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La realidad alemana

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Monseñor Georg Bätzing e Irme Stetter-Karp.

Importante artículo de Serrano Oceja:

https://religion.elconfidencialdigital.com/opinion/jose-francisco-serrano-oceja/que-verdad-pasa-alemania/20230206010225045400.html

Léanlo.

Comentarios
8 comentarios en “La realidad alemana
  1. Dos cosas que me han dejado helado: hay la friolera de veinte sectas protestantes distintas en Alemania (yo pensaba, ingenuo de mí, que allí solo eran de una iglesia protestante, la de Lutero) y el obispo de Limburgo dice que es católico y quiere seguir siéndolo, dos embustes del tamaño de la Vía Láctea (ni es católico sino hereje puro y duro, ni quiere seguir siéndolo, porque no se puede serlo y no serlo a la vez, principio número uno de la lógica).

  2. Ni siquiera es un artículo sino una breve nota con unos cuantos datos sin mayor análisis, que dicen muy poco de lo que llama la realidad alemana.

    1. Cierto, además, los del camino sinodal alemán dirán que la decadencia de la Iglesia alemana es una prueba irrefutable de que hay que lanzarse sin titubeos por el camino sinodal apostático… y es que en Roma ni conocen la historia de la Iglesia alemana, ni conocen la cabezonería tozuda y testaruda de los alemanes, que se vio en la IGM y IIGM… teutón testarudo, bien rima que rima bien…

      1. Por cierto, la Beata Sor María Serafina Micheli, fundadora del Instituto de las Hermanas de los Ángeles, tuvo la visión de Lutero, que puede aplicarse a los del camino sinodal alemán:

        Sor María se encontraba en Eisleben, Sajonia, lugar donde nació Lutero. Ese día se celebraba el cuarto centenario de su nacimiento (10 noviembre de 1483)s. Las calles y los balcones estaban engalanados. Se esperaba la presencia del Emperador Guillermo I.

        La beata, ajena a todo ello, entró a una iglesia para realizar una visita a Jesús Sacramentado. Finalmente, encontró una con la puerta cerrada y se arrodilló delante para rezar. Mientras oraba, se apareció el Ángel de la Guarda y le dijo: “Levántate, porque esta es una iglesia protestante”. Y añadió: “Yo quiero que veas el lugar donde Martín Lutero está condenado y la pena que paga en castigo de su orgullo”.

        Tuvo la visión de un horrible abismo de fuego, en el cual eran atormentadas una innumerable cantidad de almas. En el fondo vio a un hombre, Martín Lutero, que se distinguía entre los demás condenados pues estaba rodeado de demonios que lo obligaban a estar de rodillas y todos (los demonios), armados de martillos, mientras se esforzaba en vano, le clavaban en la cabeza una gran clavo.

        Parece que es como un símbolo de la soberbia obstinada y tenaz: tener una idea clavada en la mente como un clavo clavado con un martillo.

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