunicación reconoce que no se puede leer la carta entera, y finalmente hace público ese supuesto párrafo que falta, en el que el papa Benedicto XVI deja claro que no piensa leerse los libros ni hacer el prólogo.
Observando una vez más la foto, se puede comprobar dónde aparece la firma del papa Benedicto XVI, y aun incluyendo ese párrafo, quedaría demasiado espacio en blanco entre lo escrito y su firma. Es decir, que parece que se nos oculta algo más.
Pues bien, ayer, por fin, se ha conocido todo el contenido de la carta. TODO. Y lo último que nos habían escamoteado es que en ella el papa Benedicto XVI muestra su profundo disgusto por haber incluido entre los teólogos firmantes de los once libros, al alemán Peter Hünermann, opositor a los pontificados de San Juan Pablo II y el propio Benedicto XVI.
Hasta aquí los hechos.
Me deja triste ver la manipulación y los manejos. ¿Que quieren hacer una colección de libros sobre la teología de Francisco? Me parece bien. ¿Que piden a Benedicto XVI que haga el prólogo? Perfecto, tiene su lógica. Hasta ahí todo correcto.
A partir de este momento se pueden hacer dos cosas: recibir la carta de Benedicto XVI diciendo que no hace el prólogo y que no le gusta nada que hayan incluido a Hünermann y guardarla y que nadie se entere, o darla a conocer en su integridad. Eso depende de quien tenga que depender que ni lo sé ni me importa demasiado.
Lo que no se puede hacer con la carta del papa Benedicto es manipularla para que a los fieles llegue lo contrario de lo que piensa Benedicto XVI, y nos lo han hecho dos veces.
La primera, sacando una foto de la misma con los libritos teniendo mucho cuidado de que salga solo lo que queremos que salga.
La segunda, reconociendo que faltan cosas y añadiendo solo un párrafo de los dos escamoteados.
¿Con qué pretensión? Con la de hacer pasar por elogio y apoyo lo que es claramente una carta de disgusto de Benedicto. Eso se llama pretender hacer comulgar a los fieles con ruedas de molino, y se llama ignorancia de la realidad, creyendo que los fieles son memos.
¿Y no voy a estar disgustado? ¿Con esa burda manipulación?
Por cierto, ¿Monseñor Dario Viganò sigue al frente de la comunicación del Vaticano?
http://www.infocatolica.com/blog/cura.php/1803180837-burdo-intento-de-manipulacion#more35569
aquí solo caben estas 3 posibilidades;
-si bergoglio sabia de la descarada falsificación de la carta de benedicto xvi y no hizo nada para impedirlo, eso lo convierte en cómplice de esta asquerosa artimaña.
-si bergoglio dio su aprobación, o dio la orden para esta falsificación, se demostraría entonces su absoluta falta de escrúpulos y de moral, que pone a bergoglio mismo al mismo nivel de un vulgar tirano tercermundista.
-si bergoglio no sabia nada de esta falsificación, y el tal vigano hizo dicha falsificación por iniciativa propia, entonces estaría demostrado que el vaticano se ha convertido en un cuartel militar sin disciplina alguna, en el que cada quien hace lo que le da su puñetera gana, y que bergoglio mismo carece de control sobre sus funcionarios, lo que a su vez demostraría su absoluta ineptitud al frente de la curia vaticana.
cualquiera de estas 3 posibilidades de ser la correcta, demostraría que el vaticano se ha convertido en una grotesca república bananera de la misma calaña de cuba y venezuela, y lo que es peor, dejaría a bergoglio mismo a la altura de un enano de circo.
Nos escandalizamos, con razón, de la manipulación de la carta de Benedicto XVI, pero no es menos grave que la Editorial oficial del Vaticano haya encargado a un señor que ha formado parte de «una organización en oposición al magisterio papal» (Hünermann), un ensayo teológico sobre el Papa reinante.
D.Paco-Pepe, ¿que el Papa no tiene nada que ver en temas de tanto calado como este que se comenta? Permítame decirle que la mayor parte de mi vida he trabajado en el mundo empresarial, y cuando se toman decisiones sobre cualquier asunto, aunque no sean de mucha importancia, la dirección, ES LA PRIMERA QUE ESTA AL TANTO DE CUALQUIER MANIOBRA Y MOVIMIENTO RELACIONADOS CON LA PROPIA EMPRESA.
Como muy bien dice el blogger posiblemente Bergoglio no dio instrucciones concretas para el tema de la carta, sin embargo en las empresas la dirección da una serie de normas a seguir y estás se cumplen. Sería absurdo que Viganó dimitiese cuando lo único que ha hecho ha sido cumplir las órdenes del jefe, tal vez no puntuales pero si ha seguido las pautas de comportamiento que le han indicado.
El primer error fue pedirle su opinión a Benedicto XVI sin molestarse en mirar el currículum de los teólogos autores de los artículos (que esa es otra: ¿a quién narices se le ocurrió que era una buena idea encargarle un artículo sobre la teología de un papa a alguien que ha rebajado la autoridad papal?).. Luego, Viganó lo agravó tratando de ocultar la parte de la carta en la que Benedicto expresaba su desagrado porque uno de esos teólogos fuera un hipercrítico suyo, demostrando así que al parecer en Roma no han aprendido nada en 40 años en materia de comunicación (recordemos, en 1978 informaron tan rematadamente mal de la muerte de Juan Pablo I que inmediatamente aparecieron sospechas de que lo habían asesinado, sospechas que nunca se han disipado del todo). Lo único que se ha hecho bien (fruto, no de Viganó, sino del muy competente portavoz vaticano Greg Burke, que sí que supone una mejora respecto al inútil de Lombardi) ha sido publicar íntegramente la dichosa carta.
Y sí, Viganó debería irse. Y que pongan toda la comunicación vaticana en manos de Burke, que al menos sabe lo que hace y ya ha apagado bastantes fuegos.