Es sin duda una de la iglesias más mediáticas de la capital de España. Yo la visité varias veces pero siempre antes de la reapertura actual por obra del famoso P. Ángel. Con toda clase de comentarios y he de reconocer que algunos muy desfavorables. Tenía el propósito de comprobar personalmente tantos imputs y hoy lo realicé. Reconozco que quedé bastante sorprendido por no encontrarme con lo que esperaba.
De entrada creo que no se pueden reunir en el mismo saco San Antón y Entrevías. Porque en San Antón entras en una iglesia católica sin la menor duda. El sagrario en el centro del presbiterio, el altar con su mantel y sus velas y, pásmense ustedes, comulgatorio. Allí el que quiera puede comulgar de rodillas. En un confesonario había un sacerdote aunque en ese momento nadie se estuviera confesando.
Un voluntario se acercó a mí y amablemente me preguntó si deseaba alguna cosa. Le dije que estaba viendo aquello y respondió a las preguntas que le hice. El templo está dividido por la mitad con una cortinas rojas que no estaban totalmente corridas pues desde la puerta se veía el altar. La parte más próxima a éste esta reservada a la oración y el culto. Había tres o cuatro personas en actitud recogida, rezando. Una de ellas tenía el rosario en la mano. En la parte posterior había más gente, posiblemente mendigos algunos. Un grupo de seis u ocho personas estaba hablando en voz bajísima, también otros grupos más reducidos, de dos o tres personas, también charlaban entre ellos. Luego había personas con el teléfono o una tableta. Uno leyendo el periódico. Y por la puerta de entrada y fuera de ella deambulaban algunos más. Varios saludaban con afecto al voluntario que me hacía de cicerone.
En la sacristía, casullas de todos los colores litúrgicos y hasta ropa de monaguillo. Al preguntarle si se solía celebrar con casulla me dijo que siempre. Que allí, además de las misas fijas, una por la mañana y otra por la tarde, cualquier sacerdote que acreditara serlo podía celebrar pero se le advertía que tenía que ser con casulla y respetando la rúbrica.
Le pregunté cuántas personas se quedaban a dormir y me dijo que ninguna salvo casos extraordinarios como estos días de tanto frío en que podían hacerlo. A la pregunta de dónde comían me respondió que allí no comía nadie, que tenían un local a doscientos o trescientos metros que daban de cenar a los necesitados y que por una ventana que daba a la calle por la mañana repartían desayunos que la gente tomaba en la vía pública salvo en días de lluvia en que se repartían en torno a la puerta de entrada.
La capilla de la Adoración Permanente es diminuta. Caben tres sillas y tres reclinatorios. Cuando entré estaban los tres ocupados y por tres hombres de rodillas. Yo tuve que hacer la visita de pie. Delante de mí había una fuente manando agua y con el ruido que hacía ésta al correr. Pregunté el motivo y mi amable guía me contestó que el P. Ángel decía que ese murmullo favorecía la oración. La custodia estaba en una urna de cristal sin duda para evitar alguna profanación. Aunque me aseguró que durante la noche había siempre algún voluntario o trabajador de Mensajeros con funciones digamos que de vigilancia.
No vi por ningún lado, e iba prevenido, la revista Shangay del LGTB. También me dijo que para actos no religiosos: conciertos, conferencias, presentaciones de libros… se retiraba el Santísimo del Sagrario.
Eso es lo que me encontré en una visita bastante detenida. Que es de lo único de lo que puedo hablar, más de lo que me dijo el voluntario que me atendió ya he dicho que con suma amabilidad. Tal vez a otras horas, yo estuve poco antes de comer, haya más lío o cosas más criticables. Como no las vi no puedo dejar constancia de ello.
Confieso que acudí más bien prevenido en contra. No hubo nada que confirmara mis prevenciones. Como es posible que en alguna ocasión, aunque ahora no lo recuerde, haya criticado el experimento creo que debía dejar constancia de lo que me encontré. Tampoco voy a decir que el experimento me parezca maravilloso porque no tengo datos para juzgarlo. Eso lo sabrá el P. Ángel. Si merece la pena o no. Pero ahora recuerdo que un excelente sacerdote amigo, sin la menor veleidad progresista, que estaba en Madrid concluyendo su doctorado, me dijo que acudía algunos días a San Antón a confesar y estaba satisfecho de su experiencia.
Yo solo digo que, alguna vez que he pasado por delante (calle Hortaleza, a las 10 de la noche, por ejemplo) me ha sorprendido que a esas horas haya abierta una iglesia con tanta luz. Tanto la capilla del Santísimo como el acceso a la iglesia están a la vista desde la calle, e irradia mucha luz (hablo de horas nocturnas). Me parecía chocante…, pero no tenía por qué ser negativo.
Yo nací el día de San Antón, voy todos los años a la misa mayor, el año pasado ya me escandalicé, no voy a entrar en detalle. Este año decidí ir a misa de 11, no quería oír la misa del padre Angel (no me gusta este sacerdote por muchas razones, la dijo un sacerdote (no sé si sería sacerdote) se comió la mitad de la misa, (vaya cachondeo), tengo mucha tristeza de ver lo bonita que es esta iglesia y como la tienen. He ido algún día a misa a diario y solo estamos dos o tres personas.
A ver si comienza a enmendar su conducta de una vez. Al P Ángel,me refiero.
Desayunos dan en la parte antes de la cortina
Un familiar mío ha trabajado allí,como voluntario,seis meses
Me ha contado que ocurre de todo:Desde consumo de drogas en los anejos del templo,hasta ser toreado algún que otro cura,en la sacristía y con una casulla,por alguno de los solícitos «acólitos» .
Como vemos,las casullas que vio el blogger son tan polivalentes como imprescindibles …
…es la «catequesis» ideológica para adultos que se imparte oficialmente ahí bajo los auspicios y la presencia del sacerdote don Ángel García (o Padre Ángel). De lo más reciente que me acuerdo –año 2016– es de los numerosos actos que tienen que ver con la inicua «Teología de la Liberación» y demás doctrinas de raíz marxista o anti-católica en general, siempre con la cobertura propagandística de Vidal y Bastante. Por ejemplo, el ciclo hagiogáfico de Casaldàliga con el cinefórum de su pésimo biopic, proyectado en el templo, que incluye además sexo explícito. O la presentación de los libros del mesiánico-catastrófico Pérez Andreo. Otras veces son Tamayo, Forcano, Arregi, el vacuo exrector franquista Mayor Zaragoza y otros muchos tristes tigres quienes imparten sus deprimentes doctrinas allí.
Hay, sin embargo, un dato refrescante: sólo son venerables ancianitos y ancianitas quienes asisten y se aprovechan de las ‘jugosas’ enseñanzas ofertadas en el templo católico de San Antón.
La primera semana de enero realicé una visita a S. Antón con la misma intención de descubrir qué se hacía allí y mis prejuicios cambiaron en buena medida y tuve una sensación parecida a la descrita por el blogger. Me esperaba lo peor y no fue así. La cosa chirría pero no es tan mala como me temía. Preferiría una iglesia sin acortinar y sin las mesas en la parte trasera para leer y pasar el tiempo pero no me pareció irrespetuoso. La gente entraba y salía en silencio para pedir un café y se les decía que había que tomarlo fuera. Solo a una persona le dijeron que la norma impedía tomar el café dentro pero que debido al frío podía hacerlo junto a la puerta sin salir. No obstante, sí creo recordar que había platos dispuestos para la comida en las mesas del fondo pero no lo recuerdo con total sinceridad (era medio día y la hora de la comida ya había pasado, en cualquier caso).
En cualquier caso, lo que más me llamó la atención fue la capilla de adoración perpetua (no había nadie), y de ella que tenía abierta la ventana a a la calle y fuera -en la calle- había un reclinatorio. Al principio me chocó e incluso me pareció mal -el Santísimo en la calle sin más- pero tras un rato allí vi como alguna gente al pasar se paraba un minuto o hacía una mera genuflexión permitiendo tener Luz en medio de un sitio bastante oscuro.
En fin, que salí con una imagen muy distinta a la que esperaba al llegar.
Enhorabuena Paco Pepe, por la visita, por dar una visión objetiva, por disipar prejuicios… y por contarlo.
Me alegro profundamente de que en la iglesia de S. Antón se respete a Dios de verdad.
Respecto del cura Ángel esto es algo muy importante que me permite reconocer en él al sacerdote.
Aún así bien por bondad, por ingenuidad o por lo que sea ha consentido actos y hechos anticatólicos, en su descargo se puede alegar que se ha limitado a seguir las directrices que ha recomendado el Papa.
Hermenegildo: Me parece que les dejaron exclusivamente el templo, sin salones ni anexos. En el edificio restaurado de lo que fue el famoso colegio de San Antón hay un gran espacio, de tres o cuatro pisos, propiedad del Ayuntamiento y abandonado, sin utilización alguna. Dadas las buenas relaciones del P. Ángel con la alcaldesa si les cediera el uso, no es necesario la propiedad, seguramente Mensajeros podría dedicarlo a la atención al necesitado fuera del templo.
Gracias por el «reportaje», Paco Pepe. Mi opinión era muy diferente, ya que me basaba en las experiencias de otras personas, básicamente comentaristas del Blog. Pero veo que no era fija a la verdad. Me dejas más tranquilo, todo sea dicho. Aunque ccosa, como el acto pro-gay donde salió un pastor anglicano a decir que era hay, se queden en la memoria. Incluida en la de Osoro, que les regañó por la ocurrencia.
Mi sincera admiración y gratitud, PacoPepe, aunque para mí no es sorpresa, por el «reportaje» sereno y objetivo de lo que viste y observaste en San Antón y por la luz que nos aportas a los que tenemos a Angel como un referente, no perfecto, pero constantemente en camino y búsqueda, y habíamos leído grandísimas barbaridades sobre los sacrilegios que promovía este «apóstata,hereje y cismático» en San Antón. Tu en cierto modo petición de perdón por manifestaciones anteriores no debidamente contrastadas da tu talla que no es pequeña ni en lo físico ni en lo espiritual. Quienes le calumniaron inmisericordes desde tu blog o desde otros, porque aparentando ser peregrinos son simples ladrones de famas y viandantes sin rumbo disfrazados de piadosos y ahora enmudecen, también están corroborando su raquitismo vergonzante
Todo muy bien menos la división de la iglesia en dos mitades. El templo entero debería ser para la oración y el culto. Para conversar, leer el periódico o consultar el móvil deberían habilitar otro espacio fuera de la iglesia. ¿No hay allí ningún salón que pueda servir para ese fin?