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La inmensa estupidez de escuchar a todos

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El costo de la estupidez es incalculable.

Y no digamos ya a todos, todos y todos.

¿A los necios? ¡A los malvados? ¿A los pederastas?  ¿A los rufianes? ¿A  los embaucadores?

¿Y escucharles para qué?

¿Por la inmensa estupidez de escuchar sin sentido, sin finalidad, por hacer del oír cosas, por necias que sean, el objeto de nuestras vidas?

¡Amos vete, salmonete!

Comentarios
3 comentarios en “La inmensa estupidez de escuchar a todos
  1. Jesucristo, en su vida en esta tierra, sólo escuchó peticiones y preguntas. No nos consta que escuchase a los memos ni a los sabios que en su tiempo había.

  2. De memoria, me parece que hay diversas advertencias en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, de que no hay que oír a dos tipos de personas, como mínimo:

    1. los necios

    2. los malvados

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