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El gozo de vivir la Iglesia

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Que debería ser el de todos los bautizados. Vivirla y en tu casa: la Iglesia. Es muy posible que mi mujer y yo  seamos unos privilegiados y que nos acojan mucho más de lo que nos merecemos. O de lo que me merezco yo. Pero hasta el feligrés más humilde, a nada que ponga de su parte, que es algo más que ir a misa los domingos, salvo un párroco muy deficiente, que los hay, es acogido e incorporado.

Ayer acudí al creo que catorce aniversario del reconocimiento canónico de los Heraldos del Evangelio como de Derecho Pontificio. Me hice amigo de Pedro Paulo, Don Pedro Paulo, nada más parachutarlo desde Brasil a España hace más de cincuenta años en una misión dificilísima. Compartíamos tertulia en la inolvidable de Eugenio Vegas y desde entonces nunca se interrumpió la amistad. Hoy, él ya sacerdote desde hace unos cuantos años, la seguimos manteniendo con muestras extremas de generosidad por su parte. En mi sancta sanctorum, desde el que escribo, y al que no dejo entrar a nadie salvo a mi mujer, y no con autorización, que no la tiene, pero desde el convencimiento mío  de que toda batalla perdida es inútil entablarla, me resigno a que de vez cuando entre con la aspiradora. Yo pienso que mancho poquísimo pero ella, que es muy suya, tiene otra opinión. Como siempre, o casi, muy equivocada. Pero no vamos a romper el matrimonio por unas motas, o algo más, de polvo.

Pues en las paredes del cubículo, el rincón más mínimo de la casa, están mis amigos y bajo secreto más que pontificio porque todos sabemos lo que es ese secreto, yo el primero. Aunque yo no tenga la menor obligación de guardarlo. Y por eso no lo guardo.

Pues allí está Don Pedro Paulo  , con el matrimonio, en una misa inolvidable que quiso celebrarnos por voluntad suya con motivo de nuestras bodas de oro de casados. Con gratísima comida posterior. Comprenderéis que por él nuestro afecto a los  Heraldos del Evangelio sea sumo. Pero es que ellos se empeñan en acrecerlo. Nuestras visitas a Camarenilla, sólo o en compañía de otra, por utilizar términos jurídicos, la otra evidentemente es mi mujer, han sido siempre de una acogida memorable. Queridísimos José Francisco, José Alberto, el sobrino nieto de un beato, Ruiz de los Paños, que muy pocos pueden presumir de tan excelso parentesco, todos los que siempre nos recibís con tanto  e inmerecido afecto, pues sólo podemos deciros que infinitas gracias. Es un auténtico gozo estar con vosotros. En la Iglesia. En nuestra queridísima Iglesia. Y un gran abrazo al fotógrafo a quien también queremos mucho.

La misa con la que quisisteis celebrar el aniversario fue preciosa. Celebrada con tanta dignidad que hasta sobrecogía. El obispo que presidió la Eucaristía, hasta en eso os esmerasteis en buscar uno ad hoc, estuvo espléndido. Entre los concelebrantes no voy a decir nada de los tres Heraldos pues saben los tres lo que les queremos y de uno ya he hablado. A otros tres sacerdotes les llevamos tan el corazón que lo que pudiera decir de ellos sobra por saber ellos  de sobra lo que les queremos. Los dos foráneos tuvieron el detalle de venir con un precioso libro para mí pues suponían que allí iba a estar. Como estuve en otros momentos importantes de sus vidas que son también tan mías. Como por ejemplo  cuando a uno le hicieron hijo adoptivo de la ciudad por la que tanto hizo y al otro en el funeral de su madre verdaderamente multitudinario de clero y pueblo. Si hubo alguna ausencia, que la hubo, no es este el momento de recordarla. Y seguro que él no la recuerda. O sí pero como  si no.

El tercero está en nuestras vidas diarias. Tampoco voy a presumir. En las mías dominicales y en las diarias de mi mujer. Que espero que algo también me valgan por aquello que dice que me quiere. Y creo que algo de verdad hay en ello.  Yo a ella, muchísimo.

A ti, Don Fernando, qué te vamos a decir. Nos pareces un cura rarísimo. De esos que apenas se encuentran. Aunque en Caná encontremos a todos. Sé que no se ha agotado la cosecha con los que tenemos pero uno, que de vinos se ha bebido todos, los que me han tocado en el restaurante cananeo ni los mejores de Toro. De Vega Sicilia no puedo hablar porque si alguno bebí, que lo bebí. ya se me ha olvidado.

A dos curitas, el diminutivo es por su edad, pues que he ratificado la excelente impresión que de produjisteis la primera vez que os conocí.  Ya somos más amigos. Y qué siga creciendo la amistad. Creo que por vosotros y por mí no va a quedar. Qué el Señor os cuide y os bendiga.  Que fácil no lo tenéis.

La confraternización posterior otra gozada. El obispo rodeado del cariño de sus fieles y con un talante encantador. Todos felices. Con conocidos y desconocidos pero con estos últimos inmediatamente te sentías hermano.

Gocemos de la comunión eclesial. Hasta alguien tan raro como  yo la tiene a su alcance. Y es compatible con ser del Real Madrid  o del Barça  o de jugar al mus  en lo que uno es un maestro. Todo eso cabe en la Iglesia. Disfrutadlo a tope en la Iglesia. En comunión eclesial. Uno, en menos de una semana, lo ha disfrutado en La Aguilera y en Húmera. Está al alcance de todos los que queráis. Y también lejos de los que os lo queráis perder.

 

 

 

 

 

Comentarios
6 comentarios en “El gozo de vivir la Iglesia
  1. Hace varios años coincidí con los Heraldos del Evangelio en Huesca y quedé maravillado al ver cómo celebraron la Eucaristía. Estoy de acuerdo con Juan Manuel Ramilo Costas: son de lo mejor que hay en la Iglesia. Y atraen a bastante gente joven…

  2. Por cierto, que yo donde mejor me lo paso en la Iglesia es en la Fraternidad Sacerdotal de San Pío X. Donde en otros lugares es desolación y zozobra, allí es refrigerio y disfrute. Un trocito de cielo. Y las donas que te venden por diez pesos no están nada mal. Los tacos un poco picantes. Y las homilías del Padre Pierre, un disfrute. Un hombre de Dios. orad por que la Misión de Querétaro pueda tener una capilla estable con sacerdote residente. Porfis.

  3. MI mujer también puede presumir de familia. Es familiar en cuarta generación, nada menos, que del beato Miguel Agustín Pro. Ese que decián sus hermanos jesuitas, tan torcidos hoy, que para qué lo iban a canonizar si eso ya no se lleva en nuestros días. Y ahí sigue, de beato, después de más de treinta años. Miguel Agustín Pro, ora pro nobis.

  4. Hoy en el usus antiquior se celebra el Viernes de las Témporas de Cuaresma, día penitencial y de ayuno, para quienes siguen esta venerable liturgia:

    VIERNES DE LAS TÉMPORAS DE CUARESMA

    23 de Febrero de 2018

    LECTIO EZECHIELIS PROPHETAE
    Esto dice el Señor Dios:»El que peque es quien morirá; el hijo no cargará con la culpa de su padre, ni el padre con la culpa de su hijo: al justo se le imputará su justicia y al malvado su maldad. 21.En cuanto al malvado, si se aparta de todos los pecados que ha cometido, observa todos mis preceptos y practica el derecho y la justicia, vivirá sin duda, no morirá. 22.Ninguno de los crímenes que cometió se le recordará más; vivirá a causa de la justicia que ha practicado. 23.¿Acaso me complazco yo en la muerte del malvado – oráculo del Señor Yahveh – y no más bien en que se convierta de su conducta y viva? 24.Pero si el justo se aparta de su justicia y comete el mal, imitando todas las abominaciones que comete el malvado, ¿vivirá acaso? No, no quedará ya memoria de ninguna de las obras justas que había practicado, sino que, a causa de la infidelidad en que ha incurrido y del pecado que ha cometido, morirá. 25.Y vosotros decís: «No es justo el proceder del Señor.» Escuchad, casa de Israel: ¿Que no es justo mi proceder? ¿No es más bien vuestro proceder el que no es justo? 26.Si el justo se aparta de su justicia, comete el mal y muere, a causa del mal que ha cometido muere. 27.Y si el malvado se aparta del mal que ha cometido para practicar el derecho y la justicia, conservará su vida. 28.Ha abierto los ojos y se ha apartado de todos los crímenes que había cometido; vivirá sin duda, no morirá.»

    Deo gratias

    Graduale

    Ps. 85, 2 et 6
    Salvum fac servum tuum, Deus meus,
    sperantem in te. V. Auribus percipe, Domine,
    orationem meam.

    Tractus Ps. 102, 10
    486 Domine, non secundum peccata nostra,
    quae fecimus nos: neque secundum
    iniquitates nostras retribuas nobis.
    V. Ps. 78, 8-9 Domine, ne memineris
    iniquitatum nostrarum antiquarum:
    cito anticipent nos misericordiae tuae,
    quia pauperes facti sumus nimis. (Hie
    genuflectitur)
    V. Adiuva nos, Deus salutaris noster:
    Et propter gloriam
    Nominis tui, Domine, libera nos: Et
    propitius esto peccatis nostris, propter
    Nomen tuum.

    -Dominus vobiscum
    -Et cum spiritu tuo

    -Sequentia Sancti Evangelii secundum Ioannem
    -Gloria Tibi, Domine

    En aquel tiempo: Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. 2.Hay en Jerusalén una piscina que se llama Probática, en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos. 3.En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua. 4.Porque el Ángel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera. 5.Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. 6.Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?» 7.Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.» 8.Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.» 9.Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día. 10.Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.» 11.El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.» 12.Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?» 13.Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar. 14.Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.» 15.El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.»

    Laus Tibi, Christe

  5. Su comentario acaba en anacoluto. ¿Ha entrado en ese momento su esposa? Qué suerte tener un sancta sanctorum. Para mi mujer, mi despacho es una zahúrda o una cueva. No se queje, encima, de su privilegio. Con afecto.

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