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Homilía de monseñor Munilla en el funeral de Setién

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Me convenzo de que quienes la han criticado no la han leído o escuchado. Porque no hay nada que objetarle con fundamento.

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Si me ha sorprendido la escasísima presencia episcopal en el acto. Con Munilla sólo el presidente de la Conferencia Episcopal, Blázquez, el arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez, el obispo de Bilbao, Iceta y el emérito de San Sebastián, Uriarte.

Sic  transit gloria mundi.

Comentarios
11 comentarios en “Homilía de monseñor Munilla en el funeral de Setién
  1. Hay algo que muchos olvidáis, y es que Setién trató MUY MAL tanto al actual obispo donostiarra como a su hermano Esteban Munilla. “No me volverán a colar otro gol como el de los hermanos Munilla”, dicen que dijo con mucho desprecio. Don José Ignacio ha hecho un ejercicio modélico de caridad cristiana al devolver bien por mal.

    1. La mentira ni es caridad ni es modélica. A ningún cristiano de tiempos de los apóstoles se le habría ocurrido «devolver bien por mal» diciendo que Nerón fue «sacramento de la misericordia de Dios». Pues lo mismo.

  2. Como español consideré a Setién un enemigo de España.
    Como católico creo que fue un pésimo obispo.
    Dicho esto, que Dios se apiade de su alma.

  3. Si algo no fue el obispo católico Setién, es padre misericordioso para con sus feligreses hasta el punto de poder parangonarse con el Padre celestial.

  4. Yo pienso que una cosa es la caridad cristiana, y el enterrar piadosamente a los difuntos, y el rezar por su alma, y otra cosa ser un buenista repugnante, ir de bienqueda ante el nacionalismo y ponerse a decir mentiras como templos. Setién, sacramento de la paternidad de Dios. No solo es mentira, habida cuenta de la actitud del difunto con las víctimas de ETA, que se puede resumir en su archiconocida pregunta retórica («¿dónde está escrito que a todos los hijos haya que quererlos igual?»), sino además una horrible blasfemia. Que personalmente me sonaría a burla y a recochineo contra las víctimas, si no fuera porque a Munilla le presupongo un mínimo de espíritu cristiano.
    Se puede celebrar hasta el funeral de una hiena sin estridencias y sin traer a colación sus muchas maldades. Lo que sí que no está escrito en ningún lado es que en las exequias de un miserable cabrón haya que faltar a la verdad.

  5. Un último dato: en 2022 presenta su renuncia monseñor Pérez, obispo de Pamplona.Creo posible que se le prorrogue el mandato hasta 2023.En ese momento, Munilla tendrá 62 años, Uriarte (si vive) casi noventa y los curas proterroristas estarán muertos o con demencia senil.Y ahí quería llegar yo: con un nuevo pontífice en Roma, Munilla recibirá el arzobispado de Pamplona (como mínimo).Esto sonará a cuento de la lechera, lo sé, pero se olvidan un pequeño detalle: mucho de lo que yo digo en estas páginas, con la infinita benevolencia de don Francisco José, se acaba cumpliendo.

  6. Estaban los que tenían que estar casi por obligación.Los otros no hicieron acto de presencia probablemente (no sé qué pensaban del muerto) porque no les gustaba el difunto o quizá por diplomacia: ante los feligreses es difícil de vender una acción como esa.Puede que muchos obispos sean malvados, pero eso no implica que sean imbéciles, y estarán al tanto de la oleada de odio y alegría que se han desatado en las redes sociales.En cuanto a mí, no lo odiaba (ese sentimiento es estéril y estúpido) y no me alegra su muerte (del mismo modo que no me alegra ninguna: la muerte es la otra cara de la moneda de la vida).Dicho esto, añado que espero que el Señor Dios de los Ejércitos le pida estrecha cuenta a él y a todos de lo que hacen y hacemos en vida.

  7. Hombre, ya se sabe que los muertos, por mal que lo hayan hecho, siempre salen a hombros. Y también que Monseñor Munilla tiene que tratar de atraer y rescatar del lado oscuro a los hijos de puta asesinos a los que tanto quería Setién, y para ello no puede ser franco, sino que ha de ser diplomático, aunque las reservas mentales se le rebosen. De todas formas, creo que se ha pasado un pelín dando jabón.

  8. Estoy completamente de acuerdo en que un funeral, – en el momento en que el muerto está siendo juzgado de forma inapelable – se recuerden agravios o incluso canalladas. Eso que que quede para la izquierda que se alimenta con el odio y que necesita incluso inventarse la historia, pues no acaban de comprender haber sido tratados sin odio y con generosidad y llegando a profanar las tumbas, ellos no creen en la Vida Eterna.

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