| 22 julio, 2018
Y no sólo por Guareschi, que merece ser recordado y leído. En mi juventud lo devoré. Puede ahorrarse el imbécil de turno decir; así ha salido. Mejor le hubiera sido a muchos leer al italiano.
Specola no tiene el mérito, enorme, de facilitarnos la lectura de lo que los medios italianos dicen de la Iglesia sino que su aportación introductoria siempre merece la pena. Pues eso: leed a Specola
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Vanlop: parece que quieren condenar al P. Manelli por no convencer a los titulares laicos de los bienes de que disponía la Congregación para que los ponga a disposición del comisariado vaticano. Como si el P. Manelli pudiera mandar en las conciencias de esos laicos.
Aunque el blogger no quiera hablar de ello, Casado triunfó y es una buena noticia para los que defendemos la teoría del mal menor. El marianismo se fue por la alcantarilla (ni para eso ha sabido hacerlo el listillo) y eso es una buena noticia: hay posibilidades (Casado-Albert) de poner freno a la extrema izquierda. Eso ya es un valor en sí frente al desvarío. Y que casado vuelva a los valores del primigenio PP es una buena noticia: familia, defensa de la vida, de la nación, etc. Claro, para los maximalistas de siesta veraniega no es buena noticia: nada les contentará salvo lo imposible. Pero a lo imposible no se le espera. No hay alternativa hoy por hoy, a los defensores del mal menor.
Nunca me ha gustado lo del mal menor, porque por el mal menor nos tragamos seis años, seis, de marianismo. ¿Qué casado es el mal menor? Pues que sea, yo votaré al bien o al que me parezca el bien y por supuesto a alguien que tenga los valores católicos como guía. Pero ojo, no estoy diciendo que sea un partido confesional o clerical, simplemente que se comporte como católico.
Resulta muy inquietante lo que dice hoy Specola sobre una inminente condena canónica del fundador de la Franciscanos de la Inmaculada.
En cuanto al artículo que enlaza sobre la FSSPX, me parece una colección de tópicos y de prejuicios que no aportan nada de información.
Si hay condena, al menos nos enteraremos de cual es el delito y podrá recurrirse, aunque con la justicia vaticana nunca se sabe. Lo triste es no saber de qué se les acusa.