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La obediencia y sus riesgos

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Por qué los humanos tienden a ser obedientes y conformistas?

Importante artículo de Wanderer:

http://caminante-wanderer.blogspot.com/2021/08/la-obediencia-y-los-abusos-una.html

Especialmente indicado para estos tiempos

Comentarios
21 comentarios en “La obediencia y sus riesgos
  1. ¿Las cosas son buenas porque Dios las manda o Dios las manda porque son buenas? Para los indoeuropeos, Dios viene de “di”, la luz –o sea lo primero- y para los semitas, Dios es Elí o Allah, el Señor –o sea, lo segundo-. En realidad las dos concepciones son una y la misma, porque el “dios” que mandase cosas malas no sería Dios, sino lo que Sancho de Cardona llama Soid y como Dios, por definición es el Bien, no puede mandar más que cosas buenas. Los mismos militares, que no pueden existir sin disciplina dicen que “Por encima de la disciplina está el honor”, o sea, que hay que desobedecer al superior cuando manda algo malo.

  2. Si se hubiese seguido el criterio de los jesuitas, China, probablemente, sería ahora cristiana. Pero se impusieron los rigoristas y he aquí el resultado.

  3. Dentro de esta desgracia que se nos ha venido encima, podríamos considerar un mal menor que “un ciego no puede guiar a otro ciego». Sucede, empero, que no son ciegos, sino alucinados. El mal es que, en su delirio, pretenden guiar a quienes tenemos agudeza visual…

    De la atenta lectura del artículo de Wanderer, uno se percata de que las mismas prácticas que en el mismo se detallan, las vienen observando ciertos arrupitas con sus dirigidos más vulnerables, a quienes anulan por completo la voluntad. Eso tiene un nombre y se llama terrorismo espiritual, propio de psicópatas sin escrúpulos que, como directores espirituales (?) de almas cándidas que se acercan a ellos buscando a Dios, convierten su vida en un infierno, ya que se tropiezan, ―nunca mejor dicho― con el mismísimo Enemigo, de cuyas fauces son incapaces de huir…

    Las secuelas del este terrorismo espiritual son las mismas que las que padecen los abusados sexualmente. Y ya va siendo hora de que estos depredadores de almas, carentes del menor escrúpulo, sean desenmascarados y apartados de su ministerio. Aunque, teniendo en cuenta que el arrupismo encubre a los depredadores sexuales, ¿qué no hará con los terroristas espirituales, si de lo que se trata es de imponer a sus víctimas cómo han de vivir no ya su fe, sino su propia vida?

    Profesores enterados, como Anselm Grün y Maria M. Robben sostienen que «abuso espiritual es la relación falsa con una persona que necesita ayuda, protección o fortalecimiento espiritual, con el resultado de que la persona interesada es debilitada o impedida en su vida espiritual. […] El abuso espiritual se presenta cuando el ayudante —director o acompañante— espiritual usa a otra persona para controlarla o dominarla sin tener en cuenta los efectos que esto produce en ella. […] Los arrojan al infierno en lugar de abrirles el cielo. Hacen de su vida un constante sufrimiento en lugar de transmitirles la vida que Cristo nos ha regalado».

    De siempre se ha dicho que los jesuitas no educaban, sino que domesticaban. Ahora que los arrupitas han desbancado a los jesuitas, éstos, en lugar de domesticar, someten, con el único afán de arrebatar voluntades.

    En cambio, para con los musulmanes tienen una actitud bien distinta, pues según declaró Iriberri Villabona a «Diario de Navarra», «las mezquitas ejercen una socialización en positivo», para afirmar que «hay otro estereotipo que es el de las mezquitas que ejercen un control social sobre la comunidad. Lo que en realidad hacen es lo que antiguamente hacían en Europa o en América en los años 50 y 60 el Lar Gallego o la Casa Vasca con nuestros emigrantes. Allí donde había emigración desarrollaban una labor de ayuda».

    Hay que ser muy… como para equiparar el «Lar Gallego» o la «Casa Vasca» de los años 50 y 60 del siglo pasado, a los que acudían los honrados emigrantes españoles en sus países de acogida, con las mezquitas del siglo XXI…

    1. Hace años leí esta consideración sobre Socrates,en su faceta de Maestro de vida:Él, hijo de una partera,ejerció como partero con todos sus discípulos.Es decir,les ayudó a nacer a la vida del espíritu ,pero sin forzarles ni modelarles a su antojo,sino con un respeto supremo a la propia identidad de cada uno.
      Si el director espiritual interfiere,dificulta,y hasta suprime esa relación absolutamente única que debe darse entre cada ser humano y su Creador…,llana y simplemente está saboteando el Plan Divino,y está siendo un manipulador.

      1. Así es:

        «Cerráis a los demás la puerta del Reino de los Cielos. ¡Vosotros no entráis, y a los que quieren entrar no les dejáis!» (Mt 23, 13).

  4. Es un gran servicio a los lectores de este blog que don Francisco José haya traído aquí el impresionante texto que, a su vez, recoge y resume Wanderer. Es una cuestión de enorme importancia y consecuencias múltiples en la vida de la Iglesia y de los fieles, que exige lectura muy atenta y reflexión. El mal que se denuncia se ha infiltrado hasta el mismo tuétano del catolicismo y quizá sea la causa última de la desafección de las masas en los países occidentales. El problema es que resulta casi imposible, sin caer en el extremo contrario y en el peligro de anarquía teológica, moral y disciplinar, dar marcha atrás en ese concepto jesuita de obediencia que se convirtió y sigue siendo seña de identidad del catolicismo. De hecho, esa es la posición del progresismo eclesial, y de ahí su radical infecundidad y el desastre de sus posiciones. La respuesta “ortodoxa” ha consistido, precisamente, en dar aún más peso a la obediencia a la jerarquía, especialmente al Papa. Lo que hoy vemos es como esa respuesta, típicamente conservadora en términos eclesiales, se vuelve contra esa posición, la desmantela literalmente.
    El texto que se se nos facilita puede ayudar mucho a encontrar el justo medio entre la anarquía progresista y la obediencia jesuítica que invadió a la Iglesia tridentina. La posición de santo Tomás de Aquino sobre la obediencia puede ser una verdadera tabla de salvación.

  5. Está de modo en los ambientes tradis el dar cera a los jesuitas, y no me refiero a la Compañía postarrupeana (que evidentemente es el mayor compendio de modernismo que hay), sino a la de San Ignacio. El ataque suele ir en dos líneas: la obediencia, que se supone alejada del sentido católico, y la espiritualidad, que con su raíz en la devotio moderna ya introduciría cierto elemento de subjetividad.

    Ni tanto ni tan calvo. La orden y toda la Iglesia de la Contrarreforma, han sido elementos brillantes de la tradición. Si que es cierto que la obediencia presenta peligros, pero en San Ignacio parece haber una gran experiencia espiritual en la raíz de lo que enseña. Él, de hecho, no tenía una personalidad dócil ni obediente, pero su santidad la fue ganando al pulir precisamente sus rasgos más intempestivos. Y probablemente pensaba que quien es capaz de mortificar su persona en algo tan íntimo como la voluntad (dentro siempre del orden del bien y bajo la fe de la Iglesia) logra un desprendimiento mucho mayor que el que deja todas sus posesiones o vive en pobreza. Es decir, qye es un camino de santidad más elevado deshacernos de nuestros propios deseos, que de nuestros bienes materiales, por ejemplo.

  6. Wanderer, como siempre, ran cariñoso con los jesuitas. Sin embargo, ni los muchos misioneros audaces que dio la Compañía en siglos pasados ni tantos jesuitas admirables que hemos conocido nosotros eran personas infantilizadas o psicológicamente inmaduras, sino todo lo contrario, a pesar de haber sido educados en la «obediencia ciega ignaciana».

    1. Observador: una cosa es que se predicara la obediencia ciega y otra cosa muy distinta es que se aceptara. Comenzando por el mismo fundador a quien se le pidió numerosas veces que pusiera coro en la orden, y desde luego no tuvo obediencia ciega con lo que decían los Papas. Por no entrar en la desobediencia continua de multitud de jesuitas respecto lo que decía la Santa Sede, por ejemplo con el escándalo de los ritos chinos , de esos jesuitas tan heroicos en misiones. Si se quiere conocer la historia de la compañía no es lo mejor seguir la mitología de esa misma compañía , pues ha habido de todo.

      1. La Compañía tiene una gran historia. Me temo que los ejemplos que pone están lejos de eclipsar todo lo que la Iglesia moderna debe a la orden. Y no veo que en el fondo sean casos de desobediencia. El coro se impuso un tiempo, creo que en el generalato de Laínez. Borja consiguió quitarlo, siguiendo el deseo de San Ignacio de que el jesuita no estuviera en nada retenido para cumplir la misión.

    2. Como siempre en este tema,me remito a Pascal.Al genio francés jamás le engañaron,y supo ver la bomba de relojería que eran.Me temo que los buenos jesuitas han sido,no «por»,sino «a pesar de»…

      1. La Compañía tiene más santos y beatos que ninguna orden de la Iglesia. Difícil de entender que eso allá podido ser siempre a «pesar de» la orden.

        1. No es de extrañar,dado el número ingente de jesuitas que ha habido.Sería interesante conocer la ratio-por ejemplo-,de santos por 1000.
          De otro lado,recordar algo que puede resultar hasta escandaloso:En el santoral,no sé si son todos los que están.Pero sí sé que no están todos los que son.El dinero y el poder mueven voluntades,y agilizan legajos.La Iglesia no escapa a un hecho tan cínico,pero tan real.Y la Compañía ha tenido,y aún tiene,muchísimo poder y muchísimos recursos.

          1. Dudo que dominicos o franciscanos les vayan mucho a la zaga en números. Y creo que confunde el proceso de canonización de antes del CVII al actual: no era tan importante el aporte económico y la Iglesia se cuidaba mucho de no errar en un tema tan delicado. Por lo demás, un porcentaje importante de los santos son mártires de poca dudosidad. Los jesuitas mártires del Canadá, del Japón o de Gran Bretaña, además, tuvieron algunos de los martirios más duros de la historia moderna de la Iglesia. De verdad, que aunque se puede decir mucho de la Compañia, creo que su juicio no se corresponde con la realidad. Los que todavía hemos tenido la suerte de conocer jesuitas de la vieja escuela sabemos a lo que nos referimos.

    3. Le tiene una manía incomprensible. Quizás algún trauma no superado… Considera a la benemérita Orden una de las mayores desgracias en la historia de la iglesia. De risa y de pena.

  7. Qué razón tenía Chesterton cuando definió las herejías como «verdades en loquecidas»!
    En el gran puzzle de la Verdad, cada pieza debe tener su propia dimensión y su propio sitio.Si cualquiera de ellas se hipertrofia,o se cambia de lugar, desbarata todo el conjunto.
    La orgullosa castidad de las monjas de Port Royal,arruinó toda su vida espiritual.
    La obediencia no escapa a tal consideración.

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