Tanta fiebre tiene, que a los católicos se nos incendian por autoignición los templos en Canadá, Chile, Francia…

Claro que, lamentablemente, el vocero climatoecólogo que viste de blanco y duerme en S.Marta, no denuncia esta ola extraña de febriles autocombustiones de templos (tal vez se lo haya delegado a la Grettina y no la han notificado todavía…).

Me voy a leerlo al P.Aberasturi, que jamás defrauda. Un sabio sacerdote y fiel practicante de la parresía como virtud excepcional en los tenebrosos tiempos que atravesamos.

Saludo cordial y gracias por el enlace!