Hermosa. Como todas las son. El Papa dice la misa con gran recogimiento. Siempre lo ha hecho. No puede arrodillarse, o podría con muy grandes dificultades, y el cantar no parece ser lo suyo. Pues nada de ello tiene importancia alguna. Y en las canciones litúrgicas sele ve musitar el texto.
La plaza estaba muy llena. Rebasaba el obelisco. Cierto que se canonizaba a siete santos pero tal vez sin demasiado eco popular y dos de ellos muy distantes. Del otro lado del Atlántico. Cuesta dinero venir.
Al Papa le vi bien. Él es de voz baja pero no le encontré algo jadeante como en otras ocasiones. Talvez levísimamente al final. Y de movilidad, que es otro de sus problemas, aceptablemente. Incluso mejor que en otras ocasiones. Su homilía me pareció muy buena. Irreprochable y cum laude. Desgraciadamente no puedo decir lo mismo de otras palabras suyas en diversas ocasiones. Tal vez las alturas aeronáuticas no le sienten bien. En la consagración, transusbtanciación, del pan, por virtud de sus palabras no leyó la fórmula. En la del cáliz sí. Yo para rezar el Padre Nuestro, cosa que hago todos los días y más de una vez, no necesito chuleta. El Papa para consagrar parece ser que sí. Nada que objetar, sólo sorpresa.
El latín es maravilloso para todas las ocasiones en las que la multitud de diversos países participan en la liturgia. Nos une a todos hablando una misma lengua. Me atrevería a recomendar a nuestros obispos, luego cada uno hará lo que le parezca, y yo opinaré lo que me parezca, que en todas su iglesias el Gloria, el Credo, el Sanctus y el Pater, con alguna frecuencia, se dijeran y se cantaran en latín. El Sanctus, no chuntachunta, quiero decir no guitarrero, y que mi párroco me perdone porque en gustos musicales no coincidimos, y soy conciliador en calificar de gusto al suyo aunque pueda entender que quepa el chuntachunta, yo a esas misas no voy, a veces lo oímos en versiones musicales, en otras iglesias, seguramente que no el de la misa de Ángelis. Muy hermosos, ¿vamos a discutir a Mozart?, pero sin trascendencia en los fieles. Si no sabemos el universal como para aprender gollerías. Que además nadie va a aprender, salvo lo miembros del coro correspondiente, porque no tiene interés alguno. El que todos podamos participar en la liturgia universal de la Iglesia, sí lo tiene. Y no sería malo que todos pudiéramos cantarlo.
Lo de hoy en el Vaticano para mí fue glorioso. Por el niño mártir cristero, a quien acabo de recoger en una entrada, y por un obispo español verdaderamente santo: San Manuel González. Del cura Brochero sé muy poco. De los demás. nada nada. Benditos sean todos a la gloria de los altares.
Dos apostillas finales. Me sorprende la heliofobia de números curas. El sol de Roma a las once de la mañana de mediado octubre no podía ser abrasador. Pues numerosos curas de gorrilla, sombrero y hasta paraguas. Me pareció excesivo. Y quien os lo dice no es precisamente matapelo.
La otra es que sacerdotes administrando la comunión aunque el fiel la pidiera en la mano se la administraban en la boca. Y aquí no voy a ser coherente. Defiendo siempre el legítimo derecho de los fieles a optar por lo que está permitido: misa antigua tradicional o nueva, comunión en la mano o en la boca, de rodillas o de pie. En la misa no tengo particulares querencias, ambas me parecen legítimas. En la comunión sí las tengo. Sin negar legitimidad a las otras. ¿Qué os va a decir quien fue bastante tiempo ministro extraordinario de la comunión? Cosa que no busqué y de la que me encuentro feliz con hoy no serlo. Comulgando en la fila con el resto de los fieles. Que es mi sitio. Pero firmemente convencido que el mejor modo de comulgar es de rodillas ante el Cuerpo de Cristo y en la boca, sin rechazar otros modos y teniéndolo que hacer de pie porque en mi parroquia no hay comulgatorios y mis más de cien kilos y 76 años no me permiten malabarismos, me parece muy bien que en el Vaticano quieran enseñar a la gente sobre cuál es el mejor modo de comulgar. Por supuesto que en mi opinión y en la de unos cuantos sacerdotes. Si mañana estos recibieran instrucciones manoseras, que todo es posible, pues yo a lo mío. En la boca. Y si algún cura me la negara me iba a oír. Aunque también es cierto que nunca se me dio el caso.
Mi santo favorito de hoy es San José Sánchez del Río pero San Manuel González no le va a la zaga. Como ilustré la entrada anterior con el santo niño ahora lo hago, con enorme gusto, con el santo obispo.
El Cielo en la tierra
17 de Octubre de 2016
Fray Joseph Graziano OP
La santidad no es algo a lo que llegaremos algún día. Estamos llamados a la santidad hoy mismo, viviendo el bien de los días el cielo en este mundo.
Tenemos una tendencia a ser hobbits, elfos o enanos, y todo en las peores versiones. Como hobbits, deseamos olvidar la grandeza a la que estamos llamados, disfrutando de los placeres de la vida diaria. Como elfos, vivimos de cara a un futuro lejano, la vida en el cieloonsiderándolo como una oportunidad que van y viene. Como enanos, creemos que una vez que lleguemos a ese punto de la vida seremos capaces de actuar como conviene (por ejemplo, cuando me case, cuando tenga tal trabajo, cuando se me dé un puesto de responsabilidad, cuando llegue mi graduación, entonces seré feliz y capaz de concentrarme en ser santo).
Todo esto es falso. Las peores mentiras del diablo no son siempre los que nos inducen a hacer el mal: pueden ser las que nos disuaden de hacer el bien.
Lo que realmente necesitamos es una comprensión de cómo ser santos cada día y esforzarnos en obtener una mayor santidad.
Ayer, en la canonización de Santa Isabel de la Trinidad, la Iglesia nos dio un ejemplo perfecto de cómo hemos de vivir siempre la santidad.
Isabel Catez nació en Francia en 1880. Desde muy joven, fue una niña muy vivaz de gran voluntad. Con la ayuda de la instrucción de su madre, Elizabeth aprendió gradualmente a superar su propia voluntad y vivir para Cristo con vivacidad. A una temprana edad, mostró cierta habilidad en el piano y pronto se convirtió en una excelente pianista. Siempre era agradable a sus amigos, y a todos los que la rodeaban.
En la apariencia exterior Elizabeth vivía una vida normal, pero todos sus días estaban dedicados a vivir para Dios. Teniendo sólo siete años de edad, reconoció en su corazón un deseo incipiente ser monja, mucho antes de entiender completamente lo que eso significaba.
En sus primeros años de adolescencia, expresó a su madre el deseo de entrar en el Carmelo de Dijon. Su madre dejó claro que tenía que esperar para probar su vocación y estar segura de su veracidad.
Y así lo hizo. Continuó a tocando el piano y pasando el tiempo con sus amigos y amigas, entre los que era muy popular. Su vivacidad y pasión por la bondad, por no hablar de su buen gusto en la moda, la convirtieron en una delicia para los que la rodeaban. De hecho, uno de sus biógrafos escribió que el verano antes de entrar en el Convento «sus modales dulces y llenos de gracia no indujeron a nadie a sospechar que estaba a punto de entrar en el claustro.» (Dijon Carmel, la alabanza de la gloria). Y sin embargo, estaba viviendo su vida por completo en Dios.
Cuando por fin entra en el Carmelo, ve cumplido el deseo de su corazón. Recibe el nombre de Sor Isabel de la Trinidad y tratará de comprender lo que esto significa en su vida. Llegó a la conclusión de que debía ser como una casa en la que viviese la Trinidad, en la alabanza de Su gloria.
Escribió muchas cartas, en la que esbozó una hermosa teología de la inhabitación de la Trinidad en el corazón de los creyentes. A este respecto escribe: «Me parece que he encontrado mi cielo en la tierra, ya que el cielo es Dios y Dios está en mi alma» (Carta 122).
Santa Elizabeth llegó a comprender la profunda presencia de la Santísima Trinidad en nuestras almas bautizadas y se dio cuenta de que vivir con Él todos los días se puede extender a todas las tareas de la vida cotidiana.
Dios no nos llama a ser santo sólo en un futuro lejano, cuando estés casado u ordenado o trabajando en lo que sea. Dios te está llamando a vivir con Él y vivir para él desde ya. No sólo eso, sino que quiere vivir en tí, y con tal fin te da la gracia de vivir hoy santamente. Sólo se precisa cooperar con Su gracia para llevar a cabo Su designio de felicidad perfecta.
¿Estás dispuesto a responder?
Santa Isabel de la Trinidad, la imagen de la morada en el interior de la Santísima Trinidad: Ruega por nosotros!
Como curiosidad intrascendente respecto a lo que en la Misa se estaba celebrado, hemos podido comprobar lo mal que entona el Papa por primera vez, al menos para mi, en la ceremonia de ayer. En concreto durante la proclamación del Evangelio por el diácono ortodoxo, este hace una aclamación a la que el Papa le responde desde la sede cantando. Pueden comprobarlo en el video. Sr. Blogger, respecto al sol, ayer estaba en Roma y después de la misa fuimos a Ostia a comer unos calamares fritos y los 27 grados nos permitieron darnos el último baño del año.
La comunión en la mano fue un trágala impuesto a Pablo VI por la progresía posconciliar. Personalmente me parece una irreverencia. Si a ello se une que hace más fácil la profanación de la Eucaristía, creo que es urgente la derogación del que Adoretur llama malhadado indulto.
Al respecto,me parecen iluminantes la anécdota de la hemorroisa y y la del centurión:La una,tan sólo osa tocar la orla del manto del Señor.El otro,con cierta descortesía pero llena de unción,le «impide»entrar en su casa:»Non sum dignus…»
Claro,que me estoy olvidando de que hoy somos cristianos adultos,y no pelagatos como aquel militarista y aquella andrajosa…
Una: si comulgar en la mano, además de ser menos reverente, se presta a posibles profanaciones, que se prohíba, como estuvo prohibida durante la mayor parte de la Historia de la Iglesia.
Infausta y profanante Comunión en la mano…
Creo que no hay que derogar nada pero si un sacerdote ve conveniente que comulgue de una manera aceptada por la Iglesia no tengo nada que decir, ¿acaso el sacerdote no representa a nuestro Señor?? Hay que evitar posible profanación. En estos eventos hay mucha gente y desconocemos que intención tienen.
Creo muy oportuna la canonización de S. Manuel González, para recordarnos que son tiempos de sagrarios abandonados y hasta profanados. A ver si esta canonización sirve para incrementar la adoración eucarística, porque, entre otras cosas, todo se reduce a adorar o ignorar.
Sobre la comunión en la boca ya tuvimos buenos debates hace tiempo, lo recuerdo porque Acólito (q.e.p.d.) participó bastante. Para mí, de rodillas y en la boca. Pero como no hay comulgatorios la recibo de pié y en la boca. Y en lo de usar la mano soy inflexible. Mi mano no es digna y punto. Mi boca tampoco, pero no hay otra forma de comer. Luego está la cosa, a la que no se da importancia, de las partículas y para demostrar la poca importancia que se le da, no hay más que ver las abluciones que hace el sacerdote, bastante más reducidas que las de antes.
Pero si a los niños en la primera Comunión se le da en la mano, no podemos pedir sensatez a nadie.
Hace muchos años…pocos menos de los que hace que se dan estas misas papales multitudinaria, en el Vaticano existe la norma de la comunión en la boca para evitar profanaciones del robo del Cuerpo de Cristo. Los sacerdotes que van a esas misas son advertidos de esa realidad.
Me equivoqué.
Comunión en la boca, sí o sí.
Derogación del malhadado indulto.
Comunión en la mano, sí o sí.
Al igual que D. Francisco José, soy de comulgar de rodillas y en la boca, aunque lo primero es francamente difícil en Zaragoza, porque, salvo en la Santa Capilla del Pilar, no conozco otro templo en el que exista comulgatorio, si éste es su nombre. Respetando, como no puede ser de otro modo, otras formas de hacerlo, siempre y cuando se hagan con devoción y siguiendo las reglas establecidas.
Pero como los días festivos las misas se celebran en el altar mayor, en el que no hay comulgatorio, y por la cuestión que decía anteriormente de que en otros templos a los que acudo tampoco, en no pocas ocasiones recibo la Sagrada Hostia de pie. Y dado que soy un hombre de avanzada edad y gran altura, con un importante déficit de visión, a lo que se une en muchas ocasiones la avanzada edad del ministro de la Eucaristía, en más de una ocasión he tenido, o hemos tenido el sacerdote y yo, un problema para depositarme la Hostia en la lengua llegando, incluso, a caerse en alguna ocasión al suelo. Lo que me produce una tremenda desazón. Así que contra mi criterio y lamentándolo mucho, comienzo a poner las manos con la mayor reverencia y devoción que puedo y comulgo en la mano. Y por estas mismas razones, la una, la otra o las dos, lo hace ya mucha gente.
Entiendo, si la memoria no me falla, que hay una previsión sobre la forma de administrar la comunión según el conocimiento que de los feligreses tenga el cura, no sea que la utilicen para ritos non sanctos.
Sería el caso este, de misas de asistencia multitudinaria.
Por cierto, de los siete nuevos santos, tres son hispanos.
En el texto hay una errata del redactor:
Hostia no Ostia.
San Manuel González, apóstol y obispo de los sagrarios abandonados. Tú, que enamorado de la Santísima Eucaristía y de la presencia real de Dios encarnado en todos los tabernáculos del mundo; y ante la indiferencia, ingratitud y olvido por parte de los hombres de acompañar en amor e intimidad al Santísimo Sacramento, te ofreciste como reparador y amante del Dios escondido hasta la muerte; y pediste ser enterrado junto a un sagrario para que tus huesos gritaran: «¡ahí está Jesús! ¡ahí está! No le dejéis abandonado.» Enséñanos a tener esa intimidad con Cristo sacramentado para que nuestras almas locas de amor por Él se entreguen como ostias vivas para la salvación del mundo. Amén.
San Manuel González. Ruega por nosotros. ????
No tengo incoveniente alguno en comulgar en boca, es la forma tradicional de hacerlo y en mi opinión se evitan muchos posibles abusos e incluso sacrilegios.
Pero mientras la Iglesia lo permita yo comulgaré en la mano por pura cuestión de escrúpulos y lo haré tal y como manda la Iglesia y como el padre Bernardo explicó que debe hacerse en una entrada de este blog.
Si en el Vaticano están convencidos con razón de que no es adecuado comulgar en la mano (por no usar palabras más fuertes), deberían ser coherentes y derogar el dichoso indulto que lo permite. La situación actual es ilógica.