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La misa funeral por el P. Mendizábal

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Fallece el P. Mendizábal, sj, apóstol de la espiritualidad del Corazón de Jesús

Un amigo, presente en la misma, me ha enviado unas hermosas fotografías de la misa. Lamentablemente no sé reproducirlas.

El celebrante principal fue el obispo de Alcalá, monseñor Reig, que tenía a su derecha al arzobispo de Toledo y a su izquierda al obispo auxiliar de Madrid. que de momento sólo hay uno aunque sea cuestión de días que haya cuatro o tres. También estaban el obispo de Coria-Cáceres, tan del Sagrado Corazón de Jesús, y el obispo auxiliar de Toledo. Extraordinaria representación eclesial en el funeral de un sacerdote nonagenario y contramarea.

Dicen que los reyes son desagradecidos y que los Borbones incluso exageran. La Iglesia, en el desagradecimiento, supera a todos. Pues hoy en Alcalá, no. Más de cien sacerdotes oficiando son muchos curas. Mi corresponsal me dice que jesuitas, unos diez. Más los compañeros de la casa en la que murió el P. Mendizábal que quisieron acudir en silla de ruedas. Su misa vale tanto como la del más reciente ordenado.

Todas las hijas de la admirable congregación que el P. Mendizábal fundó y  los seglares que hayan querido y podido asistir.

Benditos sean los sacerdotes a  los que se les despide con tanto dolor y con tanta esperanza de que parten a una vida no voy a decir que mejor sino maravillosa. El P. Mendizábal agotó su vida en el servicio a Cristo y a su Iglesia. Sin claudicar jamás en lo que ofreció en su entrega juvenil al Cristo de sus amores y a su Sagrado Corazón. Sus dolores, que los tuvo, y tantos, están hoy glorificados ante el Capitán de su Compañía en la que quiso servir hasta su muerte por desmerecida que estuviera. Por él no iba a quedar.

Hizo enorme bien espiritual a muchísimos, mal a nadie.

Luis María Mendizábal ruega por tu España, por tu Compañía, por tus hijas, por todos nosotros.

Comentarios
13 comentarios en “La misa funeral por el P. Mendizábal
  1. EN LA MUERTE DE UN GRANDE

    El pasado viernes, 19 de enero, fallecía el Padre Luis Mendizábal SJ. Para un “supuesto gran público católico” podría pasar como un hecho sin mayor relevancia que la muerte de un jesuita de noventa y tantos años. Pero se podría decir de este óbito que es la muerte de “un grande” no solo por su ciencia teológica y espiritual, que la tenía, sino, sobre todo, por ser “un hombre verdaderamente de Dios”.

    Ya alguien se pregunto y se respondió a sí mismo en su día: “¿Qué es ser cristiano? Tener discernimiento”. Y es que nuestra personalidad se revela como un conglomerado de notas distintivas, con frecuencia dispersas, y en no pocas ocasiones desafinadas y mal armonizadas entre sí. En el fondo, vivir la propia vocación es como encontrar la armonía. Una armonía que transforma ese conglomerado de notas distintivas en una pluralidad de voces e instrumentos. La vocación, por tanto, constituye el espacio donde la identidad encuentra su armonía. Y donde la dispersión de notas que caracterizan a una persona puede dar paso a una auténtica obra maestra. En palabras de P. Evdokiov:
    “Una fuerte marea saca sin cesar, a la playa de la conciencia, las malezas y basuras del interior. Las fuerzas que está allí agazapadas pueden dominar el alma distraída”.

    En estas lides es donde se puede considerar el óbito del P. Mendizábal como una verdadera pérdida. El P. Luis Mendizábal era “un grande” que llegaba a definir que la vida espiritual (bien concebida y vivida) como “una cura de aires, que puede superar en eficacia a todas las prescripciones farmacéuticas”; a la par que consideraba como “ha habido quienes todo lo arreglaban con la oración, sin llegar afrontar sinceramente las situaciones psicológicas conflictivas y los problemas humanos reales bajo los que se hallaban abrumados sus dirigidos. Recurrían fácilmente a la interpretación de falta de generosidad en cuantos interrogantes se planteaba el dirigido”.

    Un grande que diagnosticaba las principales enfermedades en las que puede caer un cristiano como “pelagianismo camuflado” y “quietismo angelista”. A saber: “Pelagianismo que se muestra en una confianza ilimitada en la organización, en los medios modernos, en las planificaciones, con marginación de la oración […] Y quietismo angelista, que, resaltando la dependencia de Dios, se cruza de brazos, esperando todo de Dios, sin colaborar eficazmente con él”.

    Un grande para el que “el espíritu evangélico y el entrelazado íntimo de los dogmas cristianos ofrece otro elemento de gran equilibrio, sanísimo y con capacidad universal de curación. Naturalmente, siempre que no se trate de un dogma aislado y sacado y sacado de su contexto vital, sino encuadrado en el conjunto. El carácter equilibrado y equilibrante de la espiritualidad evangélica tiene incluso valor apologético”.

    Y finalmente un grande que, tal y como proponía en uno de sus libros, hace la siguiente invitación: “Al conservador, que fácilmente tiende a ser un poco perezoso, pacífico, porque se encuentra bien apegado al pasado, hay que incitarle discretamente a un poco de inquietud. Mostrarle que la verdad es infinita; que hay que conquistarla y matizarla continuamente, poseerla más profundamente y más totalmente. Que se defienda de una cierta arteriosclerosis mental que le impulsa a pararse, a no trabajar”.

    En resumidas cuentas se le podrían aplicar al P. Mendizábal unas palabras del Papa Pablo VI al filósofo francés Jean Guitton: “No se trata de que el sacerdote viva experiencias, en el sentido que la ciencia da a esta última palabra. El poeta no vive experiencias, en este sentido, pero el don de la poesía le permite sentir con los hombres, captar la esencia de la experiencia sin vivirla realmente. Pensemos en el Dante, por ejemplo. El sacerdote es el poeta más completo, ya que no sólo tiene la vocación de sentir con los demás, sino de sufrir con ellos. Su castidad significa que no quiere especializarse en una vocación, en una situación particular, con la finalidad de poder asumir cuanto hay de humano, radiante y doloroso, en todas las situaciones y todos los estados del hombre. Me dirá que es un ideal desesperante, pero no olvide que todo ideal verdadero exalta y desespera”.

    http://www.lavozdecordoba.es/la-veronica/2018/01/21/la-muerte-grande/

  2. Paco Pepe: le animo encarecidamente a que pida socorro a los informáticos de InfoVaticana, o algún amigo. Desde luego me gustaría ver las imágenes de la Misa funeral. Me parece que existe una página, «Docs Google» que crea documentos a los que puede acceder todo el que tenga el enlace, mas el autor del documento invita a los que pueden editarlo (vamos, que no está abierto a trolls).

    Creo que aumentaría la calidad de sus entradas. Un saludo.

  3. Qué pena da leer los comentarios anteriores. El funeral del P. Mendizábal fue un claro testimonio de comunión eclesial: Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos mayores, jóvenes y niños. Y los comentarios anteriores son justamente lo contrario: crear división, hacer bandos, malos y buenos. Y precisamente durante el octavario por la unión de los cristianos. Qué pena que los hacen esos comentarios no vivan el Evangelio de Jesucristo: «No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados». Pero los que se atreven a criticar, juzgar y condenar al Santo Padre, son capaces de hacer lo mismo con cualquiera que no piense como ellos. Ellos son los buenos y todos los demás malos. Qué pena, ¿verdad? El P. Mendizábal vivía y predicaba el corazón de Cristo misericordioso. Lo que sale de estos comentarios es todo lo contrario: acusación, condena, juicio inmisericorde, fomento de la desunión.

  4. No lo conocí en persona, pero su obra da mucha gloria a Dios. ¿Saben cómo podría identificar su tumba en el Cementerio de San Isidro en Madrid? Me gustaría ir a rezar por su eterno descanso y a pedirle que interceda por mi.
    Gracias

  5. Hermenegildo: No. Es una de las enfermerías SJ de España. Las hay también en Loyola, Salamanca, Málaga, Villagarcía de Campos… La catalana creo que está en San Cugat

  6. El que solamente hayan celebrado Reig Pla y algunos otros en esta Misa me preocupa mucho pues los okupas diabólicos de la Iglesia, como los arrupitas new age, los budo-sodos, Sosas y Bergoglios que persiguen a los verdaderos sacerdotes están aniquilando la fe y los seminarios hasta extremos insoportables. La prueba es la asistencia dominical de fieles en Europa y el auge del islam. Cerca de una residencia de jesuitas de un pueblo de Valladolid (Villagarcía de Campos) con jesuitas viejísimos van a inaugurar una mezquita con cientos de jóvenes musulmanes. El futuro es espeluznante.

  7. Un santo…Que sufrió desde los Arrupes, a los Sosas y los Bergoglios… Con centenares de miles de frutos que hoy forman parte del remanente fiel. Descanse en Paz.

  8. Los cuatro jesuitas decentes en esa hoy infausta Simpañía se mueren en medio de la indiferencia, cuando no del odio, de los jesuitas de la Simpañía del Diablo.Con la misma fuerza que pido al Señor Dios de los Ejércitos que premie a los buenos jesuitas, le pido que no les pase ni una a los otros y que les haga rendir cuenta estrechísima de su peaje diabólico.

  9. Como bien decía alguno, de esa magnifica hornada de jesuitas ya solo nos queda el P. Iglesias; dos meses atrás también nos dejó el P. Máximo Pérez. Descansen en paz e intercedan por nosotros ante el gran Capitán, el Señor.

  10. Qué cosas: siempre había alguien GRABANDO al padre Mendizábal en sus meditaciones y conferencias., por el deseo tan grande de conservar su enseñanza y espiritualidad. Era como la verdadera SAL de la que habla el Evangelio, revitalizando, dando sabor. Sin necesidad de ir de excursión a extrañas FRONTERAS. Iba al corazón de la Verdad, y ya está con Él. Gran ejemplo y legado. Descanse en paz.

  11. Me permito compartir el enlace al panegírico del P. Mendizábal, publicado por el sacerdote D. Pablo Cervera Barranco en «Religión en Libertad».

    https://www.religionenlibertad.com/mendizabal-renovo-espiritualidad-del-corazon-jesus-explica-61857.htm

    Descanse en paz este digno y fiel siervo de Dios y de S. Ignacio de Loyola. Desde el Cielo, a buen seguro estará intercediendo por la refundación de la Compañía de Jesús, hoy en día, lamentablemente okupana -nunca mejor dicho- por quienes ni honran al Señor ni a su santo fundador…

    Como muestra de la grave fractura en que se hallan los jesuitas españoles, sirva el ejemplo que entre los más de cien sacerdotes que oficiaron, apenas diez eran jesuitas. ¿Tan grande es el desprecio que sienten los arrupitas por los jesuitas que no abdican?

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