La trapallada de Podemos en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva

Las encuestas dicen que el globo de Podemos se deshincha. Ya no es aquel peligro inmediato que tan bien venía al PP: O nosotros, o Podemos. Ahí están. Son preocupantes. Pero ya es bastante menos fiero el león de como lo pintaban. Y tiene menos dientes y menos garras. En esta frikylandia en la que vivimos a alguien se le ocurrió la inverosímil idea de espiritualizar Podemos. Al partido, asamblea o lo que sea le vino bien disimular su ganada reputación de comecuras y echacapillas y se prestó a ello. Y cedió, además, para el evento una de sus figuras más representativas aunque también más desprestigiadas. Y una parroquia de Madrid, la de Santo Tomás de Villanueva, encantada con acoger a los antidiós, antiIglesia, antisistema y antisentido común. El arzobispo de Madrid, que yo sepa, y si no hubiera sido así rectificaré con mucho gusto, impasible el ademán. Por lo que no podrá quejarse si está presente en el afán de algunos. Se celebró el acto, con nutrida presencia y Monedero estuvo bordado. Con frases de antología. Lo de que el Papa Francisco está mandando a Dios al otorrino merecería grabarse, no con letras de oro, por favor, con letras digamos marrones, en el frontispicio de la acogedora parroquia. Iglesia que no es de la Iglesia sino, como todas las demás, del pueblo que las levantó. Con lo que puede resultar que la Universidad de Monedero no sea del rector Carrillo, ni del defenestrado presidente de la Comunidad de Madrid, ni del ministro Wert, ni de sabe Dios quién, sino de Francisco Franco. Que a esos extremos puede llegar la genialidad académica de algunos. Pero no era de Podemos, del exfraile que colgó los hábitos para profundizar en su profundísima espiritualidad, que debe estar, si existe, en el centro de la tierra, ni del párroco benévolo al que se le ve de sobra la oreja, la patita de lobo aunque la tiña de harina y otras cosas que no voy a mencionar pues tengo lectores que se escandalizan de palabras a sus castos oídos malsonantes, de lo que quería hablar. Ni del ordinario del lugar que consintió el esperpento. Lo que ha motivado esta entrada no es nada de eso, aunque piense que a ese párroco habría que mandarle a escardar cebollinos, sino dos fotografías que un muy querido amigo me ha enviado del acto. Que, repito, tuvo una notable asistencia. Pero ahí os dejo un par de fotografías sobre esa asistencia. El Frente de Juventudes de FET y de las JONS aunque cincuenta años después. Por supuesto que los orígenes eran muy distintos pero los componentes, en edad, muy similares. Si alguien creía que Podemos era un movimiento joven y con mañana, ni la juventud ni el mañana estaban allí. No digo que los de Pablo Iglesias no tengan juventud. Me consta que la tienen aunque no sea tanta como algunos temían. Pero esa ahí no estaba. Les importa un rábano, como era de esperar, cualquier espiritualidad. Y si es la de Podemos, como para congratularnos. El que vemos es como el grupo de asistentes a una misa dominical en una parroquia en la que el cura no se lo curra y que cada año, por inevitable condición de la naturaleza, serán menos que el año anterior. No tenía la menor confianza en la espiritualidad de Podemos. Y supongo que sus líderes, tampoco. Pero esa no sé qué marinera, que no quiero ofender los castos oídos de nadie, tal vez abra los ojos, no a un párroco, que haría falta casi la saliva de Cristo, pero tal vez al ordinario del lugar que habrá comprobado lo que pueden recoger las redes en ese caladero. No conozco la parroquia de Santo Tomás de Villanueva y no puedo opinar sobre el salón donde tuvo lugar tal encuentro de senectud. Supongo que la mesa presidencial no será el altar de la iglesia. Porque, si lo hubiera sido, antes de volver a celebrar misa en él requeriría una reconsagración. Por haberse prostituido.  Salvo más fundamentado criterio del ordinario del lugar. Pero fundamentado.