Un muy querido amigo acaba de comunicarme la noticia. A la vez triste y gozosa. Triste para quienes nos deja y gozosa para él que tras una vida entregada a Cristo acude a recibir el abrazo al siervo bueno y fiel.
Se nos va un extraordinario jesuita, santo y sabio, que ha dejado tras él el buen olor de Cristo a quien tan bien sirvió. Ya apenas quedan jesuitas así cuando antes eran legión. La legión de Loyola. Yo llegué a conocer a muchos.
Le he encomendado a Dios pero desde el convencimiento de que ya debo encomendarme a él.
Después de una larga carrera llena de frutos por fin el P. Mendizábal descansa en paz. En la paz de Dios a cuya mayor gloria consagró su vida.
Es una lástima que se pierdan los comentarios. Lo siento por las dos personas tan queridas que mencionaba.
Uno de los últimos auténticos.
Cuando se vaya el P. Iglesias y algunos de esa generación y de la inmediatamente siguiente (70-80), que en cualquier caso no llega a la altura de los grandes jesuitas pero en la que aún queda algún buen sacerdote (mezclado con mucho modernista, dicho sea de paso)… podremos dar por fenecida la Compañía en España.
Descanse en paz, P. Mendizábal
¿A qué huele Cristo? ¿A lavanda?
Porque la Virgen huele a rosas, pero del olor a Cristo nada sabía
¡ Pobre hombre, lo que habrá sufrido con la misericorditis jesuítica y después eclesial ! Ahora se encontrará con la verdadera Misericordia, que premiará con Justicia y con Verdad sus buenas obras, su bonus odor Christi.