La misa tradicional crece con fuerza en los diez años del Summorum Pontificum

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En diez años de aplicación de «Summorum Pontificum» los lugares de misa tradicional se han duplicado

http://www.religionenlibertad.com/diez-anos-aplicacion-summorum-pontificum-los-lugares–57918.htm

Y gracias a Dios ya casi sin problemas salvo alunas puñeterías, leves, de algunos obispos. Ya no hay aquel clima de abierta hostilidad ante el que los amantes del modo extraordinario hicieron gala de una paciencia comparable a la de Job.

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El artículo de ReL, página nada sospechosa de apoyo a la forma extraordinaria del rito latino, es definitivo sobre su expansión en diversos lugares. Y Acción Litúrgica, esa sí muy favorable, publica la relación de obispos y cardenales que han oficiado o asistido al modo extraordinarios y que van camino de los quinientos. Sin el menor problema.

Esa misa está ya muy consolidada en Francia, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra con un crecimiento espectacular. En España también ha crecido pero todavía de modo muy minoritario. Posiblemente porque los católicos españoles sean los menos formados del primer mundo. No quiero decir con esto, que aquí como no hiles fino se te echan a la yugular, que una misa sea para los zotes y otra para los inteligentes. Uno, que alguna formación cree tener, es habitual del modo ordinario y sólo excepcionalmente acudo a una del extraordinario. Me basta con que las celebren como la Iglesia manda. Aunque sea cierto que la tradicional se celebre bien en el 99% de los casos y el novus ordo en un 80/85 por ciento. Según me dice mi propia experiencia. Nunca he oído, en estos últimos diez años, una misa tradicional penosas. Del novus ordo algunas fueron un horror.

El obispo de Córdoba va a celebrar en su catedral el próximo septiembre la misa tradicional a petición de los andaluces afectos a la misma para conmemorar el décimo aniversario del Motu Proprio de Benedicto XVI. Le felicito por ello y sobre todo por quererse mostrar también padre de los hijos afectos a la misa tradicional. En la catedral de Pamplona se celebra dominicalmente esa misa. Y son ya unos cuantos los obispos que la han admitido en sus diócesis sin dificultad o con algunas cicaterías que bueno sería depusieran.

Obispos abiertamente contrarios apenas deben quedar ya en España donde el problema no está en ellos sino en la falta de fieles que la pidan en un número de alguna consistencia. Alguien me contó una anécdota, que no sé si sería cierta, de un obispo al que algunos fieles acudieron para pedirle una misa tradicional. Se mostró muy abierto y uno de los tres o cuatro que habían acudido a solicitarla le preguntó si a él le gustaba esa misa. El obispo le contestó que nada pero que siendo un derecho que tenían él no se lo iba a dificultar. Y en eso están, en consolidar mínimamente el grupo e iniciarla. Creo que es absurdo el que tres personas reclamen una misa a la que normalmente irían una o dos. Tiene que haber un mínimo de quince o veinte personas seguras para que esa misa en vez de ser un enganche no sea una disuasión. Y en España conseguir ese número de modo estable no es fácil. Pero la culpa no es de los obispos sino de quienes la desean. Que en muchísimos lugares no es nadie.

Hubo un obispo, pobre hombre donde los haya, que el único o casi el único ejercicio de autoridad que se le conoce era su oposición declarada a la misa tradicional. Tanta era su insuficiencia mitral que hasta tuvo que abandonar la diócesis, a petición propia, dada su incapacidad. Hoy es obispo auxiliar. Caso hasta hace poco tiempo insólito en España, salvo que Don Antonio Lasierra nos ilustre de otros desde su sabiduría, y curiosamente todos acogidos por un mismo arzobispo benévolo. Pero los otros dos tuvieron una motivación distinta. En el primero un accidente de salud y en el tercero una cuestión escabrosa.

Creo que también es relevante lo que en el artículo se dice de los nuevos sacerdotes franceses. Una cuarta parte de los ordenados don declarados partidarios del modo extraordinario. Y pienso que otra cuarta parte muy simpatizantes. Pues hacen la mitad. Y de la restante pienso que declarados adversarios, poquísimos.

Pero eso es Francia. Aquí, lo que tenemos.

 

 

 

Comentarios
22 comentarios en “La misa tradicional crece con fuerza en los diez años del Summorum Pontificum
  1. Tres ejemplos sucedidos en los últimos 12 meses:
    1. Se impide la celebración de un funeral por la forma tradicional, en contra el deseo expreso de la familia. (Inicialmente se había autorizado, pero la noche anterior el párroco recibió una llamada de la curia diocesana…)
    2. Un párroco niega el bautismo a un adulto por la forma tradicional.
    3. Un archipreste niega a una pareja casarse según la misma forma: «para eso, mejor no os caséis», dijo.

  2. Y sigue siendo incomprensible la reiterada negativa (dos veces a dos grupos distintos de feligreses) del Párroco de Santa María de Caná en Madrid a permitir la Misa por el Rito Extraordinario.
    Y eso que tiene misas carismáticas, rocieras, de niños y -por supuesto- muchísimas a diario y los domingos más por el Rito Ordiario.
    Con jóvenes en misa de 21 horas escuchando desde la calle por estar abarrotado el templo.
    Una pena esa contumaz oposición.

  3. Hay una persecución encubierta y rastrera a los sacerdotes que aman la Tradición como Antonio María comenta. La sobredosis de cruel misericordina acecha mientras a los herejes se les apoya y ensalza

  4. Lo he comentado muchas veces, la ventaja de la misa en latín es que todo el mundo la entiende y se pueede asistir en cualquier parte, cosa que con el modo ordinario no se puede.

    Lo que dice D. Antonio y repite Joel me ha recordado lo que leí sobre la imposición de la liturgia protestante. No se hizo de un día para otro, se tardó al menos cincuenta años en eliminar completamente la liturgia católica. Fueron pequeños cambios imperceptibles. Y dada la situación de confusión e inestabilidad que hay en la Iglesia, a uno, los dedos se le vuelven huéspedes.

    Yo no pido al bloger que borre o deje de borrar, ya es mayorcito para saber como debe llevar el blog. Lo que pedí hace unos días a Hermenegildo y lo repito es que si considera que algo en italiano es importante lo traduzca o al menos haga un resumen y ponga el enlace, porque poner un lago lexto en italiano no sirve pues no lo lee nadie y molesta a los lectores.

    Pero supongo que seguirá como simepre. Tomemoslo como como un pequeño inconveniente al leer los comentarios.

  5. Estimado Hermenegildo,

    Por alusiones:

    «las traducciones al español son fidelísimas»
    Eso, aquí, sólo lo ha escrito usted. Si vuelve a leer mi comentario verá que, aunque dejo de pasada una velada crítica a las mismas, no las valoro sino que hago una mera comparación: sólo señalo que los fieles de otros países han sufrido otras muchísimo peores, de hecho llegan a no ser traducciones sino invenciones, y que ello puede ser una de las causas por las que su deseo, incluso necesidad si se quiere, de volver a los textos oríginales es mayor que el nuestro. La idea, de paso, no es mía sino del padre Zuhlsdorf, no sospechoso precisamente de hostilidad a la misa tradicional o al latín.

    «la preferencia por la Misa tradicional va mucho más allá de la fidelidad de las traducciones y de los abusos litúrgicos»
    Sin duda, sólo que yo no he hablado de eso. En el artículo, Don Paco Pepe hace una alusión sobre la posible influencia de la formación de los fieles en la demanda de la celebración por el modo extraordinario y yo me he limitado a apuntar otros factores a los que puede deberse esa menor demanda.

    Un cordial saludo

  6. Aprovecho para invitar a los muchos seguidores de La Cigüeña que asistan, en la medida de sus posibilidades, a la misa tradicional o en latín. Una vez, para conocerla, o mejor con asiduidad. Aunque tengan que hacer algún esfuerzo, y modificar su tran-tran dominical.
    En la página web de Acción Litúrgica se pueden consultar los horarios e iglesias según las distintas ciudades.
    http://accionliturgica.blogspot.com.es/
    Venga, que no es tan difícil …

  7. Siguiendo la alerta de D. Antonio Lasierra «En cuanto al asunto objeto del hilo, disfruten mientras puedan. En varios medios digitales se empieza a especular con un plan papal para “redimensionar” el motu proprio. Lo que supongo significa descafeinarlo, aguarlo y dejarlo en prácticamente nada».

    copio: 596 hace 9 horas
    Does Francis Plan to Abolish Summorum Pontificum?
    10  1 https://gloria.tv/article/dTMEjguuZk8v4fvvnhuJfiSwd.

    Y se comprende porque la Santa Misa conocida como tridentina o de S. Pio V es incompatible con la llamada Litugia interconfesional a implantar cuyo primera visibilización pública se hizo el pasado mes en la Clerecía de Salamanca, presidida por Farrell que es el responsable de las JMJ en Panamá, premio a Lacunza el del Sínodo, donde concurrirán interconfesionales-.interreligiosos y probablemente ya se pueda constatar el falso liturgismo aunque revestidos more católico. Tras los actos en Lund de apoteosis luterana ya poco más puede añadirse con la rúbrica de la Declaración Augsburgo sobre Justificación. El Espíritu Santo deja de actuar en la Liturgia sacramental como Dios Santificador en este mundo.
    Por eso mismo es tan importante, tan vital, proteger y arropar a los sacerdotes todavía solo católicos, como el religioso que aparece aquí en los comentarios, que se tienen a sí mismos como verdaderos Liturgos de Cristo
    Sin ellos se habrá acabado la Religión Católica. Precisamente el plan infernal más o menos consciente de los poderes ocultos o de las intenciones astutas de los que se tienen por astutos.

  8. Pues no, señor mio, no señor Don Hermenegildo; aunque no ta graves, pero las traducciones que usted anota no son fidelísimas, en todo caso son versiones. Porque eu-dokeias no significa «que Dios ama»sino «de buen juuicio» o «de buen querer» o como se decía en latín: bone-voluntatis, de la buena voluntad , hombres de la buena voluntad en español. ¿De dónde sacan «que Dios ama» como no sea en perífrasis o glosa de la frase objetiva?
    «Consubstantialem Patri se dice en el Credo latino. Pues «consubstancial» en castellano, aunque se pueda decir de la misma naturaleza que el Padre siempre que el Padre no tenga la naturaleza entendida por creación como se entiende. Dios increado, metanatural. Cristo sí tiene naturaleza humana, pero consubstancialidad divina aunque se hable ya en antaño de dos naturalezas como si la Segunda Persona de la Santísima Trinidad hubiera tenido inicio. «Desde siempre» no es desde inicio y cuando San Juan escribe «apo arjés» quiere decir desde siempre que Dios es Dios está siendo cabe el Padre.
    Y si nos vamos a las palabras del Centurión (Mt 8,8) que repetimos antes de comulgar: «Señor, no soy digno que vengas bajo mi techo,pero con que lo digas con una palabra mi niño se curará», está muy bien acomodada aunque no la digamos al pie de laletra. Pero cuando se habla de traducciones hay que darlas tal como son y no buscar luego triquiñuelas a priori.

  9. En relación con lo que dice Puerta de Tierra quiero añadir que en la Diócesis de Cádiz existe un malestar creciente hacia el Obispo y algunos de sus más allegados colaboradores, particularmente por la forma de gobernar. Han quitado de los puestos de responsabilidad a todos los sacerdotes que habían colaborado de alguna forma con los obispos anteriores, entre los que había algunos válidos, y los han sustituido en muchos casos por otros sacerdotes sin fuste e incluso sin más estudios que los elementales del Seminario pero que son muy dóciles a los dictados del Obispo.

  10. Paco Pepe: ¿por qué no borra esos comentarios de Echenique que no tienen que ver con el tema y están escrito en lengua extranjera?

  11. M. A. Labeo: las traducciones al español son fidelísimas. Por eso dicen «a los hombres que ama el Señor» en lugar de «hombres de buena voluntad»; «de la misma naturaleza» en vez de «consustancial»; «Dios del Universo» en vez de «Señor de los ejércitos»; «una palabra tuya bastará para sanarme» en lugar de «di una sola palabra y mi alma quedará sana»… Y estos son sólo algunos ejemplos llamativos.

    En cualquier caso, la preferencia por la Misa tradicional va mucho más allá de la fidelidad de las traducciones y de los abusos litúrgicos. Es la mayor sacralidad y el mayor protagonismo de Dios en detrimento de los hombres lo que más atrae a la gente. Y cuando uno indaga y se informa de cómo se elaboró el «Novus Ordo» y los intereses ideológicos que había detrás, la opción por la liturgia tradicional es todavía más clara.

  12. Lo malo no es la oposición manifiesta. Sino la oposición callada y encubierta: la de órdenes a voz y en petit comité sin ningún documento escrito. Esa es la que más daño hace, porque es la que es más difícil de detectar.

    Se aprovechan también de la escasa fuerza y capacidad para expandirse de los Amigos de, a Misa Tradicional en un entorno hostil ya que es muy fácil colgarnos el sambenito encima de cualquier mamarrachada que se les ocurra: lefevbristas, sedevacantistas, ultraderecha, opositores al Papa…

    Mi experiencia es absolutamente normal: gente de toda clase y condición con oficios normales. Y de hecho, sí pienso que la mayoría de los que acuden a la Misa Tradicional están mucho más formados en su Fe que la media. Aquí el que la busca, la busca por algo.

  13. Por supuesto, yo también me sumo a la felicitación al Sr. Obispo de Córdoba por haber aceptado celebrar la misa tradicional en su catedral, con lo que demuestra que sabe acoger como hijos a los fieles afectos a la liturgia tradicional. No de todos los obispos se puede decir lo mismo.
    Y enhorabuena a todos los fieles de la misa tradicional de Andalucía que van a poder celebrar de esta forma el décimo aniversario del Summorum Pontificum.

  14. No sé si los fieles españoles somos los menos formados de occidente o no. No de primera mano sino por referencias, tengo entendido que hay un par de factores que explican el que en otros lugres haya una mayor demanda de celebraciones según el modo extraordinario.

    El primero es la fidelidad de las traducciones del misal a la lengua vernácula. Las traducciones al español han sido, en general, razonablemente fieles al original. Otras, como la inglesa vigente hasta hace no mucho, disparatadamente creativas, hasta el punto de hacer los textos irreconocibles.

    El segundo es que los abusos litúrgicos en España, siendo lamentables, ni se acercan a lo perpetrado en otros lugares. Aquí no suelen pasar, y ya es deplorable, de moniciones sin cuento, algunas «morcillas» y guitarreo tachundero. Cuando exceden eso es relativamente fácil encontrar otra parroquia en la que, al menos, no pasen de ahí. En otros países la situación es bastante peor y, sobre todo, generalizada, con lo que es difícil encontrar alternativa.

    El modo extraordinario es una garantía de fidelidad litúrgica, tanto por el perfil de los celebrantes como por ser en sí mismo mucho menos susceptible de abusos, aparte de que no se puede «morcillear» en una lengua que no se conoce. Es lógico que, cuanto mayor es el grado de abuso litúrgico al que se ha está sometido y menor las opciones de esquivarlo, sea mayor la demanda de la celebración que permie salir de tal situación.

  15. Nada que ilustrar, don Francisco. Ciertísimo lo de «caso hasta hace poco tiempo insólito en España» y ciertos los tres casos excepcionales a los que usted alude. Quizás buscando mucho se podría encontrar algún precedente (algún abad de Alcalá la Real, algún confesor real con título «in partibus», que pasaran a auxiliares, pongamos por caso) pero buscar la trayectoria completa del episcopologio español completo es demasiado trabajo. Añado que fuera de España sí hay algún caso, como el del arzobispo de Bolivia que ya he citado varias veces. Pero también es del todo infrecuente lo de pasar de residencial a auxiliar.
    .
    En cuanto al asunto objeto del hilo, disfruten mientras puedan. En varios medios digitales se empieza a especular con un plan papal para «redimensionar» el motu proprio. Lo que supongo significa descafeinarlo, aguarlo y dejarlo en prácticamente nada.

  16. Il cattolico errante e la ricerca della liturgia perduta

    Salvato in: Blog scritto da Aldo Maria Valli
    Sto notando, tra i credenti, il diffondersi di un fenomeno nuovo. O, meglio, di una nuova figura. Lo chiamerei il «cattolico errante».

    Si tratta di un bravo cattolico, un po’ di tutte le età e le condizioni sociali, che vaga di chiesa in chiesa, di parrocchia in parrocchia. Perché lo fa? Perché, stanco di liturgie sciatte e di chiese brutte, di preti iperattivi o apatici, di parrocchiani sovreccitati o depressi, cerca una chiesa che sia semplicemente normale, con un prete che sia semplicemente prete, una liturgia semplicemente dignitosa, un edificio semplicemente rispettoso del sacro, fedeli semplicemente beneducati.

    Il cattolico errante non ha molte pretese. In genere non è un tradizionalista. Anzi, cresciuto nella Chiesa del post Concilio, ne ha assimilato tutto il buono che c’è. Però è stanco, molto stanco. Non sopporta più le degenerazioni nate da una lettura distorta del Concilio, non gli va più di convivere con ignoranza e superficialità. Non ne può più di musica per nulla sacra, cori stonati, altoparlanti da discoteca, licenze assurde nella celebrazione. Non sopporta più fedeli chiassosi e sbracati. Non ne può più di chiese orrende, preti che celebrano con le scarpe da ginnastica, tazebao appesi tra una Madonna e un San Giuseppe. Non accetta più di subire omelie irrimediabilmente scontate o troppo immaginifiche. Non gli va più di fare i conti con parroci che sbrigano la messa come fosse una pratica amministrativa o che la trasformano in spettacolo. Ed è anche stanco di essere guardato come un provocatore ogni volta che osa dire come la pensa. Così si mette in viaggio e diventa un cattolico errante.

    Il suo obiettivo è naturalmente quello di tornare a essere un cattolico stanziale, e c’è da dire che spesso ci riesce. Per quanto grami, infatti, questi nostri tempi non sono disperati. Ci sono ancora tanti preti semplici e assennati, alla guida di parrocchie normali nel senso migliore del termine. Ci sono ancora tanti bravi predicatori. C’è ancora attenzione per la coerenza liturgica, per il bel canto, per la musica davvero sacra. Però sono tesori che vanno cercati. E il metodo più utilizzato dal cattolico errante è il passaparola. Come nel seguente esempio di dialogo tra un ex cattolico errante tornato stanziale, che chiameremo Tizio, e un cattolico stanziale che sta per diventare errante, e chiameremo Caio.

    Tizio: Ciao Caio!

    Caio: Ciao Tizio!

    Tizio: Lo sai che ho trovato una bella parrocchia? La Chiesa non è né troppo piccola né troppo grande e l’acustica è perfetta, tanto che non c’è bisogno di altoparlanti. I canti sono stupendi, qualcuno perfino in latino. Niente chitarre, niente tamburi. Pensa che i fedeli, quando entrano ed escono, si inginocchiano! E nessuno si mette a chiacchierare come se si trovasse nella piazza del mercato.

    Caio: Ma no? Non ci posso credere!

    Tizio: Te l’assicuro, è tutto vero! E il parroco non è un attivista. Niente lotterie, niente viaggi, niente iniziative strane. Non è neanche logorroico. Solo preghiera, adorazione eucaristica e catechismo. E tanta cura per la liturgia. E tante ore trascorse nel confessionale.

    Caio: Ma guarda! Sembra impossibile!

    Tizio: Anche a me sembrava impossibile. Poi ho trovato questa parrocchia e mi è tornata la voglia di andare in chiesa. E ancora non ti ho detto delle prediche: bellissime! Il parroco non è malato di protagonismo, né monomaniacale. Si limita a commentare il Vangelo del giorno e ogni volta lo fa con semplicità, ma senza diventare banale. E sa farsi ascoltare da tutti, bambini e vecchi, colti e meno colti!

    Caio: Dimmi subito dove si trova questa parrocchia!

    Ecco, le cose più o meno vanno così. Certo, il traffico un po’ ne risente, perché tutti questi cattolici erranti sono costretti a spostarsi percorrendo molti chilometri. Ma ne vale la pena.

    Anche se il cattolico errante spesso non lo sa (perché è una persona semplice, mossa solo dalla sua fede e dal desiderio del bello e del sacro), il «Codice di diritto canonico» sta dalla sua parte. Il Codice infatti riconosce non solo il diritto di ricevere dai pastori l’aiuto derivante dai beni spirituali della Chiesa, specie attraverso la Parola di Dio e i sacramenti, ma anche «il diritto di rendere culto a Dio secondo le disposizioni del proprio rito approvato dai legittimi pastori della Chiesa e di seguire un proprio metodo di vita spirituale, che sia però conforme alla dottrina della Chiesa». Quindi c’è un diritto a evitare le storture, le stranezze e le ambiguità, per non parlare delle vere e proprie profanazioni.

    In realtà il Codice dice che le aberrazioni liturgiche vanno anche segnalate e denunciate, e che anzi, per il cattolico, questo è un preciso dovere. Ma il cattolico errante, mosso da pietà, spesso preferisce stendere un velo pietoso e, anziché scrivere al vescovo ed esporre le sue lagnanze, si mette in viaggio.

    Il cattolico errante, insomma, non fa che cercare ciò che gli spetta. Lo spiega molto bene anche il liturgista don Nicola Bux in quel prezioso libro che è «Come andare a messa e non perdere la fede», dove ricorda che in tutti i casi in cui la comunità, anziché lodare Dio, celebra se stessa (per dirla con Joseph Ratzinger, trasforma la liturgia in «una danza vuota intorno al vitello d’oro che siamo noi stessi»), occorre reagire.

    Pochi lo sanno, e don Bux giustamente lo sottolinea: nell’istruzione «Redemptionis sacramentum» del 2004, approntata dalla Congregazione per il culto divino d’intesa con quella per la dottrina della fede, si legge che tutti i fedeli «godono del diritto di avere una liturgia vera e in particolar modo una celebrazione della santa messa che sia così come la Chiesa ha voluto e stabilito, come prescritto nei libri liturgici e dalle altre leggi e norme». Dunque niente fantasie, niente aggiunte, niente travisamenti, perché «il popolo cattolico ha il diritto che si celebri per esso in modo integro il sacrificio della santa messa, in piena conformità con la dottrina del magistero della Chiesa».

    Oggi, 7 luglio 2017, sono passati dieci anni esatti dalla lettera apostolica in forma di motu proprio «Summorum pontificum» di Benedetto XVI, che, insieme all’istruzione «Universae Ecclesiae», ha permesso il moltiplicarsi delle messe in rito antico, secondo un’esigenza sempre più diffusa. La data è dunque propizia per ricordare che per secoli la Chiesa, specie attraverso l’arte, la musica, l’architettura, ha orientato tutto alla gloria di Dio, alla preghiera, alla salvaguardia della dottrina. Poi, improvvisamente, un’idea distorta di aggiornamento ha dato inizio agli orrori.

    Farne l’elenco non è necessario. Delle chiese bruttissime e dei tabernacoli spariti, o messi in un angolo, ci siamo già occupati in un’altra occasione. Qui vorrei solo sottolineare la verbosità che ha fatto irruzione nella celebrazione della messa. Verbosità vuol dire che si chiacchiera troppo, si prega poco e si adora ancor meno. Don Bux scrive che la messa «non è una conferenza dove devi capire tutto», quindi è inutile che il celebrante si affanni a spiegare ogni cosa, in modo didascalico, quasi desacralizzando la liturgia. «Il linguaggio liturgico non può essere quello quotidiano» e «comprendere la realtà della liturgia è diverso dal comprendere le parole». Occorre lasciare spazio al mistero e lasciarsi prendere dal mistero. San Bonaventura arriva a dire che durante la liturgia bisogna sospendere l’attività intellettuale. La liturgia è essenzialmente adorazione di Dio.

    Un’annotazione va fatta sul ruolo della comunità, del popolo di Dio. Che partecipa alla messa, ma, attenzione, non è il soggetto della messa. Tanto è vero che il celebrante può benissimo essere da solo e la messa è pienamente valida. Quindi, se va evitato il protagonismo del celebrante, va evitato anche quello dell’assemblea, altrimenti c’è davvero il rischio che l’azione liturgica diventi spettacolo rispetto al quale tutti sono desiderosi di dare un contributo. Partecipare non vuol dire gareggiare nel protagonismo, ma stare al proprio posto, con discrezione. Un malinteso senso della partecipazione porta a coinvolgere il popolo in modo improprio. «Partecipare attivamente significa cooperare intimamente con la grazia di Dio; non è attività esteriore».

    Bellissime poi le pagine nelle quali don Bux spiega la necessità e il significato dell’inginocchiarsi. Vangelo e Atti degli apostoli ci dicono che Gesù, Pietro, Paolo e Stefano hanno pregato in ginocchio. «Tutta la creazione piega le ginocchia nel nome di Gesù (cfr Filippesi 2,10), segno della signoria di Dio sul mondo. In tale gesto di verità si inserisce la Chiesa nel glorificare Gesù Cristo». L’inginocchiarsi, il genuflettersi e l’inchinarsi sono atti di culto esterno, certamente, ma anche di fede. Ci aiutano nella preghiera e nell’adorazione. Come scrisse Romano Guardini: «Quando entri in chiesa o ne esci, piega il tuo ginocchio profondamente, lentamente; ché questo ha da significare: “Mio grande Iddio!…”. Ciò infatti è umiltà ed è verità ed ogni volta farà bene all’anima tua».

    Sì, ci farà bene. Come il silenzio, il «sacro silenzio», che è esso stesso preghiera e manifestazione di fede e adorazione. Quel silenzio che oggi è così negletto nelle celebrazioni piene di clamore, nelle quali si arriva perfino all’applauso. Come se l’azione liturgica, al pari di uno spettacolo, dovesse procurare emozioni e non aiutarci a entrare nel mistero permanente di Cristo sulla croce.

    Insomma, il cattolico errante ha tutto il diritto di mettersi alla ricerca di liturgie pulite, sobrie, essenziali, belle, efficaci. Ed è comprensibile che, una volta trovato un tesoro così grande, lo voglia condividere.

    Aldo Maria Valli

  17. MÜLLER CRITICA IL MODO IN CUI È STATO LICENZIATO. “LA DOTTRINA SOCIALE DEVE VALERE ANCHE IN VATICANO”.

    MARCO TOSATTI

    La vicenda di Charlie Gard ci ha impedito nei giorni scorsi di occuparci del caso Mūller, e della scomparsa di quel gigante silenzioso della Chiesa che è stato il cardinale Joachim Meisner. Lo facciamo oggi, in ritardo per condividere un articolo interessante della Passauer Neue Presse, che tratta di ambedue gli argomenti. La traduzione è nostra.

    Il cardinale Gerhard Ludwig Müller hat criticato aspramente il modo in cui è stato dimesso. In un’intervista con la Passauer Neue Presse ha dichiarato che papa Francesco gli ha “comunicato la sua decisione in meno di un minuto” di non prolungare il suo mandato, l’ultimo giorno di lavoro come Prefetto della Congregazione per la Dottrina della Fede. Nessuna ragione gli è stata inoltre fornita. “Non posso accettare uno stile del genere” ha sottolineato Müller prendendo chiaramente le sue distanze dal modo di fare del papa. La “dottrina sociale della chiesa deve valere” anche a Roma nelle relazioni con i collaboratori nel lavoro.

    L’occasione per l’intervista é stata la morte del Kardinal Joachim Meisner, morto a 83 anni a Bad Füssing. Müller aveva ancora parlato al telefono con l’arcivescovo di Colonia alla vigilia della sua morte e ha evocato la non conferma del suo mandato. Meisner si sarebbe mostrato “profondamente colpito” dal licenziamento. “Questo fatto lo ha personalmente colpito e ferito e lo considerava un danno per la Chiesa”, così il cardinale di Curia ha descritto la reazione di Meisner.

    Nonostante la critica per il modo di fare, Müller ha assicurato Francesco della sua lealtà. L’ex Vescovo di Ratisbona ha dichiarato nell’intervista che non reagirà alla scelta di nomina “con qualunque azione”. E ha aggiunto: “vi è chi pensa di potermi attaccare davanti al carro di un movimento di critica al papa”. Ma come cardinale egli “continua ad avere la responsabilità di preoccuparsi dell’unità della Chiesa e di evitare per quanto possibile polarizzazioni”. Era sempre stato “leale al papa” e intendeva restarlo in futuro “come Cattolico, vescovo e cardinale, come era suo dovere”.

    Da notare che il porporato tedesco è stato licenziato – un fatto senza precedenti nella storia della Chiesa dalla metà del secolo scorso – proprio come erano stati licenziati tre sacerdoti della sua Congregazione qualche mese fa. Per un atto di imperio del Pontefice, senza alcuna motivazione o spiegazione. Segno evidente di uno stile di governo che difficilmente si potrebbe definire collegiale o dialogante, ma che sembra rientrare in ben altre tipologie. Vera l’osservazione sulla Dottrina Sociale. A cui si può solo aggiungere: anche le buone maniere dovrebbero – evangelicamente o laicamente – essere di casa…

  18. En Cádiz llevamos dos meses sin Misa tradicional y los que quedan. El sacerdote encargado enfermó a principios de mayo; escribimos una carta al Obispo y éste contestó que a principios del nuevo curso «intentará» encontrar a otro sacerdote. Esto a pesar de que un sacerdote de la ciudad se ofreció al Obispo para celebrarla. Al parecer, al Obispo le ha sido más fácil nombrar a un nuevo Canciller-Secretario para la Diócesis que un sacerdote para la Misa tradicional. De este modo se nos priva de esta Misa durante todo el verano, que es la época más fuerte para nosotros porque vienen los veraneantes.

  19. Yo mismo, sin celebrar la Misa en latín, ni tan siquiera la misa tradicional; simplemente por algunos gestos y formas en la celebración, que me permite la libertad del misal actual; y por algunas manifestaciones en las homilías, que denotan mi orientación hacia la tradición en la liturgia, llevo ya un tiempo en que mi superior me impide celebrar en la iglesia conventual y en las parroquias que lleva la casa. Solamente celebro en capellanías, alejadas del convento. Por todo ello, ya tengo las maletas preparadas para ser trasladado. Con esto manifiesto que la comprensión entre el clero y los religiosos hacia la Santa Misa Tradicional es más bien escasa.

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