Ils sont fous ces jesuites? ¿La Forcades cardenal?

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Como estamos en plena delicuescencia intelectual y moral de la Iglesia y en ella de la Compañía de Jesús ya nada sorprende. Aunque a veces cueste trabajo constatar las simas de abyección. Por más que nos hayan acostumbrado. A todos los niveles.

Reconozco que lo de la Forcades es duro en boca de un jesuita pero han conseguido que hoy seamos ya capaces de creernos cualquier cosa en un hijo de San Ignacio. Son tantos los desdichados ejemplos que sería larguísimo enumerarlos. Lo raro es encontrar algo bueno en alguno. Y no excluyo a nadie.

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La mayor parte de las noticias sobre la Compañía que aparecen son basura eclesial.  Esta, una más.

http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2018/09/10/religion-iglesia-mundo-mujeres-cardenales-reforma-necesaria-forcades-bingemer-zagano-gebara.shtml

Y el Doody, otra basura, refocilándose.

Pues uno, como que no. Vamos, que no traga. Lo diga el jesuita que lo diga. O el mamporrero asalariado.

Y noto a alguien, tal vez también jesuita como aco…ngojado y desaparecido. Perdida ciertamente su habitual locuacidad.

Buon pranzo.

Lo digo por las horas. Mi madre siempre me enseñó que eso se debía decir al mediodía. ¿O no me lo enseñó? Pues no. Seguramente no recibió la exquisita educación de los villeros argentinos procedentes de Italia. Los gallegos éramos de otra pasta. Y tal vez de otro pranzo.

Comentarios
20 comentarios en “Ils sont fous ces jesuites? ¿La Forcades cardenal?
  1. Solo he leído la cabecera de la «noticia» en RD. Ya me resulta una chorrada el titular y en cuanto a las «candidatas», únicamente tengo referencias de mi paisana sor (¿sigue siendo monja?) Forcades, pero lo de que el Papa nombre «cardenalas» a día de hoy es cosa de Iglesia-ficción , aunque un padre sinodal lo sugiriera en el sínodo sobre África de 1994. Y si a Francisco le rondara por la cabeza semejante idea, desde luego la susodicha ¿monja? no me parece en modo alguno digna de tal distinción. Es mi opinión.
    A veces, cuando leo RD, no sé si trata de un portal de información religiosa o de un ídem humorístico. La lectura del encabezamiento de la «novedad» que nos ocupa ha sido una de esas ocasiones.

  2. ¿Quien soy yo para juzgar?

    Fray Irenaeus Dunlevy OP
    11 de Septiembre de 2018

    Estamos llamados a ser jueces, pero con demasiada frecuencia no somos aptos para juzgar.

    En la misma Epístola que contiene el gran himno a la caridad, San Pablo reprende a los corintios por no cumplir adecuadamente su noble función de jueces.
    «¿No sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no sois acaso dignos de juzgar esas naderías? ¿No sabéis que hemos de juzgar a los ángeles? Y Cómo no, los asuntos de esta vida?
    Y cuando tenéis pleitos de este género, ¡Acudís como jueces a los que la Iglesia tiene en nada!» (1 Cor 6,2-4).
    Juzgar a los ángeles no es tarea de poca monta. En principio no podríamos considerarnos dignos de tal cometido. Sin embargo, San Pablo señala que somos llamados a este elevado oficio.
    Si somos llamados a la superlativa tarea de participar en el juicio final de Cristo, ¿Porqué no vamos a intervenir como jueces en temas más triviales? Si se nos confían asuntos tan importantes, ¿Vamos a ser negligentes en los de menor cuantía? Tendemos a hacer una mueca cuando hay que tomar una decisión.

    «¿Quién soy yo para juzgar?» Una expresión que a menudo se saca de contexto, se ha convertido en un lugar común, que corona la aceptación del mal, actitud revestida a menudo con el manto de la caridad.
    Aquéllos que esgrimen ese tópico se niegan a emitir un juicio sobre el mal, tal vez porque reconocen el mal en su interior.
    Al negarse a denunciar el pecado en otros, realmente aman el pecado que se niegan a denunciar o condenar. Y los resultados son catastróficos.

    El mandato del Señor, «No juzguéis y no seréis juzgados» (Mt 7,37), nos exhorta a no juzgar el interior de una persona, es decir, el corazón.
    Ese juicio pertenece sólo a Cristo. Debemos juzgar los actos externos de una persona para que el mal no persista. Debemos absolutamente juzgar, corregir e incluso castigar a quienes dañan el Cuerpo de Cristo.
    Consciente de la necesidad de pasar a la acción, San Pablo exhorta a la Iglesia de Corinto a expulsar el mal que anida en la misma:
    “Pero, ahora os escribo que no os relacionéis con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos ¡Ni comer! Pues ¿Porqué voy a juzgar yo a los de fuera? ¿No es a los de dentro a quienes vosotros juzgáis? A los de fuera Dios los juzgará.
    ¡Arrojad de entre vosotros al malvado!»
    (1 Cor 5, 11-13).

    Este pasaje se refiere a la excomunión, una acción que pertenece sólo a la autoridad de la Iglesia. Al leerlo, aprendemos una lección importante: Se puede amputar la parte para salvar el todo.
    Anteriormente, Pablo les pidió que un pecador empedernido fuese entregado «a Satanás para la destrucción de la carne, a fin de que su espíritu se salve en el día del Señor» (1 Cor 5, 5).
    Al pronunciar este juicio, Pablo busca proteger al rebaño y salvar el alma del transgresor. Como Pastor del rebaño, Pablo sabía quién y cómo debía juzgar.

    Al igual que Pablo, nosotros también debemos juzgar, y debemos estar preparados para ello. Para cumplir este cometido, precisamos de la caridad, de la perfección del alma. El Señor nos dice que quitemos la viga de nuestro ojo antes de ayudar a otros a sacar la brizna del suyo. (Mt 7, 5). Esto nos impele a una vida intachable y a permanecer unidos al Señor en la caridad.
    Sin esta unión, nuestro juicio sería hipócrita y daría la razón a quienes dicen: «¿Quién soy yo para juzgar?» Nos juzgarían justamente como fariseos.

    Nos quedan pues, dos opciones: 1) Buscar a Dios, el Juez misericordioso para elel perdón, con una vida de penitencia, y poder así asumir el papel de jueces, o 2) permanecer complacientes con el pecado y mudos en presencia del mal.
    La primera actitud nos sentará con Cristo, brillando con su luz en las sentencias.
    La segunda nos hará reos del juicio de los santos.

    Ante una vocación tan noble, rodeados de nuestra propia iniquidad y conscientes de nuestra necesidad de la misericordia de Dios, debemos orar: «¿Quién soy yo para juzgar?” Y acto seguido: “ Señor Dios, haz de mí un juez justo y misericordioso.»

  3. Si es basura porque lo publica? Porque le da tanta importância? Basura con basura es igual a mas basura. Asi andamos… Vaya credibilidad ofrece Usted al personal.

      1. Por Dios, claro que cada uno en su blog hace lo que quiere, faltaria mas mi Señor… pero eso no quita lo de la basura, verdad? Si a usted le gusta, pues quien soy yo?….

  4. Fernando:
    Tu me perdonarás, pero tu eres imbécil.

    ¿»Acabamos un poquito hartos…»?… ¿Acabamos?… ¿Quiénes? ¿Tú y tu familia? ¿Tú y tu alter ego? ¿En nombre de quiénes hablas? Yo entro en Infovaticana y tu no hablas en mi nombre. Eso por si acaso te has arrogado la representación de los lectores de Infovaticana.

    Menudo chulo y soberbio estás hecho, nene.

    1. Muy «gueno», Guana.
      No he entendido nada pero «gueno» ( y creo que tu, y otros, tampoco han entendido nada)
      Solo entendí que yo soy un imbécil, pero por lo que veo a a mi alrededor esto es … de fábula.

  5. La cigüeña está bien en su nido y cumple una función importante. ¿Qué le importará a fernandito tocalpito si produce mucho o poco? ¿Acaso preferiría que no produjera nada? ¿O, quizás, pretende heredar la columna? la envidia y el sectarismo adoptan serpentinas formas. Adelante con su blog, don Francisco José. Gracias por su entrega y por el amor que hay detrás. Y que ladren.

  6. No le ha borrado don Paco Pepe, pero a mí me merece un profundo desprecio su necio comentario, lo mismo que todas la miserias. No hay ninguna idea en sus palabras, mero taque ad hominem con un método, cuantitativo, que se pretende científico. No tendría que contestarle, por aquello de a palabras necias oídos sordos, pero es que a veces usted y los de su cuerda de presidiarios (por rufianes) encrespan a Job. No le conozco, pero por lo que infiero de esa deposición no le llega usted al blogger, ni en formación ni en calidad humana, a la altura del betún (untado en la suela).

    1. No se.
      Atarazanas …. ¿tu has leído que era un mensaje privado?
      Lo has leído o no. Está al final de mi escrito.
      Lo publica para ir de victima…….. va de listillo …. ¿lo ves?

    2. No tengo otra forma de hablarle en privado porque no lo conozco de nada y no sé su correo electrónico.
      Solo puedo pedirle que lo lea y lo borre.
      ¿Te das cuén?

  7. La verdad, no me parece mal puesto el de cardenala con birreta y mando en basílica romana, para que la Forcades pueda continuar a escala internacional su esotérica campaña contra la maldad intrínseca «de se» y «per se» de las vacunas infantiles. Campaña progre modélica a la que ella contribuyó desde medios como EL PAÍS hasta que dejó victimas mortales en Cataluña. Qué mejor plataforma sería la vaticana para reemprenderla, ¿no…?

  8. Señor cigüeñita:
    Tu me perdonarás, pero desearía hacerte algunas consideraciones.

    No te conozco, pero sospecho que estás jubilado y con poco que hacer.
    Veo que no paras de escribir post en tu blog y cada uno con poca “chicha y a vuela pluma”.
    Considera que con cada uno de tus post vas dejando atrás, y bajando, otros que son tan “interesantes”, e incluso más, como los de Specola, Amorliberación etc.

    Yo te rogaría que hicieras caso de nuestro Baltasar Gracián que dijo “lo poco y bueno, dos veces bueno”.
    Si estás aburrido, reúne – a lo largo del día- todo lo que tengas que decir y lo publicas una vez al día. Como hace Specola y otros.
    Es como más educado, elegante y considerado ¿no crees?.

    Acabamos un poquito hartos de ver en la sección de blogs, de infovaticana, tu dichosa mitra negra (más limpio y noble sería una fotito tuya). Yo ya ni los abro.

    Dado que, por tu estilo de escribir, sospecho que eres un poco chulito y engreído y me borrarás este comentario, o sentirás el impulso de contestar con un comentario a “tu estilo” te digo que, no solo me es indiferente, sino que te ruego que lo hagas (porque es privado y solo para ti).

    Siento herir tu amor propio y el alto concepto que creo que te tienes, pero es por hacernos un favor mutuo, a ti y a nosotros que entramos en infovaticana.

    Ahora mismo contabilizo en los blogs de infovaticana:
    13 TUYOS
    5 Amor y liberación
    2 Specola
    1 Michael Collins

    ………………. ¿????????????????

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