El crimen masivo más atroz de todos los ocurridos en España en aquel año de atrocidades que fue 1936.
El enorme camposanto de aquel lugar, nunca mejor invocado lo de santo en aquella catedral de los mártires, como tan acertadamente la reclamó su obispo monseñor Reig Pla, va a celebrar, un año más, el aniversario cultual de la masacre.
A Paracuellos hay que ir como egregio lugar martirial desde la fe y la oración. Santifica. Pero este día de noviembre de todos los años, aniversario de las matanzas, llega especialmente al alma. La misa memorial del obispo, incorpora al sacrificio de Cristo el de tantos católicos que unieron su muerte a la de Él en ese nuevo Gólgota de amor, de entrega y de fe. La posterior procesión con el Santísimo bendiciendo los restos sepultados de tantos mártires, muchos ya en los altares, en cada una de las fosas comunes, eriza vellos y reafirma fes. Animo a todos los que desconozcan Paracuellos que prueben. Los que ya han probado repiten.
A monseñor Reig, obispo paradigmático en esta España de obispos escasos o peores, ocasión de manifestarle reconocimiento y afecto. Y, a nosotros mismos, darnos también un gusto que los tenemos tan escasos. Cabe también que comamos juntos. Al final. Enfrente del Camposanto. Que aquello no es cementerio. Lo organiza la ejemplar Hermandad de Paracuellos.
Pues hasta el próximo 14 a las 12.
