La vimos ayer. Todo lo que pueda deciros se quedaría corto. Si ya la obra genial del Maestro Mateo dejaba una huella imborrable en todos los que la contemplaban ahora, recuperada su policromía original resulta extraordinaria.
Los que hemos tenido la oportunidad y la suerte de contemplar numerosas veces esas seis maravillas del arte románico que son los tímpanos de Vezelay, Moissac, Conques, Autun, Beaulieu y Santiago no éramos capaces de establecer un orden de belleza. Si llegábamos a uno al minuto lo cambiábamos. Y el nuevo duraba otro tanto. Era tanta su hermosura que a nada que estuviéramos a cien kilómetros de alguno de ellos no vacilábamos en recorrerlos para volver a admirarlos. Naturalmente el de Santiago cientos de veces. En el otro extremo Beaulieu donde me parece recordar que sólo estuvimos en dos ocasiones.
Hoy la duda se ha desvanecido. El ranking tiene un número uno sin duda. La restauración del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago te lleva a la gloria en lo que cabe acercarse en este mundo. No es que os recomiende la visita, eso sería bien poco para lo que se merece. Es un auténtico goce estético y eclesial. Una aproximación a la Gloria en lo que cabe acercarse en este mundo. No es para desperdiciarlo.
Y como uno, sin el menor merecimiento por su parte sino por pura gratuidad de Dios ha sido particularmente bien tratado por Él en las cosas importantes y en las secundarias, mujer, hijos, de sangre y por matrimonio, nietos, familia, amigos, tantos, ayer uno más, tan cercano a nuestros corazones y nosotros al suyo, pues ante detalles que pueden parecer secundarios, también se esmera. Ver el Pórtico de la Gloria enseñado por persona que sabe todo de él y además de una simpatía arrolladora, es otra misericordia gratuita de Dios. De ese bellísimo Pantocrátor de tres metros de altura que llena todo con su inmensa Gloria. Tampoco es normal que tras una lección magistral terminemos los tres, el cicerone, mi mujer y yo en una terraza ante dos cafés y un whisky. Y con muchas risas. Otro beso de nuestra parte con todo nuestro agradecimiento. Eres guay del Paraguay. ¿Es necesario advertir que cicerone engloba a hombres y mujeres? Por lo del beso y por si acaso.
Ya toda la fachada del Obradoiro, donde se obraba, trabajaba, el granito que venía para la catedral, lugar de cantería, libre de andamios, luce espectacular. Blanquísima, bellísima, alguien podrá pensar que se levantó ayer. A mí me encantaba la pátina gris de los años y el oro d los líquenes que reflejaba el sol de la atardecida. Dios me ha concedido ver su estado original. Y los jóvenes que hoy la vean así por primera vez si llegan a mi edad volverán a conocer seguramente grises y oros aunque todavía menos intensos como los que a mí me encantaron.
En poquísimos años la catedral de Santiago ha conocido un vuelco espectacular. En todo. Las misas son misas, los peregrinos son acogidos, el orden reina no sólo en los actos litúrgicos sino también en la conducta de la multitud de peregrinos. Uno conoció Santiago sin colas. Ahora hay cuatro en los Años Santos y tres en los corrientes. Ayer, inmensas. La d la Puerta Santa es sólo jubilar. Horas para cruzarla. Los años no jubilares eran dos y ayer ya tres. La de entrada en la catedral por Platerías, la inmensa para abrazar al Apóstol y la inmensísima para acceder al Pórtico de la Gloria al que sólo se puede acceder de veinticinco en veinticinco. Pues todas ella un modelo de silencio, civismo y orden. Y también de paciencia.
Si a todo ello añadimos el espectacular centro de acogida al peregrino en Carretas, más las misas, momentos d oración y encuentros a ellos dedicados, es necesario felicitar al cabildo por una obra verdaderamente bien hecha y hasta hace no mucho casi inexistente. Y supongo que un cabildo se muere, vegeta o hasta le roban el Codex si no hay alguien en él que lo mueve. Y me parece que no es el arzobispo que no se caracteriza precisamente por su actividad aunque si creo que acepta con agrado unas iniciativas de las que termina siendo el gran beneficiario.
Recientemente he podido asistir dos veces a misa en la Catedral de Santiago y he quedado muy impresionado por la afluencia, la dignidad de la celebración y la devoción con que en general es seguida por el numeroso público, aunque naturalmente hay de todo. Se ve un esfuerzo grande por parte del personal de la Catedral para que desde la misma entrada en ella todo el que accede comprenda que se Sta en un lugar sagrado, y no precisamente cualquiera.
Una pena que se hayan suprimido las misas que a primera hora de la mañana se decían en la cripta, ante la urna del Apóstol. Según me explicaron, por motivos de seguridad. Lo que me parece verdaderamente terrible, que no se pueda estar seguro de tener una misa en paz ni en la misma cripta del santo patrón de España.
Hermenegildo: Una romería. No por los celebrantes sino por el público. Ahora se cierra el acceso de visitantes en el momento de las misas y allí sólo están quienes qquieren oírlas más la cola del abrazo al Apóstol que no molesta nada.
«Las misas son misas»
¿Antes qué eran?