Se retransmitió desde Roa (Burgos). Conozco la villa. Un hijo de ella, que creo que se retiró como general del Cuerpo Jurídico, o tal vez de coronel, buenísima persona y patriota y católico sin debilidades, celebraba allí todos los años una comida a la que asistían compañeros del Cuerpo de Madrid, Burgos y Valladolid y en un par de ocasiones tuvo la amabilidad de invitarme. Gratísima la convivencia, ese Cuerpo, o mejor dicho numerosos miembros del mismo, me han mostrado siempre un afecto que sería pura injusticia no agradecerlo. Mi mejor amigo, y gracias a Dios tengo muchos aunque no tanto como la que fue nuestra amistad, que en gloria esté, y no abrigo la menor duda de ello pues fue un católico como la copa de un pino de inmensa copa, era jurídico. Dos cuñados míos lo son. Uno se retiró de capitán cuando ganó las oposiciones a notario y el otro se retiró de general al llegarle la edad. Tengo con ambos la mejor relación y con el último más que fraterna. Tal vez por todo ello fui invitado a Roa. Este pasado verano estuvieron en mi casa gallega dos coroneles, retirados ya ambos, y a los que estoy especialísimamente agradecido, en una jornada inolvidable que quedamos en repetir, si Dios quiere, los años próximos siempre que Él nos lo permita.
Conocí entre ellos, personas de inmensa categoría personal y profesional. Varios con carrera truncada por miserables políticas. El Cuerpo, o los que lo mangoneaban, se lo perdieron. Yo, con que fueran mis amigos, tuve inmensa ganancia. Pero siempre me pierdo en los proemios, de lo que hay en el corazón habla la boca, y la mía es suelta. Pues ante la misa de hoy en Roa, que es de lo que quería hablaros, también lo he hecho de otras cosas.
Mis estancias en Roa, un par de ellas con parada gastronómica, me parece recordar que en un local de la Iglesia, el cordero y el vino espectaculares, otras más de paso, no me permitieron ver el interior de la antigua colegiata. Hoy lo he visto en televisión. Espléndido en su arquitectura. Catedralicio. Y ya quisieran algunas catedrales. El interior me pareció más pobre. Creí entender al presentador, a quien llamo Sandokán por su aspecto, o el que tenía porque también él se hace mayor. Sabe que es un mote admirativo porque el Tigre de la Malasia fue mi héroe de juventud. Creo que lo hace admirablemente, sin interrumpir lo que no se debe interrumpir y sin contar chorradas que no interesan a nadie en un protagonismo estúpido. Me pareció entender que un incendio había destruido muchas cosas. ¿Provocado por los franceses? ¿Fortuito? No lo sé. Pero Roa no estuvo en zona roja en la que se destruyeron maravillas de arte.
La iglesia espléndida. Muy grande y llena con el pueblo de Roa. Concelebraron el arzobispo de la diócesis, el párroco y su vicario, negro, vamos a tener muchos sacerdotes negros en España en un servicio que es mucho de agradecer, y dos sacerdotes más. Me pareció que de los cuatro, tres iban con la blanca doble. El párroco y el vicario sin la menor duda.
El coro, espléndido. Y sorprendentemente para ser de una pequeña localidad. Además sin ancianidades. Que no es ninguna censura a las personas mayores que prestan gratuitamente ese servicio, meritosísimo, a la Iglesia. De tachunda chunda nada de nada.
La homilía del arzobispo muy ceñida a las lecturas y con una notable conmemoración del gran cardenal Cisneros que falleció en Roa hace quinientos años. Muy buena. Me dicen que Don Fidel en poquísimo tiempo se ha hecho con la archidiócesis que se patea sin descanso. Hoy parecía feliz entre sus fieles. Pues bendita esa conjunción de felicidades, que sería lo obligado, entre el pastor y su rebaño. Don Fidel, eficacísimo y fidelísimo obispo auxiliar tantos años, ha podido por fin abrir un corazón desbordante que antes tenía que ser contenido y que pienso ha cautivado a Burgos y también a él.
La comunión masivamente en la mano. Incluso en niños que la tienen recientísima. Me sorprendió tanta. ¿Cosa de este párroco? ¿Del anterior? No lo sé. Pero como si allí no cupiera alternativa.
La alcaldesa presente en misa. Y nombrada. Muy bien. Como creyente, si lo fuera, y como representante de un pueblo, si ella no tuviera creencias, respetuosa con lo que llevan en el alma no pocos de sus conciudadanos.
El arzobispo se retiró del altar bendiciendo a sus hijos. Costumbre casi perdida pero que hoy vuelve a aparecer. Es último regalo de un obispo de su presencia ante su pueblo. Bendecirles. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Hacerlo además con una sonrisa está muy bien. Cada vez más son los obispos que han aprendido a hacerlo. Hubo días en que casi ninguno y tal vez exagero. Ahora habrá que enseñar a los fieles a recibirla. Lo lógico sería arrodillándose o inclinando la cabeza y haciendo la señal de la Cruz. Pero eso ya podrá venir. Lo importante hoy es que ya numerosos obispos, sucesores de los Apóstoles, nos bendicen. No hace mucho ni ellos creían en la bendición episcopal.
Aquí dice que los incendios tuvieron lugar en el siglo XIX, pero no explica la causa:
http://www.turismoburgos.org/sites/default/files/culture_art/files/13.pdf
He visto la Misa por TV2 y ha estado muy bien. Monseñor don Fidel Herráez, es un magnífico Arzobispo. Tiene la cabeza muy bien amueblada. De eunuco e inane nada de nada.
Ha perdido muy poca población. https://es.wikipedia.org/wiki/Roa