LA ARQUÍA Y EL TESTAMENTO DE SCHOPENHAUER
Argentina vive hoy en la anarquía, en el caos, en el cual medran y prosperan numerosos delincuentes; así han dejado al país quienes se aprovecharon de él durante los últimos años.
Y ante esta situación, el nuevo gobierno comienza a tomar medidas para restaurar un orden mínimo, elemental, necesario para poner en su lugar a las cosas y a las personas.
El gran teólogo protestante Emil Brunner en su libro: “La justicia. Doctrina de las leyes fundamentales del orden social” (Universidad Autónoma de México, 1961) señala cuatro pasos en su instauración: 1°) La arquía; 2°) Las leyes generales; 3°) Las leyes generales justas que respetan el Orden de la Creación; 4°) La justa distribución del poder.
La arquía la pueden imponer tiranos repugnantes como Ortega o Maduro, que reparten injusticias y arbitrariedades particulares, venganzas personales, etcétera. Pero si un día los mismos se sometieran a las leyes, si trataran igual a los casos iguales, si no hicieran acepción de personas, habrían subido al segundo escalón, pero pienso que ellos y otros tiranos como los de China o Corea del Norte jamás subirán al tercero, porque se burlan del Orden de la Creación.
El diario “La Prensa” de hoy, tiene en su tapa una foto de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich y un editorial con el título “Las calles no se cortan más”, en el cual leemos: “El flamante gobierno anunció el fin de la jauja piquetera, una de las principales demandas de la sociedad. Las cuatro fuerzas federales y el servicio penitenciario federal van a intervenir frente a bloqueos. La ley no se cumple a medias, se cumple o no se cumple. Nosotros la vamos a cumplir, advirtió la funcionaria. Serán identificados los autores, cómplices e instigadores de estos delitos. Los costos los deberán pagar los responsables. Se deroga el protocolo garantista de Nilda Garré”.
Pero esta realidad anárquica se extiende por muchos lugares del país, donde abundan las usurpaciones de fundos privados, en algunas de las cuales ,tuvo una destacada intervención el empleado vaticano Grabois, o de espacios públicos, usurpaciones a veces incluso bendecidas, lo que originó un par de declaraciones del Instituto de Filosofía Práctica, publicadas en “Doce años de declaraciones que no necesitan aclaraciones” Infip, Buenos Aires, 2017, “Acerca de las usurpaciones protegidas y ahora además bendecidas”, del 18 de marzo de 2014 y “Acerca de otras usurpaciones”, del 10 de julio de 2014, págs. 220 y 237 respectivamente).
En la represión, Dios no lo quiera, habrá muertos y heridos. Pero respecto a los que caigan en la causa del orden, queremos recordar las palabras escritas por Eugenio Montes en su libro “El viajero y su sombra” (Cultura Española, Madrid, 1940) respecto al testamento de Arturo Schopenhauer: “en el año 1848, el filósofo está aguantando la vida, como siempre, en la Ciudad de Fráncfort. No tiene a nadie a su lado, ni mujer, ni hijos, ni un amigo con quien poder callarse en común”. Una tarde al volver a su casa tropieza en la plaza con la canalla soberana, grupos de estudiantes borrachos de retórica, proletarios a tiros con los guardias. Y sintió asco y náusea ante la plebe enfurecida. “Allí en la esquina de su casa ve a unos hombres que acuchillan por la espalda a un soldado. Los tigres -piensa el filósofo- son menos viles.
Ya en sus ojos, siempre pesimistas, queda perenne el horror a las multitudes revolucionarias. No puede apartar de sus pupilas la imagen de aquel servidor del orden acuchillado por la plebe”.
Tiempo después se dispone a hacer testamento. Tiene dos sombras que lo siguen: “la sombra bella, tenue y dulce de la resignación silenciosa, y la sombra demoníaca de la revolución plebeya. Las mira hondamente a las dos. Las pesa. Y lega su fortuna a las familias de los soldados que supieron morir, sin dar un grito, ante la plebe airada”.
Bernardino Montejano