| 08 septiembre, 2018
Era algo cantado desde hacía algún tiempo. La enfermedad era mortal. La última vez que le vi en televisión estaba ya irreconocible. Y todos callábamos. Que era lo que se debía hacer aunque casi todos supiéramos el próximo desenlace.
Las Misiones y Don Anastasio eran todo uno. Y eso se ha terminado. Le nombraron un ayudante que todos supimos que era un sustituto. Y la sustitución ha llegado.
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http://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=33069
La va a ser muy difícil al nuevo igualar al que se ha ido.
En lo que los humanos podemos suponer el Señor le ha abrazado como siervo bueno y fiel.
Guillermo: desgraciadamente, lo del «banner» de la privacidad no se da sólo en Infovaticana. Y ya que hablamos de interferencias, aprovecho para afearles a los comentaristas de las retransmisiones de la santa misa en algunas cadenas (13 tv, por ejemplo) el que se pongan a charlar como cotorras durante los cantos. Es de muy mal gusto. La única cadena en la que ésto no ocurre es la tan denostada (y con razón, por otros motivos) tve3.
Misa de Requiem en Colonia el 20 de Agosto de 2018 por el eterno descanso de Su Excelencia el Obispo Auxiliar Dr. Manfred Mezler
https://www.youtube.com/watch?v=TzlIipJH9xk
Juan Manuel Ramillo: en el servicio militar teníamos un cabo primero que se llamaba ADAUCTO. Año1986.
es insoportable que haya que estar aceptando hasta 15 veces el maldito banner de la dichosa privacidad.
Sugiero a los lectores manden uno o 600 mensajes como este en todos los blogs, en recíproca respuesta a Infovaticana, se ve que sus informáticos no son muy allá. En insufrible.
Anastasio, Atilano, Ciriaco, Cecilio…la Iglesia española está aún llena de nombres que hoy serían inencontrables entre menores de veinticinco años.Bien es cierto que no hace tanto conocí a un Ponciano, a un Indalecio y a un Feliciano, todos más jóvenes que yo, pero casi cincuentones.
Hasta tiene lo más castizo de la familia de Pedro Sánchez: Su suegro Don Sabiniano.
El Lenguaje del Amor
08 de septiembre 2018
Padre Athanasius Murphy, O.P.
Nos encantan los idiomas. Un orador profesional o un escritor pueden comunicar bien sus ideas, pero un maestro en el lenguaje del amor sabe cómo hablar al corazón de su oyente. Pensemos en cómo un padre aprende a hablar y actuar a sus hijos, de una manera nueva para que puedan aprender de él. O bien, veamos cómo un marido aprende a relacionarse con su esposa de una manera diferente del modo empleado antes con la gente.
Pero, ¿qué pasa cuando no somos capaces de captar el lenguaje del amor del otro por nosotros? Dios nos habla perfectamente bien, pero eso no significa que siempre lo escuchamos correctamente. Siendo Él la Verdad y el Amor perfectos, y nosotros criaturas finitas, hay una brecha lingüística entre Dios y nosotros. Y si tenemos en cuenta nuestras faltas, nuestros particulares puntos que merecen especial atención, y todos los efectos del pecado original, entonces la brecha, lo único que hace es ampliarse. Escuchar a Dios puede parecer mucho más diferente al diálogo de un padre con su hijo, y como si se estuviese en una cultura extranjera, sin amigos o guías, sin ninguna comprensión de cómo funciona el lenguaje.
Dios conoce esta brecha lingüística entre nosotros y Él, y quiere cerrarla de la mejor manera posible. Pero, ¿cómo lo hace? ¿Cómo puede Dios cerrar esta brecha?
Mediante Su cruz. En la cruz Dios nos comunica Su verdad divina y Su amor con fluidez, y sin embargo, se trata de un lenguaje que podemos entender. Las palabras y los gestos de Jesús de la cruz son la gramática del plan de Dios para con nosotros y el léxico de su lenguaje de amor.
La cruz es el puente entre Dios y nosotros. Es como la escalera de Jacob. Aquí se nos muestra una visión de ascenso y descenso angelical que se unen el cielo y la tierra. Ahora, en lugar de los ángeles que descienden con un mensaje de Dios, es el mismo Señor que viene a hablar con nosotros en nuestro propio idioma.
Muchas iglesias tienen una serie de vitrales en sus partes más altas. Por encima de estas vidrieras se representan el cielo, los santos, la divinidad, la eternidad. Y por debajo todo se refiere al tiempo, al presente, y el aquí y ahora de la tierra. En el santuario, pende o se levanta a lo alto, la Santa Cruz. Al igual que la escalera de Jacob, la cruz es el mismo Dios trayendo el cielo a la tierra para que podamos verlo. Cuando nuestro Padre celestial nos habla, lo hace de una manera que nos gustaría más entender.
Desde la cruz, Dios nos dice que nos conoce: Sé quién eres, dice. Sé de tus luchas e intentos. Y sin embargo, tú puedes sentirme cerca de ti, quiero que sepas que Te amo. Dime la manera más fuerte y clara más clara de mostrarte este amor y voy a hacerlo. Voy a llegar a ser tan fluido en tu lenguaje, que seré tan humano como tú. Incluso voy a morir por ti, sólo para que veas cuánto me preocupo por ti.
Jesús es amor y nos habla de amor con nuestro lenguaje.
Se deslizó por nuestra humanidad para que podamos igualmente acceder a su Divinidad.
Yo le conocí en 1976 cuando preparaba las oposiciones de Capellán del Ejército del Aire. Aquel día coincidimos muchos Sacerdotes en Veganzones, pues fue el sepelio del padre de un superlativo Capellán de Marina: Don José Cuesta. Presidió la concelebración el Párroco, Don Domingo, ya un poco torpe por la edad. A su lado estaba el Vicario del Ejército del Aire, Don Félix Martín Alonso, quien en representación del Arzobispo, entonces Vicario Castrense, Fray José López Ortiz, comunicó que todos los asistentes tenían 300 días de indulgencia. Di el pésame a Don José Cuesta. Y en la vuelta a Madrid, Don Anastasio se ofreció a llevarme en su coche, con otros dos Sacewrdotes de la Obra. Quedé muy edificado del tono espiritual de la conversación, durante ese itinerario. Me dejaron en la Estación de Chamartín. Y me quedé con este buen recuerdo. Ya no coincidí más. Espero que sea en la Patria eterna.
Creo que el mejor homenaje que podemos ofrecer a su memoria es el de ser misioneros en medio de un mundo que necesita testigos.
Descanse en paz este siervo bueno y fiel.