Y el papel de Zuppi.
Que creo haber anticipado aquí. Tras una muy interesante conversación con un destacado miembro del tradicionalismo religioso de lengua no española. Y que me pareció realista.
Tal vez, o más bien seguro, mi actitud, prudente, desde entonces, con el porpurado italiano. Evidentemente ajeno a intereses personales. Por mi excentricidad a todo carrerismo eclesial al que soy absolutamente ajeno y además, por si eso fuera insuficiente, por mi nada escasa edad.
Merece ser leído el artículo de Wanderar, Y luego, lo que Dios quiera.
Uno, con todas las reservas egidianas, que no son pocas, no cree que sería una pésima opción. Y a la que llegaría sin mirada torva.
¿Después?
El Señor de la Historia dirá.
Aunque tantas veces no le entendamos.
Seríamos como dioses. Y no lo somos.
http://caminante-wanderer.blogspot.com/2023/11/conociendonos-el-sinodo-como-pre.html
Rocalli fue elegido y pocos lo esperaban, pero no fue total sorpresa. La elección de Montini era casi cantada. Luciani, como Roncalli. Wojtila fue una gran sorpresa, casi un milagro. Que le sucediera Ratzinger, era previsible. Borgoglio, como Roncalli: poco probable, pero no imposible. ¿Quién vendrá después? Dada la composición del Colegio Cardenalicio, y dados los hábitos electorales, entiendo que vendrá uno «papable» a priori. Dios nos pille confesados.
A la Iglesia hace rato que se le acabó el tiempo. Francisco es el último Papa de la historia, luego vendrá el cisma y cada uno con su Papa a su imagen y semejanza.
Queremos pastores según el Corazón de Cristo, pastores amados por Dios, amadores de Dios, de sana doctrina, la del Evangelio, la de la tradicional teología, la de Dios, la de la Historia de la Salvación, la de su Hijo, y la del Espíritu Santo…. La que se encarnó en el seno virginal de María, el Logos encarnado, Jesucristo
Pietro Parolin tiene una ventaja para ciertas mentalidades : Sería Petrus Romanus, de san Malaquías.
Mi opinión. Primero: Ouellet está a meses de perder el voto; no será papa. Segundo: Parolin está abrasado por el acuerdo chino; no será papa. Tercero: los alemanes son tres, no un batallón (hay otros tres nonagenarios y Woelki no votará lo mismo que Marx). Cuarto: la internacionalización es un cuento: media Hispanoamérica no tiene votantes; los patriarcas orientales, cero patatero (uno en realidad); los países de Europa del Este, casi todos desaparecidos (seis naciones fidelísimas sin voto); en África, algo semejante (con clamorosos olvidos como Uganda o Angola y pérdida del voto de naciones que lo tenían hace diez o doce años). Quinto: Aveline es un espanto y Zuppi haría el trabajo de enterrar la Iglesia. Por último: vean que digo «mi opinión»; no voy por ahí de sibila délfica o cumana.
Bueno,lo que si tiene torva,y prominente,es la napia.
Y tuerta la boca.
E inquietante gesto de raposo…
Dicen que la cara es el espejo del alma. Sin ánimo de ofender, a mí me parece rematadamente tonto (además de feo con ganas, orejudo y narizotas).
Si, buen articulo. Mi modesta opinión es (y deseo creer) que quizás el Señor se apiade de su Iglesia y nos muestre a un buen Pontífice, un maestro y servidor. Me da esperanza que en Oriente, África y Asia hayan religiosos y sacerdotes con más devoción que la VIEJA Y DECREPITA EUROPA
No es nada nuevo. Ya se ha dicho muchas veces en este blog a lo largo de los últimos años, tanto por el blogger como por múltiples comentaristas. Monseñor Zuppi ha sido obispo auxiliar de Roma, tiene un perfil pastoral y, sobre todo, tiene el apoyo de un lobby muy poderoso, San Egidio, que puede aglutinar el voto disperso de los cardenales periféricos. Y que al parecer ya maniobró abiertamente con éxito a favor de Bergoglio en el último cónclave, según testimonio personal del excardenal McCarrick.
Como bien señala Don Francisco José, en el pasado el actual arzobispo de Bolonia ha tenido gestos espléndidos, no pocos, y también extravagancias lamentables, como el episodio de la falsa entrega de armas de la ETA, sus inexplicables entusiasmos por Dom Franzoni, su proximidad al jesuita James Martin o su llamémosla ambigüedad en el tratamiento pastoral de la homosexualidad. Los egidianos siempre sacan a relucir su éxito en la pacificación de Mozambique para colgarse la medalla, con sospechosa machaconería. Con todo, no parece tan taimado ni tan calculador como Riccardi, ni tan heterodoxo como Paglia.
Tuve oportunidad de verle hace pocos años en la procesión de la Madonna de San Luca, en Bolonia. El arzobispo iba junto a la Virgen recogido en oración y me causó muy buena impresión. Al poco leí una entrevista en la que contaba cómo con el tiempo había aprendido a comprender y valorar la piedad tradicional de sus padres, que en sus años de universidad le había parecido moralista y obsoleta. No sé si será un mirlo blanco, sinceramente lo dudo, pero desde luego mejor que lo que hay parece que sí.