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La inocencia del cardenal Pell

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Un mártir y un héroe. ¿Otros?, una vergüenza.

Un vergonzoso silencio oficial y multitud de católicos anónimos proclamando su inocencia y rezando por él.

Suscribo la entrada que le dedica hoy Wanderer

Y si hubiera un Cónclave antes de mediados del año próximo, Pell cumple 80 años el 8 de junio de 2021, el australiano iba a llegar a él con inmenso peso moral.

http://caminante-wanderer.blogspot.com/2020/04/la-inocencia-del-cardenal-pell.html

 

Comentarios
12 comentarios en “La inocencia del cardenal Pell
  1. * Una de las pocas alegrías que he tenido durante este apocalíptico pontificado. ¿Es Francisco -o Pancho de la Pampa, Pío Moa dixit- el Covid 19 de la Iglesia? ¿O más bien, este hombre no es ni más ni menos -como también creemos muchos- la última consecuencia de cierto evento eclesial de los años 60, y que se diferenciaría de un Wojtila o de un Ratzinger sólo en el grado y no en la esencia? Es la tesis sostenida por el gran Caminante -o itinerante- (no sé porqué puñetas -Vds perdonen- se hace llamar Wanderer).
    Tesis que algún matiz comparto.
    * Desde hace tiempo afirmo que este virus es un pequeño pellizco de monja, un pescozón misericordioso de la Divina Providencia. No es ni de lejos comparable con la peste de 1348, que se llevó por delante a la mitad de la población que habitaba desde la zona del sudeste asiático hasta Islandia. Se calcula que la población europea pasó de los 80 millones a los 40. Y con rebrotes (seis) en un período de unos 60-70 años, aunque desprovistos de la virulencia del brote primigenio.
    TAmpoco se asemeja a la mal llamada gripe española de 1918. No era de Vds. ya que se originó una vez más en el este asiático, muy probablemente en China. Parece que allí no guardan las medidas mínimas de higiene y sanidad (yo podría hablar al respecto), y así surgen los virus y, como Vds. dicen con gracia, la madre que los parió. Esa gripe se propagó por todo el mundo debido a los movimientos de tropas durante la Gran Guerra. En Inglaterra causó más muertes que el plomo alemán. De hecho, se calcula que murieron en todo el mundo entr 50 y 100 millones de personas. La Gran Guerra sólo causó unos 9 ó 10 millones de muertes. Una broma comparada con la Segunda Guerra de la que ya nos avisó nuestra Stma. Madre en Fátima: «vendrá un castigo peor…».

    Quizás el virus chinesco sea un aviso de algo peor que podría venir si no nos convertimos y hacemos penitencia, si no dejamos de ser como Dios («eritis sicut Dei»), si no proscribimos el crimen abominable del inocente en el mejor hogar que tendrá en toda su existencia terrena; el «descarte» de los agonizantes, de los ancianos, de los deprimidos, de los que se sienten feos, etc.; la promoción, legalización y exaltación de los vicios más repugnantes (abominables en todas las culturas como sabe cualquier antropólogo de Cambridge u Oxford, aunque se lo calle: ¡Atención! no los censuremos porque la presión es enorme y cuando uno sólo tiene un medio de vida para sostener a sí mismo y a una familia, puedo comprender que no digan cosas que van contra lo políticamente correcto. ¡NO se puede exigir a todos que sean unos héroes! ¿Cuántos Tomás Moro, Edmundo Campión, Juan Fischer y demás gloriosos mártires de Enrique e Isabel auténticos sanguinarios -no la noble reina María, la sanguinaria como dicen mis amigos anglicanos desconociento la Historia- cuántos, repito, puede haber en la sociedad actual paganizada y con un ambiente que incita no al heroísmo sino al silenciamiento voluntario, a ponerse de lado y disimular? Repito, no los censuremos.

  2. El Presidente de la Conferencia Episcopal australiana, un tal Coleridge dice que unos se alegrarán por el Cardenal y para las víctimas será un acontecimiento doloroso…Que hay que rezar por las víctimas y proteger bla bla bla…y el arzobispo de Melbourne en la misma onda vomitiva.

    Sólo el arzobispo del Sidney, Monseñor Anthony Fisher OP, muestra su alegría y en un comunicado ofrece una atinada reflexión: «El arzobispo Fisher acogió con beneplácito la exoneración del cardenal y agradeció a los jueces su «revisión meticulosa de los hechos» y un juicio detallado que dio sus razones para la absolución.

    «Me complace que el Cardenal sea liberado ahora y pido que cese esta persecución, que nos trajo a este punto», dijo en un comunicado.»
    El arzobispo dijo que el juicio del cardenal Pell también había sido un juicio al sistema legal y a la cultura del país.

    «La reivindicación del Cardenal nos invita hoy a una reflexión más amplia sobre nuestro sistema de justicia, nuestro compromiso con la presunción de inocencia y nuestro tratamiento de las figuras de alto perfil acusadas de delitos,» dijo.

    “Reconozco que los fallos pasadas de la Iglesia en la protección de menores han contribuido a la ira pública dirigida hacia la Iglesia y sus líderes.

    «Nunca se sirve a la justicia para con las víctimas, con condenas y encarcelamientos injustos.»

    “Algunos lucharán contra la decisión de hoy. Casos como éstos pueden reabrir las heridas de los sobrevivientes de abuso, creyendo que están siendo juzgados.

    “Pero a la justicia para con las víctimas nunca se la sirve con una condena injusta y el encarcelamiento. Espero y rezo para que la finalidad de los procesos legales traiga cierto cierre y curación a todos los afectados.»

    1. Otro buen trabajo, Canali. Gracias. Absoluto acuerdo con el arzobispo del Sidney, Monseñor Anthony Fisher OP. Sigo dando gracias a Dios por este verdadero milagro y Le pido que tenga, y bien fuerte, al Cardenal Pell de su mano.

      1. Sí, un milagro fruto de mucha oración de muchos para que el Señor le hiciera justicia frente al Adversario y la Virgen lo protegiera bajo su manto

  3. Me parece bochornoso el comunicado vaticano congratulándose de la absolución de Pell, y aprovechando la ocasión para el autobombo y la corrección política. Mejor se hubieran callado. Muy gráfico, que en la lista de los agradecimientos que expresa el cardenal, no figure el Papa ni ninguno de sus adláteres. Vomitivos la mayor parte de la prensa y demás mass media, presentando sesgada y manipulada la propia noticia. Dios sostenga y conforte al cardenal. Si Deus nobiscum, quid contra nos!

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